Juanlu González •  Opinión •  23/03/2019

“Venezuela vencerá. La dificultad de la Revolución Nacional en una colonia petrolera.”

En tiempos donde la información es un bien más que escaso, donde los medios de deformación de masas tratan de imponer —mediante el uso y abuso de técnicas de propaganda— una visión unidimensional del mundo, se echan de menos trabajos serios que aporten contexto, que sitúen la realidad con toda su complejidad, que nos alejen de visiones maniqueas y simplistas que tratan a la opinión pública como si fueran un conjunto de hooligans descerebrados.

Este deseo, que podría parecer algo plausible, se torna cada día en una pretensión más inalcanzable. La propiedad de los medios de comunicación, en manos de bancos y multinacionales, impide el libre ejercicio del periodismo, ya nunca más un contrapeso del poder, sino un mero altavoz de los intereses de amos o patronos. Tampoco los medios públicos hacen la función de educar en el pensamiento crítico, proporcionando las herramientas para formar una ciudadanía consciente, activa y responsable. Todo lo contrario, son rehenes de intereses espurios, del poder con mayúsculas, ese que jamás se presenta a las elecciones y siempre gobierna.

Decía Walter Lippmann, el laureado periodista creador de la teoría de la “fabricación del consenso”, que “cuando temas remotos y distantes son comunicados a grandes masas, la verdad sufre una distorsión considerable. Lo complejo se transforma en simple, lo hipotético en dogmático, lo relativo en absoluto”. A lo que habría que añadir que, cuando hay grandes intereses políticos y económicos de por medio, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Eso es justamente lo que estamos viviendo en estos días con toda su crudeza con la agresión internacional contra Venezuela. El tsunami mediático contra la República Bolivariana es de tal magnitud, que criticarlo en profundidad equivale a situarse a los pies de los caballos, sin ninguna protección, a colocarse fuera de la corrección política, de los límites establecidos o incluso de la cordura. Ya lo hemos vivido antes en los conflictos de Yugoslavia, Libia, Siria…

No obstante, suele suceder que, con el paso del tiempo, la verdad tiene la mala costumbre de salir a flote y dejar al descubierto los montajes con los que los poderosos cocinan sus guerras y saqueos, pero siempre suele llegar tarde, cuando el daño ya está hecho. Es por eso que la publicación del libro de José Antonio Egido es tan importante. Todavía es posible que la activación de la opinión pública y la derrota del discurso bélico de las grandes potencias, consiga parar la agresión a Venezuela. Esa es una de las muchas virtudes de “Venezuela vencerá. La dificultad de la Revolución Nacional en una colonia petrolera”, el libro publicado por Ediciones El Boletín (Puerto de Santa María, 2019): que no deja de ser una herramienta potente de lucha contra la guerra mediática que antecede a otros tipos de contiendas que, esas sí, ya no tienen vuelta atrás.

Este libro, de obligada lectura para todas aquellas personas que se interesen por conocer qué y sobre todo porqué está ocurriendo lo que ahora acontece en el país caribeño, es el fruto del profundo y enciclopédico trabajo de análisis que Egido ha realizado en los últimos años de vida en Venezuela. En efecto, el sociólogo y profesor ha vivido en el país caribeño desde 2006 a finales de 2017, donde ha impartido clases en el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, en las universidades Bolivariana de Venezuela, Latinoamericana y del Caribe, Central de Venezuela y en las Escuelas «Hugo Chavez» del PSUV y «Wiliam Lara» de la JPSUV. También ha colaborado regularmente con medios escritos venezolanos como El Correo del Orinoco y Tribuna Popular, radiales como Radio Nacional de Venezuela y la Radio del Sur y televisivos como Telesur.

Su compromiso personal con el proceso bolivariano —como prefería llamarlo Fidel Castro— no es óbice para que la publicación esté exenta de cierta dosis de crítica. El profesor opina que la pervivencia de la revolución está ligada a su profundización permanente. En cierto modo, Egido se suma a quienes opinan que la revolución se trata de un proyecto inacabado, que aún requiere de reformas profundas de las estructuras del Estado, acabar con la democracia liberal y con los restos de cultura neocolonial que aun perviven dentro del sistema, diversificar la economía, industrializar el país, acabar con la corrupción y lograr la soberanía alimentaria plena que proporcione una mayor independencia e inmunidad ante ataques externos como el que ahora sufre.

El arsenal de datos que aporta “Venezuela vencerá. La dificultad de la Revolución Nacional en una colonia petrolera” será extremadamente útil al lector o la lectora para comprender todo lo logrado en la república bolivariana desde la llegada de Chávez al poder, a pesar de los enormes problemas estructurales que enfrentaba el país, muchos de los cuales hundían sus raíces en el proceso de descolonización de España y en los sucesivos gobiernos cómplices de los saqueos efectuados por su vecino del norte. Nos presenta las evidencias de progreso social y humano basadas en estadísticas oficiales de organismos internacionales multilaterales independientes y tan poco sospechosos como el Banco Mundial, Naciones Unidas o la mismísima FAO, quienes destacan el incansable quehacer del proceso bolivariano, el mismo que los medios de comunicación corporativos occidentales tratan de ocultar, negar, e incluso, de subvertir.

Como no podía ser de otra manera, el profesor también aborda la actual crisis, desde la cuidadosa creación de la figura de Guaidó —en los mismos laboratorios que otros líderes de las revoluciones de colores made in USA— pasando por la organización de la coalición agresora internacional y, cómo no, del bloque empresarial conformado principalmente por empresas petroleras y de la minería del oro y el coltán, que planean como buitres esperando expoliar las riquezas del país si llegara a triunfar el golpe de estado. El patético papel de España, el juego geopolítico que órbita alrededor del conflicto y el análisis de las posibles alternativas de futuro tampoco escapa al fino escrutinio de José Antonio Egido, que culmina su obra apostillando que:

Es necesario apoyar a Venezuela para que triunfe su Revolución Nacional Democrática que le dé acceso al desarrollo económico, la democracia verdadera, el progreso y la soberanía. Será el eslabón débil que rompa las cadenas de la opresión imperialista que construya una América Latina libre, unida y vías a su desarrollo, un Mundo equilibrado y el triunfo de los valores de la Paz y la democracia también en un Occidente cada día más reaccionario, militarista, racista, cínico y agresivo. 

En definitiva, un magnífico trabajo, que ha visto la luz en el momento adecuado y una herramienta ideal para el trabajo de antiimperialistas, altermundistas, internacionalistas, solidarios y para quienes se dedican a la contrainformación geopolítica.


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