Polonia polarizada
Polonia celebró elecciones generales el domingo 15 de octubre y parece fundamental para la unidad de la Unión Europea, tanto para la política económica como en el apoyo incuestionable de los líderes de la UE a Ucrania. Polonia tiene 40 millones de habitantes, lo que la convierte en el país más poblado de Europa del Este. Y su influencia en la política y las acciones de la UE ha aumentado.
La coalición gobernante del Partido de la Ley y la Justicia ha sido un quebradero de cabeza para la Comisión y los líderes de la UE. El gobierno ha bloqueado los intentos de la UE de distribuir la carga de los refugiados entre los estados miembros de la UE, ha cambiado su sistema judicial para garantizar que las políticas gubernamentales no se vea obstaculizadas por el «estado de derecho», y restringe la libertad de prensa. Más recientemente, el gobierno ha sugerido poner fin al envío de armas y apoyo financiero a Ucrania, porque las exportaciones de cereales de Ucrania afectan al gran sector agrícola de Polonia.
La Coalición Cívica de la oposición está dirigida por el ex primer ministro y ex presidente de la UE, Donald Tusk. Por el contrario, esta coalición está totalmente en línea con la política económica de la UE y respecto a Ucrania; y también busca revertir el control del sistema judicial impuesto por el gobierno.
Las últimas encuestas sugieren que Ley y Justicia ganarán el mayor número de escaños, pero posiblemente no los suficientes para formar otro gobierno. L&J probablemente ganará porque ha acumulado apoyo a lo largo de los años con sus medidas social y de apoyo a las comunidades más rurales y religiosas. La oposición de CC es en gran medida un partido neoliberal en política económica y social, que favorece la austeridad fiscal, los «mercados libres, la desregulación y una posición pro-UE (que ya no es tan popular»). Esa es parte de la razón por la que L&J ha permanecido en el gobierno más de ocho años.
Durante ese período también ha habido una mejora significativa de la economía capitalista polaca. Cuando el bloque soviético se derrumbó y Polonia restauró el capitalismo, había una brecha de 13 a 1 entre el ingreso nacional per capita de Polonia y la Alemania unificada.
En poco más de una generación, la economía de Polonia creció alrededor del 4 % anual en términos reales. Esto fue impulsado por una enorme afluencia de capital extranjero, principalmente de Alemania, para aprovechar la mano de obra polaca barata. Al mismo tiempo, millones de polacos capaces fueron al extranjero para encontrar trabajo y enviar divisas fuertes a sus familias. Unos 2,5 millones de polacos, el 7 % de la población, vivían y trabajaban en el extranjero, enviando remesas de 7,5 mil millones de dólares, el 1,7 % del PIB anual.
La mano de obra doméstica de Polonia se convirtió en una enorme línea de montaje para los productos manufactureros alemanes. La exportación de estos productos básicos permitió al capital alemán obtener grandes beneficios, mientras que la rentabilidad del capital polaco se disparó.
Fue posible gracias a lo que la teoría económica marxista llama desarrollo desigual y combinado. El capital extranjero (y en menor medida polaco) empleó la última tecnología junto con mano de obra barata. A mediados de la década de 2010, las fábricas de automóviles en Alemania pagaban a sus trabajadores 3.122 euros al mes, casi cuatro veces más que a sus colegas polacos, checos, eslovacos o húngaros, que ganaban 835 € por un trabajo similar. La productividad del trabajo aumentó con fuerza.
Pero la proporción de ese nuevo valor que conservó el trabajo cayó al segundo lugar más bajo de la UE…
Y así la rentabilidad del capital polaco aumentó, lo que también ayudó a contrarrestar cualquier caida en la rentabilidad del capital alemán.
Además, una vez en la UE, Polonia recibió el 2,7 % del PIB en transferencias anuales de la UE y remitió el 4,7 % del PIB en ganancias a los inversores occidentales. El 28 % de las exportaciones de Polonia van a Alemania. Menos del 6 % de las exportaciones alemanas van a Polonia.
La economía de Polonia sigue dominada por el capital extranjero. En las 14 Zonas Económicas Especiales (SSE) de Polonia, solo el 19,6 % de las entidades son de inversores polacos; y hay una exención fiscal total para las empresas que operan en las SSE, por lo que la tasa impositiva efectiva de las empresas extranjeras fue 1,2 puntos porcentuales inferior a la de las empresas nacionales.
Los extranjeros dominan la industria y los servicios modernos a gran escala. Las exportaciones son en su mayoría de tecnología media. Los propietarios extranjeros se benefician del valor añadido generado en Polonia. Las pequeñas y medianas empresas polacas y las empresas de mediana capitalización a menudo tienen dificultades. Polonia calificó solo para el 1 % de los 80.000 millones de euros desembolsados por la UE en su último programa de I+D.
Por lo tanto, en una sola generación, la economía de Polonia se ha expandido significativamente, pero al mismo tiempo ha pasado de ser uno de los países más igualitarios de Europa a uno de los más desiguales, a un nivel no visto desde los años de dominación del imperio austrohúngaro antes de 1914.
La investigación de los economistas polacos Michal Brzezinski, Michal Myck y Mateusz Najsztub, en su artículo «Compartir las ganancias de la transición», indica que Polonia tiene una de las tasas más altas de desigualdad en la UE y también que la brecha se está ampliando. Descubrieron que las personas con mayores ingresos se beneficiaron más durante la transformación poscomunista: la tasa anual de crecimiento de los ingresos para el 5% superior de la población superó el 3,5 %, mientras que el ingreso medio creció en promedio alrededor del 2,5 % anual. «De acuerdo con nuestras estimaciones ajustadas, el crecimiento acumulativo de los ingresos reales durante 1994-2015 para el 1% superior de los polacos alcanzó el 122 %-167%, mientras que para el 10% inferior el número correspondiente fue como máximo del 57%».
Alrededor del 20 % de la población (7,3 millones de personas) todavía vive bajo la pobreza oficial, mientras que el coeficiente de desigualdad Gini (donde 1 significa que todos los ingresos personales van a una persona), que era de 0,27 en 1990 en la Polonia comunista, ahora ha aumentado a 0,45, muy por encima del promedio de la UE.
Por lo tanto, el precio del crecimiento económico y el aumento de los ingresos ha sido la dominación del capital extranjero, con millones de personas teniendo que trabajar en el extranjero, lo que ha llevado a un fuerte aumento de la desigualdad, por lo que solo una minoría se ha beneficiado del «boom» de Polonia.
Y ahora las cosas no se ven tan optimistas, a medida que Polonia entra en la década de 2020. La mano de obra barata disponible anteriormente se ha agotado. La población de Polonia está envejeciendo. Sí, la fuerza de trabajo ha aumentado por una afluencia de refugiados de Ucrania, alrededor de 1 millón, pero más de la mitad son mujeres, ancianos y niños, que no están disponibles en su conjunto para ser utilizados por las industrias polacas. Y muchos de estos inmigrantes quieren regresar a Ucrania después de que termine la guerra (si es que alguna vez lo hace).
Al mismo tiempo, el sector agrícola, que antes era grande, está en fuerte declive tanto en su contribución al PIB como al empleo. A medida que disminuye, también lo hacen los subsidios de la UE a través de la Política Agrícola Común y esas transferencias han proporcionado la mitad del crecimiento anual del PIB real hasta ahora.
Mucho depende ahora de que Polonia obtenga su parte de los fondos «próxima generación» de la UE (NGEU), lo que podría aumentar el crecimiento del PIB real en un 1 % anual durante el resto de esta década. Pero la UE está bloqueando la liberación de estos fondos para la inversión porque el actual gobierno ha interferido con el «estado de derecho» en lo relativo al poder judicial y la libertad de expresión.
El rebote de la recesión de la pandemia se ha desvanecido ya. Este año, es probable que la economía se contraiga alrededor del 0,5 % en el PIB real. Y a partir de entonces, se espera que el crecimiento del PIB real esté muy por debajo del promedio anterior a la pandemia. Al mismo tiempo, la espiral inflacionaria posterior a la pandemia ha reducido los salarios reales en Polonia por primera vez desde la década de 1990. La inflación es actualmente del 8 % anual y se espera que disminuya a solo el 6 % el próximo año, muy por encima de la tasa objetivo oficial del 2,5 %. La producción industrial está cayendo y las exportaciones se están frenando por la recesión en el vecino dominante de Polonia, Alemania.
Índice de actividad manufacturera (por debajo de 50 significa contracción)
Es probable que las fricciones entre Polonia y Alemania, por un lado, y Polonia y Ucrania, por el otro, se intensifiquen, dada la recesión económica y la respuesta del gobierno nacionalista, si vuelve al poder. El electorado polaco está dividido entre las ciudades y el país; entre la clase trabajadora y las clases profesionales y empresariales neoliberales; y entre apoyar la política de la UE y oponerse a ella. Signo de los tiempos en Europa.
habitual colaborador de Sin Permiso, es un economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.Fuente:
Traducción:G. Buster