Un minuto con el reverendo Jesse Jackson, lugarteniente de Martin Luther King y luchador por la negritud de EE.UU.
A sus 81 años el lugarteniente de Martin Luther King aún sigue en la briega por reivindicar los derechos de la negritud.
La respuesta no violenta para reivindicar los derechos civiles de los afroamericanos se inició en 1955 con el boicot al servicio de autobuses de Montgomery como parte de una protesta política para oponerse a las leyes de discriminación racial en el transporte público. Los pasajeros negros tenían que colocarse en la parte trasera del autobús; mientras los blancos ocupaban los sitios de adelante. Si faltaban puestos para un blanco el negro tenía que cedérselo. Hasta que un día la afroamericana Rosa Parks se negó a cumplir con este mandato en un claro desafío de desobediencia civil que la llevó a la cárcel por perturbar “el orden establecido”. Este hecho tan trascendental fue el inspirador del Freedom Riders en los primeros años de la década del sesenta en el sur de los EE.UU.
En este contexto sociológico tan convulso del siglo XX en EE.UU surgió la figura de uno de los lideres históricos en la lucha de los derechos civiles: el ministro de la iglesia bautista Martin Luther King, hijo y nieto de pastores bautistas por lo que de antemano ya estaba predestinada su existencia. Formado en la teología liberal blanca de la fe ortodoxa evangélica y dedicado a tiempo completo a los estudios bíblicos. Admirador del Mahatma Gandhi y de sus métodos de no violencia y desobediencia civil.
Y es que la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos es profundamente religiosa (cristianismo y el Islam), para nada se circunscribe en el ámbito de la laicidad y el secularismo (con excepción de las “Panteras Negras”) Cristo es el mesías de los pobres. Un ateo o un agnóstico no tendría ningún poder de convocatoria y fracasaría en su intento de movilizar a las masas.
En el año 1965 un jovencísimo Jesse Jackson se unió a la marcha del sufragio en Selma (Alabama) con el argumento de que: “si Jesús es real, nosotros iremos a Selma” Allí por primera vez experimentó lo que marcaría el resto de su vida al reunirse con importantes líderes de los derechos civiles entre los que se encontraba Martin Luther King. Participó en el conocido como el “Bloody Sunday” donde fuerzas policiales y de la Guardia Nacional apalearon a los manifestantes, además de balacearlos con el resultando varios activistas muertos. “Sin el voto, no hay esperanza, el voto es sacrosanto y fundacional, es la esencia misma de nuestro contrato social. Ustedes hacen parte del viacrucis, ustedes no son negros ¡no son esclavos! ¡Son hijos de Dios! Dios padre quiere la liberación de sus hijos” (apartes del discurso del Dr. King)
En 1966 Martin Luther King eligió al seminarista Jesse Jackson para que se responsabilizara de la organización en Chicago y preparara la campaña de justicia social e igualdad de oportunidades para los afroamericanos. Asumiendo además el encargo de convocar a ministros y predicadores favorables a las tesis de resistencia civil no violenta inspirada en el Evangelio.
Luther King era un carismático predicador dotado de una oratoria hipnótica que arrastraba a sus fieles con un mensaje emancipador de paz, amor y justicia social. En 1963 encabezó la impresionante la marcha sobre Washington donde se concentraron más de 200.000 personas en el monumento a Lincoln. Marcha que lo hizo famoso a nivel nacional e internacional con su discurso “yo tengo un sueño”. Un sueño que no es otro que el sueño americano del bienestar y prosperidad. La promesa de un mundo compartido, una deuda histórica de la sociedad norteamericana en la que debe prevalecer la fraternidad entre blanco y negro obedeciendo los preceptos más sagrados de la Constitución. “Porque todos los hombres son creados iguales. Las campanas de libertad anuncian que estamos próximos a ese día en que los hijos de Dios, negros, blancos, judíos, cristianos, protestantes y católicos puedan unir sus manos y cantar ¡Libres al fin! ¡Libres al fin! gracias al Dios todopoderoso, somos libres al fin” En medio del éxtasis místico dijo: “No estoy preocupado por nada. No temo a ningún hombre ¡Mis ojos han visto la gloria de la venida del señor!“-Lo divino por encima de lo humano pues sin ese sermón mesiánico no hubiera adquirido tal poder de convocatoria. Es imperioso el liderazgo de un profeta, de una autoridad moral que guie a su pueblo en los tiempos de tribulación. Tal fue el impacto de la marcha a Washington que al año siguiente el Comité Noruego le concede el premio Nobel de la Paz.
En el año 1966 surge en la bahía de San Francisco el movimiento de resistencia de carácter radical denominado “Panteras Negras”, de ideología socialista y libertario, contrarios a la resistencia pasiva no violenta. Pregonan que los negros embrutecidos y alienados debían recuperar la conciencia, sus raíces. Por primera vez mujeres como Eliane Brown o Kathleen Cleaver cobran un inusitado protagonismo. Y es que en ese entonces el heteropatriarcado dominaba por completo todos los sectores de la sociedad tanto en las iglesias como en la vida pública. A las Panteras Negras se les distinguía por la estética del “african look”, para reafirmar su identidad, Siguiendo las leyes del arte negro enarbolaban banderas con el puño el alto y la silueta de un gran felino preparado para atacar. Entre sus ídolos sobresalían el Che Guevara, Fidel Castro, Mao Tse-Tung o Malcolm X. Por sus principios de autodefensa recibían instrucción militar e incluso sus disciplinadas patrullas de vigilancia portaban armas. Se dedicaban a sembrar el caos y el desorden en todo el país bajo el lema “Poder Negro” “Black Power” “todo el poder para el pueblo”. La vanguardia revolucionaria en toda la extensión de la palabra. Un comportamiento antievangélico que causó una escisión del Movimiento de los Derechos Civiles porque el Dr. Luther King no estaba de acuerdo con el uso de la violencia. Entre sus militantes se destacaban Angela Davis y Bobby Seale. Hoover, El director del FBI, lo calificó como “la mayor amenaza para la seguridad interna del país” El gobierno de EE.UU y sus servicios secretos estaba decididos a exterminar el virus del “comunismo negro” que se había infiltrado en pleno corazón del imperio. Y para demoler y desprestigiar el movimiento entre la población y sus simpatizantes lanzaron el programa de contrainteligencia COINTELPRO creando noticias falsas a través los medios de comunicación, acusándolos de delincuentes, de terroristas antiamericanos. Muchos fueron detenidos, encarcelados, asesinados, o desterrados en una eficaz estrategia de acoso y derribo. Aducían que ellos no eran violentos, sino que se defendían de la violencia policial. Desde luego que ese mensaje antisistema de rechazar el servicio militar obligatorio y oponerse a la guerra de Vietnam los convertía en traidores. ¿por qué dar la vida por una bandera que representa la esclavitud y racismo?
Ese partido de autodefensa nacionalista negro, revolucionario, antimperialista y antifascista criticaba a Martín Luther King por su docilidad y resignación ya que al movimiento de la no violencia le faltaba agresividad. Lo acusaron de ser un “Tío Tom” que le hacía el juego a los blancos. “Porque hay muchos cipayos y máscaras blancas traidores de su propia raza”. No estaban de acuerdo con esa predica de poner la otra mejilla, es decir, no responder al mal con otro mal “Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian”. “Nuestro reino es el gueto” -les respondieron. No fue el pacifismo ni la lucha no violenta la que conmovió a la sociedad norteamericana, sino las barricadas y las bombas Molotov.
En este proceso del despertar de la conciencia social, espiritual y mental del pueblo afroamericano en 1934 Elijah Muhammad, autoproclamado “mensajero de Allah”, funda la Nación del Islam. En el fondo era un volver a las raíces porque un 15% de los esclavos africanos llegados en a Norteamérica eran de origen musulmán. En 1950 es nombrado a El-Hajj Malik El Shabazz (Malcolm X) como portavoz nacional y se dedica a la salvaguarda de los derechos civiles a favor de la lucha de liberación con el fin de alcanzar la cima más alta en el orden social. Que solo es posible obtener a base de la ideología comunista mezclada con el Islam. Planteó un país solo para negros en el sur de los EE.UU. Insuflaban el odio a los blancos fundadores de Norteamérica directos culpables de sus desgracias. Por discrepancias con el líder supremo abandona la organización y funda la Muslim Mosque, Inc a la que se sumaron miles de seguidores. Que es mejor ¿el voto o la bala? En 1965 mientras asistía a una reunión en Manhattan cae asesinado a balazos en un complot tendido por miembros de la Nación del Islam por considerarlo un renegado.
Tras la muerte Elijah Muhammad le sucede el “divino líder” Louis Farrakhan que por discrepancias con la filosofía de Malcolm X se separa y constituye la nueva Nación del Islam de tendencia sunnita. En la mezquita Maryam de Chicago, patrocinada por Gadafi, se reúnen todos los viernes del Yuma cientos de devotos vestidos con sus atuendos islámicos que al grito de ¡Allah Akbar! piadosamente oran con dirección a la Meca. La Nueva Nación del Islam (que se circunscribe en el Nuwaubianismo) desarrolla una intensa acción reivindicativa, protectora, educativa y social donde se hace apología del “supremacismo negro”. Porque el “diablo blanco” envenena a la negritud con las drogas y el alcohol que es el mejor método para embrutecerlos y alienarlos. El propósito de los amos de Washington es castrar una respuesta desestabilizadora que atente contra el “sistema democrático” Tildan al judaísmo de ser una “religión cloaca” y culpan a los judíos del comercio de esclavos. El anticristo está encarnado en el Papa de Roma. Delitos de incitación al odio que fueron convenientemente judicializados.
Producto de las guerras de religión (a raíz de la reforma protestante) llevadas a cabo en Europa en el siglo XVI y XVII miles y miles de disidentes y apóstatas tuvieron que exiliarse en el Nuevo Mundo en busca de la tierra de promisión y de libertad. Fueron estos renegados quienes fundaron el imperio más poderoso de la tierra. El fundamento de la Constitución americana es la de una “Republica Teocrática” cuya hegemonía de la clase dominante es una de las herramientas claves de la acumulación capitalista. Las sectas evangélicas predican que ellos son el pueblo elegido por Dios. Visionarios e iluminados que hacen parte de la construcción de EE.UU como nación ¡Jesucristo resucitó en Norteamérica! afirma el Libro del Mormón. Y no es de extrañar pues tales alucinaciones metafísicas están muy arraigadas entre millones de devotos. Aunque en los billetes de dólar ponga “In God We Trust” lo que verdaderamente adoran es al becerro de oro.
Los siglos de evangelización de los esclavos negros por parte de los pastores de las iglesias protestantes o evangélicas, anglicanos, calvinistas, luteranos, bautistas, adventistas, metodistas y, como no, también católicos, surtieron el efecto deseado. La conversión y el bautismo los redimía del pecado original (el ser negro era ya de por si el más terrible de los pecados) Ahora ya podían compartir la gloria de Jesucristo en el paraíso celestial. Y es así como tras el decreto de abolición de la esclavitud dictado Abraham Lincoln (aunque en realidad se mantuvo vigente) desesperados buscaron refugio y protección en los templos y las iglesias. En su seno algunos pastores blancos compasivos los acogieron bajo el signo de amor, y de la caridad. El convicto negro, el esclavo negro en los campos de algodón no tenían sino su voz para sentirse libres; encadenados, vigilados día y noche por perros rabiosos, la única evasión posible era su voz. Cantan blues nostálgicos o los espirituales negros suplicantes, y así escapan de su penosa condición consolándose a sí mismos de tan ruin destino. ¿Quién los escucha en medio de esa soledad? Solo Dios, claro “el nazareno sufrió en su carne, como ellos, la condición de desterrado y excluido, hasta que fue ejecutado en la cruz” Hay una identificación mutua extraordinaria entre Cristo y el esclavo: por su pasión. El sufrimiento asumido por Cristo abre un camino de esperanza para el esclavo, los inocentes injustamente condenados. Cristo predica que solo los pobres, los hambrientos, los sedientos y los afligidos merecen el cielo. ¡Bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos! Y la mejor manera para agradar a Dios es la expresión musical cantando su dolor y su alegría. Espirituales negros, el góspel o cantos de liberación inspirados en el Antiguo Testamento, donde se mezclan los sentimientos de angustia, insumisión y coraje. Es el grito de la conciencia que arrastra todas las heridas y todos los sueños de la comunidad. Porque Dios promete la liberación del pueblo negro. La voz de los oprimidos es la voz de Dios que nace en los guetos de las ciudades industrializadas estadounidenses donde los desheredados migran en masa en buscan de un futuro mejor. Mano de obra barata y no especializada vital para mantener el crecimiento exponencial de la economía capitalista.
Este tipo de sermones de carácter mesiánico inspirados en los pasajes bíblicos son muy comunes entre los pastores de la comunidad afroamericana de los EE.UU. Algunos iluminados se proclaman los mensajeros de Dios, delirantes gesticulan y se arrebatan como poseídos por una fuerza sobrenatural. “¡Aleluya, Aleluya! Padre, yo te quiero amar y tocar tu corazón y rendirme a tus pies. ¡Oh, mi señor!” Los pastores negros obligatoriamente tienen que vestirse con sus mejores galas; trajes a la medida, corbatas de seda y lucir cadenas de oro, lujosos relojes o anillos de piedras preciosas para impresionar a sus feligreses. La elegancia es una de las principales normas de urbanidad de la comunidad negra como respuesta a la humillación que sufrieron por parte de los blancos que los despreciaban por su origen “salvaje y primitivo”. El negro está marcado por ese estigma y deben demostrar que son ciudadanos decentes integrados en la civilización occidental. De otra manera sus palabras no serían creíbles.
Los hados del destino sentenciaron a Martin Luther King cuando el 3 de abril de 1968 nuevamente viajó a Memphis donde su avión llegó con retraso por amenazas de bomba. Él ya había estado la semana anterior en esta ciudad para apoyar la huelga de basureros afroamericanos que reclamaban mejoras salariales y laborales. Protestas que acabaron con graves enfrentamientos entre grupos paramilitares, la fuerza pública y los manifestantes. Memphis era una de la “ciudades del atardecer” “sundown town” (los trabajadores negros eran admitidos, pero tenían que marcharse al atardecer) con un crudo legado de discriminación racial. Sus habitantes presumían que por sus venas corría un 100% de sangre caucásica. En los estados sureños con todo el descaro el Ku Klux Klan realizaba rituales secretos vestidos con sus capirotes blancos y levantando los brazos en alto al estilo nazi frente a las cruces ardientes. Apología del supremacismo blanco para aterrorizar a los negros y demás “razas inferiores” y que contaba con la connivencia de las autoridades locales y miembros de los partidos políticos.
Cuando un negro y su familia salían de viaje primero debían consultar el “green book” para saber con anticipación cuáles eran los establecimientos, hoteles, restaurantes, cafés o salas de fiestas donde les estaba permitido entrar y así no corrían riesgos innecesarios.
La noche anterior a caer asesinado el Dr. Martin Luther King pronunció su famoso discurso “He estado en la cima de la montaña” (una clara reminiscencia del Sermón de la Montaña) en el Mason Temple de Memphis -Uno de los grupos pentecostales afroamericanos más grandes del mundo-. El pastor enfervorizado se dirigió a los fieles: “Estamos determinados a ganar nuestro justo lugar en el mundo de Dios. Somos hijos de Dios y debemos vivir con dignidad. Vamos a marchar y marchar sin detenernos con nuestro movimiento de no-violencia, aunque nos manden por delante a los perros policiales. Tenemos que vencer, aunque nos apaleen. Sigamos orando, sigamos cantando. El señor nos ha mandado a preocuparnos por los suburbios de aquí abajo y por sus hijos que no llegan a las tres comidas diarias. Está bien hablar de la nueva Jerusalén, pero algún día el predicador de Dios debe hablar acerca de la nueva New York, de la nueva Atlanta, de la nueva Filadelfia, de la nueva Memphis, del nuevo los Ángeles. Los afroamericanos producen una ganancia anual de más de treinta billones de dólares y con ese capital es posible armar un fondo común que erradique la miseria. No necesitamos piedras ni cócteles Molotov. Exigimos un trato justo a los hijos de Dios. El boicot es el mejor método de coacción. Hijos, no compren Coca Cola ni leche Sealtest, o el pan Wonder o Harts. Hago un llamado para que retiren el dinero de esos bancos usureros cómplices de nuestra tragedia. Yo solo quiero cumplir la voluntad de Dios. Y él me ha permitido subir a la montaña, y he visto la tierra prometida. Puede que no llegue allí contigo. Pero quiero que sepas esta noche, que nosotros como pueblo llegaremos a la tierra prometida. Y por eso estoy feliz esta noche. No estoy preocupado por nada, no temo a nadie. Mis ojos han visto la gloria de la venida del señor”
El Dr. Luther King tras el vibrante sermón quedó completamente extenuado porque además se le acumuló el ajetreo de tantos compromisos y citas ineludibles que no le dejaba un minuto de respiro. Así que regresó a descansar al Motel Lorraine (reservado solo para negros). A pesar de las amenazas que recibía constantemente (amedrentamiento telefónico, cartas intimidatorias, bombas trampa y hasta había sufrido un atentado de una afroamericana demente que lo apuñaló en el pecho) y confiado en que la mano de Dios lo protegía no tomó las medidas de seguridad pertinentes. ¿Quién se iba a imaginar que frente a su habitación en el Bessie Brewers Rooming House se encontraba hospedado un francotirador supremacista blanco esperando el momento oportuno para dispararle cuando lo tuviera en el punto de mira?
Es necesario reseñar que los movimientos de derechos civiles en EE.UU tienen un hondo componente religioso. Existe una gran diversidad de credos y de inclinaciones teológicas que van desde los más ortodoxos, moderados, radicales y también el fundamentalismo islámico. Pero algunas iglesias o mezquitas de los guetos marginales han optado por plantear una “Teología Negra de la Liberación”. Teología revolucionaria que igualmente se desarrolló en América Latina como arma política: herramienta marxista, antimperialista y anticapitalista. Incitando la rebelión armada y a la formación de las guerrillas izquierdistas decididas a enfrentar al imperialismo y tomarse el poder.
Tanta fe en la lucha por la libertad, tanta pasión y dramatismo a causa del dolor y sufrimiento. Un trauma muy insondable en el alma de los negros que los llevó a plantear la creación de una religión negra, de un Dios negro, del Cristo negro y una teología negra que se impartía en los semanarios protestantes. ¡La negritud de Dios! Porque los blancos pretendían blanquearlos o clonarlos a su imagen y semejanza y eso trajo como consecuencia un severo complejo de inferioridad y sentimientos de culpa. De ahí que fuera imprescindible invertir ese simbolismo tan perverso creado a través de los tiempos de que el negro es la imagen del diablo y el blanco la de un ángel. Por eso había que transformar al negro en el símbolo del bien y el blanco en el símbolo del mal (explotación y racismo). Tenían que recuperar la memoria pues embrujados por la amnesia colectiva se olvidaron de que millones de negros fueron secuestrados de África para venderlos como ganado en los mercados de las colonias europeas en América. Un crimen de lesa humanidad que aún no se ha juzgado y que permanece impune. Lo cierto es que no solo reclaman el perdón institucional sino una fuerte indemnización económica. El racismo fue ante todo la ideología necesaria para justificar la esclavitud y el poder de los amos blancos. La biología y la teología respaldaban la inferioridad de esas razas (indígena o negra) a partir de referencias bíblicas (la maldición de Canaán o la curación del esclavo del centurión) la palabra de San Pablo se repetía una y otra vez para que no cupiera ninguna duda: “esclavos, estén sujetos a sus amos”
El Dr. Luther King y su séquito (destacados miembros del Movimiento de Derechos Civiles incluido Jesse Jackson, uno de los colaboradores más cercanos) se pasaron todo el día planificando los pormenores de la nueva marcha a Washington de los pobres. “No solo deben ser los negros hay que convocar también a los portorriqueños, amerindios, mexicanos y los anglos blancos marginados” “Tenemos que reunir un ejército multirracial de pobres que marchará a Washington a tomar otra vez el Capitolio”. Cuando caminaba por el balcón del hotel para dirigirse a cumplir una cita en la congregación del reverendo Samuel Kyles, de repente, a las 18:01 del día 4 de abril de 1968 la placidez de esa tarde primaveral se vio perturbada por el estallido de un relámpago. El francotirador utilizó un fusil Remington 760 Gamemaster calibre 30-06 con mira telemétrica (arma favorita de los cazadores de ciervos) Todos los que estaban allí presentes se quedaron paralizados al comprobar que el tiro había impactado en el rostro del “Ángel Negro” de 39 años, más concretamente en la parte inferior de la mandíbula derecha. Entonces, malherido cayó de bruces en el suelo completamente ensangrentado. Como queda patente en esa famosa foto en la que Jesse Jackson y sus incondicionales señalan en dirección al inmueble desde donde se supone que le dispararon. Al final la policía comprobó que el atentado lo cometió el francotirador desde la ventana de un baño situado en el Bessie Brewers Rooming House.
“Mientras los niños inocentes tengan que morir en los incendios en los barrios marginales, mientras la familia tenga que pasar el invierno sin calefacción y sin comida y se vean obligadas compartir su existencia con ratas y cucarachas el supremo hacedor juzgará y condenará a los culpables” No podía echarse atrás en sus máximos ideales de “alimentar al hambriento, vestir al desnudo, amar y servir a la humanidad”
Inmediatamente sus compañeros intentaron reanimarlo, pero al comprobar su estado crítico, o sea, que agonizaba lo trasladaron de urgencia al hospital más cercano. A pesar de los ingentes esfuerzos que realizaron los médicos del hospital St. Joseph por mantenerlo con vida a las pocas horas falleció. Cuando se conoció la luctuosa noticia se desataron motines en diversas ciudades de EE.UU (principalmente de Washington) que provocaron incendios, destrucción y saqueos que se mantuvieron durante semanas con el resultado final más de 46 muertos, cientos de heridos y detenidos. El presidente Lyndon Johnson declaró el estado de excepción y ordenó la movilización de 55.000 soldados, miles de policías y la Guardia Nacional con el propósito de contener la ira de los manifestantes y devolver la paz y tranquilidad a la nación.
¿Quién lo mató? No fue un individuo, fue un sistema. No era un lobo solitario, sino que hacía parte de una conspiración perfectamente planeada -según sostiene el reverendo Jesse Jackson- El FBI estaría implicado en su asesinato porque el gobierno de los EE.UU no lo protegió y por el contrario criminalizó su lucha. Con esta perversa actitud se creó un clima propicio para inocular altas dosis de odio y de racismo entre los supremacistas blancos. El Dr. King representaba un grave peligro que el establishment no estaba dispuesto a tolerar.
El reverendo Jesse Jackson se proyectaba como su reemplazo del “mártir de la negritud” hasta tal punto que fue el encargado de hacer un responso de despedida en su entierro en Atlanta. Luego Mahalia Jackson entonó su canción favorita: “Take my Hand, Precious Lord” “Toma mi mano, precioso Señor, llévame a casa…” Pero una bala no puede aniquilar a todo un movimiento de los derechos civiles. “El trabajo del Dr. King cambió la historia de EE.UU, cambió sus leyes, cambió la cultura y el sentido de nuestra existencia”
El último día del año 2021 más de 150 activistas del marcharon por la avenida Michigan en el centro de Chicago portando las fotografías de más de 79 víctimas, la mayoría jóvenes y menores de edad, asesinados por las bandas delincuenciales y la represión policial. En primera fila se distinguía el popular padre Michael Pfleger, de la iglesia católica de Santa Sabina, un histórico defensor de los derechos humanos con más de 50 años de compromiso social en el estado de Illinois. Es urgente reclamar la paz y el desarme en los barrios más desfavorecidos de la ciudad , tanto en el este y como en el oeste, donde proliferan las pandillas armadas. Esto se parece cada vez más a la época de los mafiosos Al Capone y John Dillinger. Según un informe de la policía en el 2021 se han cometido al menos 800 homicidios -la cifra más alta desde 1995-. En un alto porcentaje las víctimas son afroamericanos. “Nuestros niños se están convirtiendo en una especie en peligro de extinción y nuestros niños merecen derecho a vivir” “Hay que seguir con las investigaciones para resolver los crímenes y detener a los culpables”, explicó el padre Pfleger. A la sociedad no le preocupa esta epidemia de violencia porque en la mayoría de los casos los muertos son negros y latinos. Martin Luther King confesó que Chicago era una de las ciudades más racistas de EE.UU.
Evidentemente los más altos índices de criminalidad se dan en los guetos depauperados y marginales donde la falta de trabajo y oportunidades hace que los jóvenes se dediquen a tiempo completo al narcotráfico, el contrabando de armas, los atracos y los ajustes de cuenta. Son muy comunes las balaceras entre las distintas bandas que se disputan el territorio, así que lo único que les espera es una tumba o una celda en las prisiones y correccionales. Y no es de extrañar en una ciudad tan convulsa como Chicago que con su área metropolitana supera ya los 9 millones de habitantes.
El reverendo Jesse Jackson declaró ante la prensa que se necesita un mayor esfuerzo de la policía para patrullar las calles y capturar a los autores de los asesinatos. “Debemos detener a los culpables. Chicago no puede ser un santuario de delincuentes. Esto es inaceptable. Hay que trabajar juntos con la comunidad para prevenir los crímenes y que no se repita un año más esta terrible cifra”
En esta de la gélida mañana del último día del año 2021 en las calles del centro de Chicago una multitud de fieles y activistas aguardaban con ansias escuchar las palabras de uno de los líderes de opinión más reconocidos entre la negritud.
Ya en el ocaso de su vida y visiblemente afectado por el Parkinson; le tiembla la voz y el pulso, no puede caminar y necesita ayuda para mantenerse en pie. Pero el reverendo Jackson ha declarado que cueste lo que cueste seguirá comprometido en la lucha por los derechos civiles. Desafortunadamente y a pesar de mi insistencia no quiso o no pudo contestar a mis preguntas pues la enfermedad ha mermado sus facultades físicas y mentales. Pero no importa, pues ese minuto que estuve con él representa 60 años de historia.
Durante las marchas de protesta por el asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco en Minneapolis. -Los peores disturbios desde el asesinato de Martin Luther King- Trump decretó el estado de sitio y el despliegue de la Guardia Nacional y calificó a los manifestantes “antifa” de matones, terroristas enemigos de los EE.UU. “El Black Lives Matter es una organización comunista que quieren desestabilizar el país más poderoso de la tierra” “El ogro del orgullo blanco”, añadió: “son delincuentes, drogadictos y vándalos” La mitad de la población de los EE.UU comulga con estas ideas xenófobas y racistas especialmente los WASP (fundadores de EE.UU) que se resisten a perder sus privilegios de clase. En este ambiente de polarización en cualquier momento puede desencadenarse la hecatombe. Que se puede esperar de un sistema neoliberal capitalista tan injusto donde 1% de los multimillonarios domina al 99% de la población.
El reverendo Jackson es un convencido del poder de las marchas pacíficas, la decisiva importancia del voto y la confianza en Dios para trasformar el mundo. “Hay que ser valientes y no vendernos por cuatro monedas. La dignidad humana debe prevalecer”.Fungió como mediador humanitario ante los gobiernos de Irak, Siria y en la antigua Yugoeslavia, donde logró la liberación de soldados y civiles norteamericanos. Comprometido al 100% con la resistencia del pueblo Palestino y su lucha por proclamar un estado propio, visitó Suráfrica en 1979 y tuvo el coraje de exigirle el régimen del apartheid la libertad de Nelson Mandela, amigo personal de Fidel Castro y favorable a levantar el ignominioso bloqueo norteamericano, galardonado también por Hugo Chávez con el premio “Libertador”.
“El sueño de Martin Luther King debe mantenerse en nuestras mentes y nuestro espíritu. No se puede perder la esperanza y aunque se caiga, hay que volver a levantarse”
“Que los afroamericanos (el 13% de la población) en un buen porcentaje ocupen sillones en el congreso es un sueño del Dr. King hecho realidad; que haya mujeres en el senado, es un sueño hecho realidad, el triunfo de Mandela en Suráfrica, es un sueño hecho realidad. Él soñaba con ver a blancos y negros unidos codo con codo y reconciliarnos como hermanos. Pero nuestro sueño está siendo agredido y atacado por fuerzas de la ultraderecha neofascista que pretenden regresar al pasado de la segregación y el racismo”
El reverendo Jesse Jackson es uno de los fundadores del PUSH (People United to Save Humanity) para fomentar la autoayuda y la autoestima en la comunidad negra, en especial el feminismo y los derechos de la comunidad LGTB. La Coalición Arcoíris es un conjunto de movimientos sociales, antirracistas, anticapitalistas iniciada en 1969 por Fred Hampton de las Panteras Negras en Chicago, donde también participaron asociaciones blancas e hispanos con el objetivo de unificar la lucha política por la justicia social y los derechos humanos. El reverendo Jesse Jackson eligió una vía más moderada que se sitúa en el ala “izquierdista” del Partido Demócrata y a la que más adelante se adheriría Barak Obama para cimentar su trayectoria política y lanzarse a la presidencia de los EE.UU.
El reverendo Jackson se nominó en las primarias presidenciales por el Partido Demócrata en los años 1984 y 1988, pero en ambas ocasiones perdió. Intervino decisivamente para que el afroamericano Harold Washington consiguiera por primera vez la alcaldía de Chicago en 1983. Realmente esa plataforma fue la que le permitió alcanzar a Barak Obama (hijo de una norteamericana blanca y un emigrante negro de Kenia) la presidencia de los EE.UU.
Hoy no ha bajado la guardia y continúa entregado a tiempo completo a la organización “The Rainbow PUSH Coalition” que aboga por la inclusión social de la comunidad afroamericana en todos los sectores de la sociedad, especialmente en el plano de la economía social. Porque sin recursos propios es imposible la emancipación. Es la utopía de la prosperidad (el estado de bienestar, la educación, la salud y la vivienda) a la que están llamados los hijos de Dios tal y como mandan los cánones del protestantismo. Se le considera el teórico del “capitalismo negro” en contraposición al “capitalismo blanco” excluyente y explotador.
La brutalidad policial no tiene límites pues las minorías étnicas siguen siendo perseguidas por su origen y por su color de piel. Por ejemplo, en el mes de marzo del 2021 fue asesinado por la policía en la Villita de Chicago un niño de 13 años de origen mexicano de nombre Adam Toledo que aparentemente manipulaba una pistola. Al darle el alto la policía éste salió corriendo y fue tiroteado por los agentes. No se le neutralizó disparándole de la cintura para abajo sino más bien se le fusiló. La alcaldesa de Chicago la afroamericana Lori Lightfoot hizo un llamado a la ciudadanía para conservar la paz y la tranquilidad. En esta ocasión no hubo manifestaciones de solidaridad, ni protestas como en el caso del asesinato de George Floyd que cobró un interés mundial gracias a la propaganda mediática. Ni siquiera el gobierno mexicano envió una nota de protesta. Aunque la noticia se difundió ampliamente por la prensa, TV y redes sociales que mostraron con toda crudeza las imágenes de su “ejecución extrajudicial” nadie se movilizó, nadie protestó y apenas se presentaron sus familiares y amigos a poner unas velitas e imágenes de la virgen de Guadalupe en el lugar donde cayó abatido el menor de edad. Definitivamente no existe una solidaridad entre las distintas comunidades o minorías étnicas en EE.UU, ya sean de afroamericanos, latinoamericanos o asiáticos. Es falso ese mito de la hermandad y la fraternidad pues no existe la unidad política que los agrupe. Tantos prejuicios y recelos solo benefician al poder establecido que se aprovecha del separatismo para controlar a una población muy problemática y conflictiva.