Igualmente, el doble rasero informativo con respecto a la partición de Yugoslavia es espectacular.
La decisión del Gobierno ruso de aceptar la resolución de su Parlamento, donde se pedía el
reconocimiento de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk abre todo un abanico de análisis sobre el comportamiento de los medios de comunicación.
Un elemento fundamental en los titulares ahora son los Acuerdos de Minsk. La mayoría de los medios y actores políticos, incluido el propio presidente español, Pedro Sánchez, han acusado a Putin de violar los Acuerdos de Minsk:
Putin reconoce a las regiones rebeldes de Ucrania y hace estallar los acuerdos de Minsk (
La Vanguardia),
El reconocimiento ruso del Donbás dinamita los Acuerdos de Minsk,
última esperanza de paz (
RTVE),
La comunidad internacional da por enterrados los Acuerdos de Minsk (
EFE).
Contenido de los Acuerdos de Minsk
Es curioso porque hasta estos acuerdos llevaban semanas violándose por parte del Gobierno de Ucrania y por las potencias occidentales y apenas estaban apareciendo en la prensa. Repasemos lo que dicen esos acuerdos. Su primer punto era el «Alto el fuego inmediato en las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, y su estricto cumplimiento a partir de las 00:00 horas (hora de Kiev) del 15 de febrero de 2015“.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sería la encargada de verificar el cumplimiento del alto el fuego y la retirada del armamento pesado. Si se observan sus
informes diarios se comprueba que las violaciones del alto el fuego se contabilizaban por cientos cada día.
2.158 violaciones del alto el fuego
En todos ellos
se adjunta un mapa donde se sitúan los puntos donde se han sufrido ataques y se comprueba que, mayoritariamente, son en las zonas bajo control de los sectores prorrusos y cerca de la frontera con la parte bajo control del Ejército de Ucrania. En el caso del informe entre las noches del 18 al 20 de febrero,
se recogieron nada menos que 2.158 violaciones del alto el fuego, incluidas 1.100 explosiones.
Pero los medios se han acordado de los acuerdos de Minsk el 21 de febrero, cuando Rusia reconocía a las repúblicas independentistas, algo tarde:
Rusia y Ucrania: qué son los Acuerdos de Minsk que Putin rompió al reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk (
BBC).
«Putin agrava el conflicto»
Hay otro concepto usado en los titulares de la prensa: «agravar el conflicto». Es decir, señalar a un responsable. En coherencia con lo anterior muchos medios titularon más o menos «Putin agrava el conflicto en Ucrania al anunciar que reconocerá las repúblicas separatistas del Este» (El País, El Heraldo, CMMedia, Nius…). En cambio, las miles de explosiones y disparos diarios que se estaban sucediendo los días anteriores no habían supuesto ningún agravamiento.
En realidad, para los medios, los «prorrusos» agravan el conflicto hasta cuando
dan refugio a los civiles:
La orden de los separatistas prorrusos de evacuar a civiles en el Donbás agrava el conflicto en Ucrania (
El País).
Yugoslavia frente a Yugoslavia
Pero probablemente la mayor prueba de doble rasero es comparar cómo se desarrolló la información sobre el desmembramiento de Yugoslavia y cómo el proceso de independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk de Ucrania. Porque mientras El País titula ahora, en la línea de la mayoría de los medios, «Putin agrava el conflicto en Ucrania al anunciar que reconocerá las repúblicas separatistas del este», el 24 de diciembre de 1991
titulaba escuetamente
Alemania reconoce a Eslovenia y Croacia.
La diferencia es que el reconocimiento de las repúblicas del Este de Ucrania llega diez años después de un conflicto que el Gobierno de Ucrania y Occidente no ha querido frenar, y el reconocimiento de Croacia supuso el inicio de la guerra en Yugoslavia.
Otra gran diferencia es que, en Yugoslavia la OTAN
bombardeó la capital del país cuando reaccionó militarmente contra los secesionistas, y ahora la OTAN a quien está ofreciendo armas y tropas es a la capital de Ucrania.
Limpieza étnica
Las acusaciones de limpieza étnica contra el entonces presidente de Yugoslavia. Slobodan Milosevic eran constantes. Pero ese término (referido al uso de la fuerza o la intimidación con el fin de eliminar de un área a otro grupo étnico o cultural) no existe ahora para referirse a Ucrania a pesar de que los líderes de las repúblicas secesionistas no dejan de calificarlo así.
El primer ministro de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Alexander Borodai, calificó de «limpieza étnica» al referirse a la catástrofe humanitaria provocada por el Gobierno de Ucrania en el sureste para estimular el éxodo de su población rusoparlante.
Acusaba a Ucrania de movilizar aviación, blindados, lanzacohetes múltiples, morteros, otras armas pesadas y hasta bombas de racimo e incendiarias de fósforo blanco, prohibidas por convenciones internacionales. Y de destruir a propósito la infraestructura de Donbás para provocar la huida de su población autóctona, los bombardeos dejaron sin suministro de agua a una ciudad de un millón de habitantes.
Persecución de rusoparlantes
En 2014, al principio del conflicto, en territorio de Rusia se disparó el número de ucranianos rusoparlantes que debieron huir a Rusia. Ya entonces se contabilizaron 733.000 ucranianos, de los cuales 78.000 solicitaron estatus de refugiado o asilo.
En la actualidad, el acoso a la población ucraniana que todavía prefiere hablar ruso en lugar de ucraniano es constante. En algunas ciudades,
los nacionalistas ucranianos pegan carteles en los escaparates de comercios que dicen «Aquí no se respeta el idioma ucraniano».
El 1 de julio de 2021 el Parlamento de Ucrania aprobó hoy una ley promovida por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sobre el reconocimiento de los pueblos autóctonos, que no incluye a los rusos. La ley establece que los pueblos autóctonos de Ucrania son aquellas comunidades étnicas conformadas en este país, portadoras de una lengua y cultura distintivas.
Según esta definición, etnias como los tártaros de Crimea, los krymchaks y los caraítas son autóctonas de Ucrania, pero los rusos —la minoría étnica más grande de este país, alrededor del 17 % del total de la población— no pueden ser considerados como tales porque existe otro país para ellos (Rusia).
En Beregovo, el principal centro de la minoría húngara de Ucrania, aparecieron
carteles que decían:
¡Húngaros a cuchillo! ¡Fuera de la tierra ucraniana! Os damos una semana y luego os envenenaremos como a las ratas. Gloria a la nación. Muerte a los enemigos.
Fosas comunes
Todos recordamos la frecuencia con la que los medios denunciaban la existencia de fosas comunes en Yugoslavia y responsabilizaban a los serbios. Hasta
siguen siendo noticia décadas después:
Descubiertas 20 años después dos fosas comunes de la Guerra de Bosnia.
El 11 de febrero el jefe de la autoproclamada república de Donetsk, Denis Pushilin, en una conferencia de prensa afirmó que «solo en el territorio de la República Popular de Donetsk, se encontraron y abrieron más de 130 fosas comunes de las víctimas de la agresión ucraniana».
Dijo que la mayoría de los muertos eran personas de entre 30 y 60 años: «Entre los cuerpos que se recuperaron estaban los cuerpos de ancianos, mujeres y niños». «Las personas fueron enterradas con la ropa de civil que usaban en el momento de la muerte, por lo que estamos hablando de civiles», añadió. Nada se recogió en los medios occidentales.
Políticas del Gobierno de Ucrania contra las minorías que sí fueron denunciadas en los medios hace años (Ucrania limita la escolarización en las lenguas minoritarias. Una ley que
reduce los derechos de las minorías lingüísticas enfrenta a Kiev con sus vecinos, octubre 2017; La política lingüística de Ucrania
alarma a las minorías, marzo 2019), ahora con la crisis y la política editorial de «prietas las filas» con Ucrania, ya no se recuerdan a pesar de que ese país es portada informativa.
Negocios del hijo de Biden
Otra noticia que se comentó hace años y que ahora no se cita es que el hijo de Biden, Hunter Biden, es miembro del consejo de administración de la mayor empresa privada de petróleo y gas de Ucrania, Burisma Holdings. Se
contó su nombramiento en 2014 y unas
acusaciones de Trump en la campaña electoral pero ya nadie lo recuerda.
Silencio sobre la historia de Crimea
La ausencia de suficientes antecedentes históricos también es habitual en los medios. El más elocuente es el asunto de Crimea, que se presenta como un ejemplo de «anexión» rusa que muestra sus intenciones expansionistas.
No se cuenta la historia, ni siquiera la más reciente. Que Crimea se constituyó como República independiente en 1992, votó su Constitución y sus representantes pero esa independencia se la anuló Ucrania en 1995. Tras la revolución del Euromaidán, Crimea declara de nuevo su independencia y, posteriormente, celebra un referéndum
para reincorporarse a Rusia.
Sigamos con más elementos informativos que no se están contando.
Violación de Tratado de Comercio de Armas
Existe un Tratado Internacional de Comercio de Armas suscrito por la Unión Europea que contempla que no se suministrarán armas a un Estado si se evalúa que esas armas se pueden utilizar para una violación del derecho internacional o para ataques dirigidos contra bienes de carácter civil o personas civiles.
Es evidente a la vista de los anteriores informes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa que Ucrania violaba unos acuerdos internacionales y, sin embargo, se le están
vendiendo todo tipo de armamento. No parece que ningún medio le haya prestado atención a ese Tratado.
Ucrania quiere armas nucleares
En abril de 2021, el enviado del Gobierno de Ucrania a Alemania, Andréi Mélnik, dijo que su país «está considerando equiparse con armas nucleares si no se convierte en miembro de la OTAN». «O somos parte de una alianza como la OTAN y también contribuimos a hacer esta Europa más fuerte… O solo tenemos una opción, que es armarnos», dijo Mélnik a la radio Deutschlandfunk.
A pesar de que esas afirmaciones mostraban unas intenciones claras de violar el Tratado de No Proliferación Nuclear, fueron recibidas con indiferencia por medios y gobiernos occidentales.
Compárese con la forma que se está abordando la mera investigación nuclear por Irán, a pesar de que no cesa de repetir que es con fines pacíficos y tiene inspectores internacionales para comprobarlo.
Por otro lado, unos de los puntos de los Acuerdos de Minsk es la «Retirada y desarme de todas las formaciones armadas extranjeras, armamento y también mercenarios del territorio de Ucrania bajo la supervisión de la OSCE». Pero Occidente no ha dejado de enviar armas, armamento pesado e instructores militares. A pesar de lo cual solo se cita a Rusia, cuando reconoce a las repúblicas del Este, como violador de esos acuerdos.
Prohibido el Partido Comunista
Tampoco se está recordando que Ucrania prohibió en 2015 los partidos comunistas. Es bueno recordar que una de las condiciones para ingresar en la OTAN es cumplir con los principios democráticos. Sin embargo, no se señala el detalle de que haya partidos políticos prohibidos en Ucrania cuando en los medios se informa sobre las intenciones de incluir a Ucrania en este Tratado.
Los analistas consultados
Otra cuestión en la que merece la pena detenerse es en los analistas elegidos, especialmente en España. Suelen ser todos miembros posicionados en uno de los bandos en conflicto. Veamos algunos:
Real Instituto Elcano se financia un 80% de empresas privadas de este lado y un 20% del Estado. Entre su patronato directivo se encuentran los presidentes de las empresas, los expresidentes del Gobierno Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero; y ministros como el de Exteriores o el de Defensa.
Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB). Su Patronato son las principales administraciones públicas catalanas y el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria abreviado (IECAH). Con sede en Madrid.
Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Un think tank europeo patrocinado por George Soros.
Oficina Regional de Cooperación y Paz en Europa (ROCPE) con sede en Viena. Pertenece al FES, una fundación del Gobierno alemán, de hecho lo preside Schultz, socialdemócrata alemán que fue presidente del Parlamento Europeo.
Esglobal, pertenece a la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE). Su fundador y presidente es Diego Hidalgo Schnur, fundador también del grupo PRISA. Antes eran Foreign Policy en español. Foreign Policy es propiedad del Washington Post.
Atlantic Council, es de sobra conocida su cercanía ideológica a la OTAN y la financiación por parte de millonarios y empresas, incluidas ucranianas. Su pluralidad se limita a «las bases moderadas de los partidos estadounidenses».
Sin rastro de analistas de la otra parte
Nadie duda de que estos analistas pueden ser interesantes, pero todos se encuentran y reciben su financiación de una de las dos partes. Es evidente que si no encontramos en nuestros medios ningún miembro de instituciones de Rusia o de la otra parte en conflicto, solo recibiremos el mismo discurso. No aparecen en los medios entrevistas a periodistas de los medios rusos o representantes del Gobierno ruso, algo necesario para tener un panorama plural del conflicto.
Ni la oposición rusa
Ni siquiera se recogen las posiciones de la oposición rusa. La razón de esto último es clara, el principal partido de la oposición rusa es el Partido Comunista, precisamente el partido que presentó en el Parlamento la moción para reconocer Donetsk y Lugansk, no la presentó el partido de Putin.
La conclusión es inevitable, y se repite en cada conflicto en el que la Unión Europea y Estados Unidos están involucrados en una de las partes. Se silencian informaciones, se presentan analistas de forma desequilibrada, queda en evidencia cuando se compara con otros conflictos porque descubrimos el doble rasero, y se omiten elementos históricos fundamentales para comprender los acontecimientos.
Mientras se mantiene el discurso monocorde de que los otros bandos persiguen la libertad de expresión, nada existe en esta parte que demuestre que se respeta más y que nuestros ciudadanos están bien informados.
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