¿Hacia dónde señalan los resultados de las elecciones en Alemania?
El futuro Parlamento Federal alemán espera poder constituirse antes de Pascua. El candidato conservador de La Unión (CDU), Friedrich Merz, favorito para nuevo canciller busca el consenso con los socialdemócratas del SPD en dos temas clave: moderar el discurso a favor de la emigración; y recuperar las finanzas. El principal desacuerdo que provocó la crisis del anterior gobierno tripartito fue el deseo del expresidente Scholz de eludir el freno de deuda, que limita el endeudamiento al 0,35% del PIB, en un contexto donde la economía alemana ha cerrado por segundo año consecutivo en recesión desde que en 2022 se iniciará la guerra de Ucrania.
Ahora, tras la amenaza de EEUU de congelar la ayuda militar para Ucrania urge un plan que permita a la Grosse Koalition —la coalición entre CDU y SPD— poder contar durante la próxima legislatura con suficientes recursos en armamento. Según el candidato Merz, Rusia representa una amenaza para la paz del continente por lo que ambas formaciones y Los Verdes se han puesto de acuerdo en pactar una reforma constitucional antes de poner fin a la legislatura con el objetivo de que el gasto en defensa superior al 1% del PIB esté exento de las restricciones del freno de la deuda. El futuro canciller, el democratacristiano Friedrich Merz es un exdirigente de BlackRock, el fondo de inversión y gestión de activos más grande del mundo, vinculado a los intereses del globalismo neoliberal.
El CDU ha descartado entrar en conversaciones con el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) a pesar de ser la segunda candidatura más votada, el potencial de coalición de los fascistas es casi nulo. Los 92 diputados liberales del FPD han desaparecido del arco parlamentario, es previsible que gran parte de sus votos los haya recibido AfD, aumentado en 69 los representantes en el Bundestag. Como dato relevante las encuestas afirman que la mayoría del voto gay alemán fue para AfD, seguido de Los Verdes y la CDU.
La extrema derecha ha sido la fuerza que ha recogido más votos de los abstencionistas, los jóvenes y los trabajadores de la desindustrializada ex RDA. El camaleónico Elon Musk —‘neocon’, tecnócrata y ultracapitalista— también entró en campaña compartiendo un vídeo a favor de la candidata de AfD, Alice Weidel, donde conversaron en directo en X. Alternativa para Alemania defendió como principales objetivos programáticos endurecer las leyes sobre la inmigración, recortes en derechos sociales y mantener buenas relaciones con Rusia, al igual que Le Pen y Meloni, aunque ni los ultras galos ni los italianos han negado la ayuda militar a Ucrania hasta ahora.
Los resultados de la izquierda fueron sorpresivos. Las encuestas daban el tercer puesto a la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), un partido escindido de Die Linke en 2023 que había obtenido entre el 10% y el 15% en varios ‘länder’, sin embargo, en esta ocasión no han conseguido alcanzar el 5% necesario para entrar en el Bundestag. Al contrario que Die Linke (La Izquierda), al que los sondeos auguraban no poder mantener su representación parlamentaria, pero al final de la jornada obtuvo el 8,8% de los votos y 64 escaños, sumando 25 diputados más que la anterior legislatura, la formación recibió buena parte del apoyo del electorado de un SPD hundido en los resultados. La líder de Die Linke, Heidi Reichinnek, conocida como “la reina roja” de las redes sociales, estuvo muy activa durante la víspera de la jornada electoral denunciando las votaciones parlamentarias a favor de restringir los derechos de inmigración y asilo defendidas por la derecha, consiguiendo convencer a los votantes más jóvenes.
La Alianza Sahra Wagenknecht partía con unos resultados en las encuestas del 15% tras los éxitos en Brandeburgo, Sajonia y Turingia, pero meses después el empuje del partido se agotó. En la rueda de prensa tras los comicios Sahra Wagenknecht afirmaba ser víctima de “una campaña mediática negativa contra nuestro partido que no había visto en toda mi vida política”. El BSW defendió en su programa mayor firmeza en materia migratoria que el SPD, la reindustrialización de Alemania y el fin del envío de armas a Ucrania. Su escepticismo sobre algunos aspectos del neoliberalismo y la migración le ha valido el calificativo de “rojipardo”, término que define la convergencia de sectores de extrema derecha y de extrema izquierda contrarios al proceso de globalización. El tiempo dirá si es un proyecto acabado o contiene los elementos de una nueva izquierda.
La guerra de Ucrania y sus efectos en la economía del país fueron uno de los principales temas de campaña, ya que Alemania ha sido la segunda fuente de ayuda militar y financiera más importante para Kiev. El fantasma de la recesión sobrevuela el país desde el inicio del conflicto, pero la Grosse Koalition está más dispuesta que nunca a continuar. El próximo canciller, Friedrich Merz, dijo creer en la paz, aunque no “al precio de la sumisión a una potencia imperialista, (…) Ucrania debe ganar la guerra”. Los líderes de Francia, Reino Unido y Alemania están preparando a la Unión Europea para el enfrentamiento. Una UE que desprecia a Rusia por su interculturalidad rechazando el papel dinamizador que podría jugar con una visión multipolar de las relaciones internacionales.