En busca de un «efecto multiplicador de riqueza» para reconstruir España
La crisis económica desatada en España reviste especial dureza, pues el país nunca terminó de recuperarse de la iniciada en 2008. Al parón obligado seguirá una etapa de recuperación para la que el actual modelo productivo español no está preparado. Su reestructuración se antoja difícil mientras su financiación siga ligada a la deuda.
Con una economía basada en el sector de servicios y el turismo (hasta un 14% del PIB), un panorama empresarial dominado por las PYMES (pequeñas y medianas empresas), una precariedad laboral extendida y, en suma, una economía que produce muy poco valor añadido, España presenta un cóctel perfecto para que el impacto de la pandemia en el PIB, estimado en un 3% a nivel mundial, pueda cifrarse en este país hasta un 8%. El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula para España una subida del déficit hasta el 9,5% respecto al PIB, la más alta entre los países de la eurozona y sólo superada por Canadá (11,8%) y EEUU (15,5%) entre los países desarrollados.
Las condiciones en que se reactivará la economía a lo largo de la primavera y el verano no son propicias para recuperar la actividad económica tal cual regía antes. Las medidas de profilaxis sanitaria y de distanciamiento social no permitirán, por ejemplo, desarrollar un modelo de industria turística como el español, de masas. Los hoteleros no ven viable continuar su negocio sin la aplicación de protocolos sanitarios comunes que incluyan pruebas de detección masivas. El desempleo, estimado en valores superiores al 20% para el mes de mayo, es también el resultado del cierre absoluto de la infraestructura hostelera y hotelera durante el estado de alarma.
«El turista tiene que saber que allá donde vaya, se va a encontrar con lo mismo», declaró durante un seminario online Enrique Sarasola, presidente de Room Mate Group. En su opinión, la normativa tendrá que ser única. «Y será fundamental que España abra al mismo tiempo que el resto de naciones y no más tarde porque eso sería perjudicial», apuntó en el mismo encuentro Gloria Guevara, directiva del Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC).
El virus obliga a revisar el modelo
España es más vulnerable a los efectos de la pandemia por los rasgos de su economía. «El primer rasgo es la especialización en sectores que dependen de la movilidad, como el turismo», explica a Sputnik el economista Emilio Ontiveros, fundador y presidente de AFI (Analistas Financieros Internacionales).
Este catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid subraya que el daño producido a las empresas tras un mes sin ventas ni ingresos es especialmente grave, habida cuenta de que la mayor parte son PYMES. «Y tenemos un mercado de trabajo dominado por la temporalidad donde es fácil despedir, por eso hay un alza en el desempleo», detalla. «Pero son empleos que podrían recuperarse, incluso de forma intensa, si hubiera un estímulo económico fuerte no sólo en España, sino en todo el mundo», asegura, al tiempo que recuerda que se han perdido más de 900.000 afiliados a la Seguridad Social.
Ontiveros cree que habrá que realizar inversiones con la liquidez de los 750.000 millones de euros que aportará el BCE, «porque así habrá un efecto multiplicador de riqueza». «Si se hacen inversiones en economía digital y energías renovables, es altamente probable que el valor generado sea superior al de la inversión inicial. Es un primer paso». En su opinión, con el compromiso adoptado en el Eurogrupo de 540.000 millones (240.000 millones en préstamos del MED, otros 200.000 millones en avales del Banco Europeo de Inversiones, y 100.000 más para el programa de desempleo SURE), con los 750.000 millones del BCE y más lo que pueda pactarse en el Consejo Europeo, «se podría garantizar que saliéramos de la recesión ya el año que viene». «Pero de manera suave, porque vamos a tener una caída del PIB entre un 8% y un 10%», señala. «Ganará la UE, porque no puede volver a decepcionar».
«Pero la industria no es solo la solución. No sé si deberíamos crear más industria, pero sí más servicios como los de la economía digital. Y eso depende del conocimiento, de que tengamos buenos empresarios y un sistema I+D potentes», avisa.
Un tejido productivo problemático
«Pero no es solo que los servicios que tenemos son poco productivos y de poca cualificación, o que generan muy poco valor añadido», explica por su parte a Sputnik el economista Fernando Luengo. «Porque abordar el cambio de tejido productivo en clave de crecimiento, productividad y competitividad (algo intocable para el discurso convencional), es imposible», afirma, incidiendo en las características estructurales de la UE. Y añade:
«La Europa real es profundamente asimétrica. El papel subalterno de las periferias en las especializaciones productivas y comerciales ha sido funcional para el modelo de integración europea».
«Nuestra deuda ha sido necesaria para el gran negocio de los bancos alemanes y holandeses, nuestro déficit ha sido fundamental para que Alemania generase superávit estructural», remata. Luengo subraya la imposibilidad de continuar con un sector de servicios como el que España ha tenido hasta ahora. Y no está claro que al albur de la epidemia vayan a generarse otro tipo de industrias. «Las nuevas tecnologías son superintensivas en el consumo de minerales y recursos, y hay que plantearse su sostenibilidad. Es decir, la austeridad vinculada al cuidado de las personas y del medioambiente, una austeridad también asociada al reparto de riqueza», sostiene este especialista, aludiendo al contenido del manifiesto de la fundación Fuhem suscrito por más de 200 economistas españoles.
Los impuestos a las transnacionales digitales y a las empresas contaminantes, o la homogeneización de las bases imponibles son medidas que podrían resolver la financiación de un cambio de modelo, «como sostiene el grupo de investigación del economista francés Thomas Picketty», recuerda el profesor Luengo. «Pero no hay voluntad. Holanda, Irlanda y Luxemburgo son prácticamente tres paraísos fiscales. Todo esto hace muy difícil cambiar las especialidades productivas de países como España. Pero hay margen de maniobra que podría utilizar un gobierno si quisiera hacerlo, debatiendo el modelo económico».
El plan de ayuda de la UE
Si el futuro del modelo productivo español está en cuestión, con un sector de la automoción también acuciado de problemas antes de la irrupción del virus, no menos problemático es el aspecto de su reconstrucción. España ha propuesto en Bruselas crear un fondo de reconstrucción con el que transferir hasta 1,5 billones de euros entre los países más golpeados por la pandemia.