No existe capitalismo amable, siempre es salvaje.
La oligarquía, los poderes económicos, las grandes multinacionales, los poderes fácticos, no tienen corazón, no tienen humanidad.
El capitalismo genera desigualdad, la corrupción es inherente al sistema, la dictadura del IBEX 35 es fuente de abusos y sufrimiento, no existe un capitalismo amable, porque es un sistema que se basa en la explotación, no hay un capitalismo bueno o malo, el capitalismo es barbarie.
Bien es cierto que el bien y el mal son conceptos católicos, los comunistas, defendemos la JUSTICIA SOCIAL, el fin de la explotación, queremos darle todo el poder a la clase obrera.
El capitalismo tiene dos dioses, uno el de los ricos, el dinero, otro el de los pobres, el miedo, uno se alimenta de plusvalía y el otro de la falta de conciencia de clase, porque si recuperamos la conciencia de ser clase obrera seremos conscientes de nuestra propia fuerza, y en ese momento seremos invencibles.
La clase trabajadora tiene ahora los ojos vendados y no reconoce al enemigo, sobrevivimos sin saber lo que somos, sin conciencia de clase, sin orgullo obrero, y pienso que esa es la razón de que tengamos tanto miedo y nos sintamos tan perdidos.
Vivimos con miedo, miedo a todo, miedo al presente y al futuro, a perder el trabajo y a no encontrarlo, a que todo siga igual y a que algo cambie.
Ahora vivimos con miedo a ma pandemia del COVID-19, pero también al día después, a la nueva normalidad, porque sabemos que la crisis económica, la depresión del capitalismo, los que más tienen van a tratar de que la paguemos los que tenemos menos, sembrando miseria y sufrimiento para la clase trabajadora.
En la actual situación, con una oligarquía a la ofensiva, con la pérdida de derechos de la clase obrera, con la pobreza energética, la represión, el paro, el abuso patronal, queda muy claro que la lucha de clases está más vigente que nunca y que la estamos perdiendo.
Si el señor Perogrullo levantase la cabeza estaría muy orgulloso al ver como su filosofía triunfa en el discurso del oportunismo político.
Por este motivo es necesario que desde la izquierda defendamos un discurso claro, las trabajadoras y trabajadores en activo o en paro son capaces de entender nuestras propuestas, nuestro programa, nuestro modelo económico y social.
Las trabajadoras y trabajadores conocemos mejor que nadie cómo funciona el sistema capitalista, porque lo sufrimos en nuestras propias carnes.
El problema radica en que muchos no ven la alternativa y debemos mostrársela, porque la tenemos, porque la utopía es realizable y juntos podemos caminar con paso firme hacia el horizonte socialista.
La necesidad de un Partido Comunista fuerte cuando la lucha de clases se recrudece y el fascismo está en auge no debería estar en discusión.
Una vez más y como siempre el mensaje debe de ser claro.
PROLETARIOS DEL MUNDO UNÍOS