Sultana Díaz al acecho
«La crueldad es la virtud por excelencia de los mediocres, necesitan ejercitar la crueldad, ejercicio para el que no se necesita la más mínima inteligencia.» Alessandro Baricco.
Tocar la fibra sensible del nicho de cierto electorado, hasta fidelizarlo, no representa una fácil tarea. La clave está en mimetizarse con las víctimas. Si el objetivo consistiera en desplumarlas, como pudiera pensarse tras décadas de escándalos de corrupción y saqueo en la Junta, sin la labia del feriante de la tómbola se vuelve proeza harto compleja. No basta por tanto solo con la maquinaria propagandístico-clientelar en los media heredada de Griñán, evaluada en 600 millones € a costa de los contribuyentes. Los kafkianos funcionarios de la desidia precisan organizarse para tanta inoperancia..
Las facas ya se afilan en Ferraz ante una previsible sangría de escaños el 26J. La más destacada en el ascenso al mamelón de la jerarquía, a pesar de la pérdida constante de votos en la Colonia-sur, no hay duda que se trata de nuestra presidente la Sra. Díaz, más conocida como Sultana Díaz. Ya se ve en el palacio de la Moncloa muy pronto abriéndole la puerta el mayordomo, no sin reverencial bajada de párpados. Hasta puede llamar de asesora a la Pajín para anunciar otra conjunción planetaria entre Hillary Clinton y ella. Pero aparte de su gracia guerrista de cínica ‘apparatchik’ del partido, ¿qué logros atesora para postularse a las mieles de la anhelada Secretaría General, una vez defenestrado el fláccido liderazgo del ex-empleado de Blesa Pedro Sánchez? Se puede resumir tamaña grandeza.
En primer lugar el déficit comercial de Andalucía evidencia el desastre. La brutal diferencia entre lo que exporta e importa nuestra Autonomía indica el incompetente estímulo a nuestros productos. Descorazona el nulo interés o la ineptitud de los gerifaltes del Palacio de san Telmo en promocionarlos en el norte peninsular, o por el mundo, más allá de cuatro postureos para darse autobombo. Ni siquiera se han preocupado en buscar nuestra autarquía alimentaria, ¡siendo Andalucía la artífice de la mitad de productos ecológicos del Estado! No sólo eso, además votaron junto al PP la legalización de los transgénicos, amenazando usos agrícolas de milenios y nuestra biodiversidad, en peligro, para la supervivencia de las generaciones venideras.
Se desprende del punto anterior el siguiente. Donde el respeto por la significación de los logros mercantiles destaca por su anemia, impulsar unas redes de transporte estratégicas se torna quimera. Por eso a pesar de tener Andalucía el quinto puerto europeo en importancia, Algeciras, frente al Estrecho con el tráfico de mercancías navieras mayor del mundo, ¡el ferrocarril solo está electrificado hasta Bobadilla! Lo de tener camiones contaminando el medio ambiente, y el cambio climático, no va con los cortijeros sociatas en la única Comunidad autónoma, en cuarenta años, que no ha conocido alternancia en el poder de todo el E. español. Si nos vamos a Almería lo mismo. Un corredor mediterráneo ferroviario para dar salida a los millones de toneladas cosechadas en los invernaderos carece al parecer de interés para ellos. Así como fomentar macroplantas envasadoras para conservar ingentes cantidades de hortalizas y frutas que se dejan pudrir cada año, por no obedecer a los estándares de consumo exigidos por las modas o la publicidad. Por ello el puerto almeriense casi siempre carece de actividad. Ni apenas barcos de contenedores ni trenes con insumos lo alcanzan. Más demencial polución al remolcar miles de tráileres por carretera. Mayor paro fruto de la falta de dinamismo de la economía, de la no planificación estratégica general y de la pésima racionalización de nuestros recursos.
No nos extenderemos en la Sanidad pública, deteriorándose sin cesar en favor de la privada; o de la maltratada Educación subdesarrollada de modo paulatino, a beneficio de la ‘concertada’ o confesional pagada de los impuestos de todos, creyentes marianistas o no. Sanidad y Educación calamitosas mal administradas por la Junta de Andalucía. Sin embargo la propaganda del susanismo nos endosa el mantra de que todo ello se debe al gobierno central. Como si no supiésemos que cuando lo detentaron ellos la ineficiencia no varió nada. También parece estar cómoda la ensoberbecida trianera viviendo a caballo entre las bases de Rota y Morón, con armamento nuclear y otros usos no autorizados cuando su referéndum ‘de entrada no’… lo dudes. Debe querer para sus nietos la paz de Chernobyl o Hiroshima, pues no se le percibe a la excelentísima y genuflexa señora ni un mohín de disgustito, aun por disimular de cara a la galería.
Y si ya nos vamos a la ‘curtura’ del Susanato, esencial para dar caché a lo que elaboren los andaluces, para sentir un mínimo amor propio por nuestra tierra, por nosotros mismos, de la indignación pasamos al llanto. En el Pueblo de Averroes y Ben Mocadén de Cabra -padre literario del mal llamado ‘castellano’ o romance andalusí-, con ocho siglos dando al mundo sabios y geniales polígrafos de dimensión universal, con una población araboparlante creciente por la inmigración… nada, ni el menor interés de promocionar en la enseñanza, primaria o secundaria, la lengua culta del granadino Ibn al-Jatib, no se nos vaya a incomodar el Santo Oficio de tinieblas (¿le importará algo que su propio nombre, Susana, proceda del idioma de Las mil y una noches?) . Por no mencionar los millones de turistas del mundo musulmán, muchos de elevado poder adquisitivo, para los cuales por los prejuicios políticos racistas mal disimulados, por su carencia de oferta exclusiva en los circuitos internacionales, Andalucía se ha quedado a menos altura que Kazajistán. Valga un botón de muestra. Ni siquiera Sevilla, capital de Andalucía, dispone de una mezquita digna de tal nombre, algo que en una ciudad de esas dimensiones no han logrado ni alcaldes neonazis del norte europeo. Eso sí, mucho envolverse en la rojigualda en la Reserva-sur, con su socio de gobierno delegado por la estrellita Albert Rivera, ex-empleado de la Caixa.
Por si no fuese suficiente, debemos insistir en señalar una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, hecatombe sin paliativos. A lo que se han estado dedicando las consejerías de la Junta de Andalucía, desde antes del esplendor del ceutí Chaves incluso, ha sido a incitar a un sexismo de confrontación, quizá para enmascarar la indiferencia por implantar urgentes medidas económicas de clase. Ese aparente odio de género inducido, junto al desempleo estructural mayor de Europa asumido por los gobiernos sociatas como ‘idiosincrasia’, han provocado que la dinámica hombre-mujer no sea de cooperación, sino de salvaje competencia neoliberal. No cabe imaginarse antídoto de la lujuria heterosexual más eficaz. La emigración incesante de jóvenes a los que hemos pagado sus estudios, asqueados de tanta imbecilidad, terminará muy pronto por dar a la postergada sociedad andaluza la puntilla final.
En suma, el paso del autodenominado ‘socialismo’ por Andalucía nos ha causado más daño en cuarenta años que en cuatrocientos la Inquisición.
Aunque tal vez siempre hayan sido las dos caras, expoliadoras y genocidas, de idéntico centralista Terror…
* Al-Hakam Morilla Rodríguez, coordinador nacional de Liberación Andaluza.