Paco Campos •  Opinión •  24/10/2017

Contingencia y libertad

‘Contingencia’ no significa provisionalidad, tampoco imprevisión, sino posibilidad, apertura, y siempre generación y capacidad de adaptación e interpretación: todo lo contrario a necesidad e inmovilidad, a intemporalidad o dogma. Mejor que de principios y valores, (como hizo el Borbón en Oviedo) es hablar de formas de vida y de solidaridad. Rorty en La contingencia del lenguaje (1986) plantea lo bueno que sería no encontrar frente a la palabra un hecho determinado, porque caeríamos en el espejismo de que hay una necesidad que hila palabras y objetos, como si ya, desde siempre, tuviéramos prefijado ese escenario para poder representar en él nuestras creencias y deseos. Visto así el mundo desde el ojo real, nada cuesta abrazar lo establecido como la verdad suprema a la que habría que obedecer, porque de lo contrario no sabríamos qué hacer: qué hacer fuera de la seguridad consentida.

Espejismos, ilusiones, visiones… ¡fuera peones!, a ver si de una vez por todas sabemos ser felices por creer en la contingencia, porque nos valemos de ella, somos ella, siempre, para no caer en las manos del taxidermista y del escribano, que no tengamos que desenrollar el papiro para saber si estamos seguros o certeros o en regla. ¿Por qué no pensamos como cuando los novelistas escriben? ¿Es que los novelistas están en la inopia y escriben sandeces? Mas bien están en la vida, en el mundo de la vida, donde estamos todos y contemplan eso para traducírnoslo en forma de historia en un libro que nos hace pensar y ser felices… y es que vemos esas palabras tan lejos que terminamos diciendo: ‘eso es literatura, volvamos a la realidad’, como si en lo escrito no hubiera nada en lo que creer. Rorty en su llamado ‘giro pragmatista’ encuentra más fuentes de inspiración filosófica en la literatura que en ningún otro sitio, él lo dice.

Cuando la filosofía -y la política- se bajó del pedestal, o salió de la hornacina con toda esa carga de racionalismo acumulado por siglos, se dio cuenta que a la gente le importaba un pimiento lo ‘filosófico’, simplemente porque esa gente ya no cree en la necesidad del ajuste entre pensamiento y realidad -> ha cambiado el mundo tanto que lo establecido sólo está en las leyes, parlamentos y decretos; lo demás, lo que parece que está ‘des-establecido’, curiosamente, es lo que da sentido a nuestras vidas para vivir pensando en libertad.


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