Paco Campos •  Opinión •  25/04/2017

Para qué desdoblar la realidad

Russell siempre se quejó de la manía de los metafísicos de desdoblar la realidad innecesariamente. Esta queja ya la dejó caer en el siglo XIV Guillermo de Ockham, de ahí viene la consabida ‘navaja’ del teólogo franciscano. También esa manía se ha colado en la lógica y en la epistemología. Frege decía que una proposición contiene una afirmación a la cual se refiere, esto molestaría al pragmatismo contemporáneo, por ejemplo Wittgenstein dice que la proposición ya es una afirmación -> la leemos, la decimos o la oímos y comprobamos lo que dice, no hace falta que haya una afirmación independiente de la proposición.

        En la misma guisa está lo que muchos mantienen separado de cualquier manifestación, práctica o contexto. Generalmente son las verdades que guían nuestras conductas que persiguen la obtención de alguna certeza que forma parte de nuestro sistema de creencias. Verdades que siquiera sabemos en qué consisten, pero que sin ellas sería infructuoso cualquier esfuerzo científico o consuetudinario, y no digamos ya si salimos de nuestras prácticas sociales, esto es, cuando apelamos a Dios o a la Naturaleza como otra forma de expresión divina. En ese caso la verdad y la fe son la misma cosa y, por tanto, llegamos a morir o a matar por ella.

        Por favor, un poco de calma y de sentido común, porque si nos dejamos llevar por el mundo de la imaginación en vez de por el de los sentidos, entonces puede pasar cualquier cosa. Más vale asumir la verdad como una experiencia que mezcla en nuestra vida cotidiana lenguaje, datos de los sentidos, comunicación, arte y ensayo. No hay una verdad que guíe y no tenga contenido porque esa concepción representacional nunca podrá hacernos coincidir con los demás porque cada uno tendría suya. Una verdad que sólo yo entiendo no sirve para nada. Por tanto, para qué desdoblar el mundo innecesariamente…

 Es como aquello que nos ensañaban en la escuela: el cuerpo humano se divide en tres -> cabeza, tronco y extremidades –por un lado estaba el cuerpo humano y por otro la cabeza, el tronco y las extremidades. Algo parecido dicen de los ladrones de estos días: como humanos son débiles, ahora bien, como personas tienen la conciencia muy tranquila. Amén. 


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