Mumía Abú-Jamal •  Opinión •  25/06/2016

Por Amor a Yuri

Un representante al Congreso de los Estados Unidos anunció recientemente su oposición al homenaje de unas corporaciones de computadoras a la desaparecida luchadora por los derechos civiles, Yuri Kochiyama.

Yuri Kochiyama, en su larga y fecunda vida, luchó por muchas causas, entre ellas, por la vida y libertad del que escribe estas líneas.

Atacándola, el congresista trató de atacarme a mí, pero parece que su tiro le salió por la culata, porque, después de todo, él solo consiguió enlodarse a sí mismo.

Éste es el porqué: Patrick Toomey, Senador Republicano por Pensilvania, atacó la memoria de una mujer que se ha convertido en leyenda en la mente del pueblo. Porque si álguien sabe algo de la libertad y de lo que cuesta ser libre, ése no es Toomey, mediocre y arrogante político que empezó como banquero de inversionistas; Yuri es quien sabe de libertad, porque cuando ella era aún una niña pequeña fue encerrada (con toda su familia) en un campo de concentración Norteamericano por el grave delito de ser Japonesa en una racista nación Blanca. .

Cuando creció y se casó con Bill Kochiyama, Yuri se envolvió y fue activa en el Movimiento de los Derechos Civiles, luchando por justicia social para niños y niñas Negros. Después se afilió al Movimiento de Liberación de los Negros, y uno de los momentos más emotivos de ese Movimmiento, fue cuando Malcolm X fue asesinado.  ¿Quién fue la joven Japonesa que pacientemente sostuvo la cabeza de Malcom, hasta que el moribundo líder dió su último aliento de vida?  Esa joven fue Yuri.

Después se envolvió en una plétora de movimientos por la libertad — sí, incluso fue parte del movimiento que busca la libertad de este comentarista — porque, ¿quién mejor para luchar por la  libertad que aquel que ha vivido la experiencia de no ser libre?

Mientras otras niñas jugaban con sus muñecas de trapo, o jugaban saltando a la rayuela, la pequeña Yuri, gustaba cantar, «Esta es mi patria, dulce tierra de Libertad, a tí, Patria amada, hoy te canto…», mientras miraba alrededor suyo… cercas de alambres de púas, guardias con armas de fuego, y tierra seca, desnuda con hojas arrastradas por el viento.

Esta adorable y sensitiva niña, ciudadana Norteamericana, «nacida-en-los Estados-Unidos-de-Norteamérica«, como dice la canción, piénselo, vió los aterrorizantes rostros ceñudos y el odio armado en los semblantes de las tropas Norteamericanas; y aún más, las horrendas políticas de los rabiosos racistas de la extrema derecha conservadora que hicieron posible tales crueles campos de concentración.    

Viene la pregunta: ¿quién en verdad merece el honor: Yuri Kochiyama, con una larga vida dedicada a luchar por la libertad; o Patrick Toomey, político sin ideas buenas, que busca jugar sus trilladas notas de miedo para su ventaja política?

Nosotros te amamos Yuri Kochiyama —  Toomey no merece ni siquiera lamer tus pies.

–© ‘16maj

Traducción libre del inglés enviado por
Fatirah Aziz, Litestar01@aol.com,
hecha en REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas.

Opinión /