CELAC y la delicada integración latinoamericana
La VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) efectuada el 18 de septiembre en Ciudad de México apostó por una nueva integración latinoamericana, pese a las acciones de algunos miembros que intentaron boicotearla.
Las gestiones del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador y de su canciller, Marcelo Ebrard, fueron fundamentales para alcanzar el éxito del cónclave que reunió por primera vez en los últimos cinco años, a 31 de sus 33 miembros (Colombia no asistió y Brasil retiró su membresía en 2020).
En la Declaración Final, refrendada en unión con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el organismo logró consenso en una diversidad de temas, que incluyen un orden internacional más justo, la consolidación de la democracia, el fortalecimiento de la educación y de la igualdad de género, la lucha contra la corrupción y la pobreza, el respeto a los derechos humanos y de los derechos de las minorías, los pueblos originarios, indígenas y afrodescendientes, entre otros.
Asimismo se refrendó una declaración conjunta contra el bloqueo económico a Cuba y a favor de la soberanía argentina sobre las Malvinas; un plan para la autosuficiencia sanitaria la cual permitirá que si un país logre una nueva vacuna, ésta pueda ser usada en toda la región de inmediato.
Se alcanzó la creación de un fondo de la institución con más de 15 millones de dólares para enfrentar el cambio climático, que aunque pequeño es el único establecido hasta el momento en América Latina.
Como se conoce, ha sido extremadamente difícil conseguir vacunas para muchos países de la región debido al acaparamiento de dosis por parte de las naciones desarrolladas.
En ese sentido, el presidente cubano Miguel Díaz Canel ratificó la voluntad de su Gobierno de trabajar en el marco de la CELAC para el suministro y producción de vacunas anticovid (creadas en Cuba) para países interesados con el objetivo de alcanzar la inmunización universal en la región.
La VI Cumbre sancionó la constitución de la Agencia Latinoamericana y del Caribe del Espacio, y determinó presentar más adelante una postura sobre el futuro de la ya obsoleta y lacaya Organización de Estados Americanos (OEA).
En cuanto a la próxima Conferencia COP26 de la ONU, en Glasgow, la CELAC llevará una posición común que versará sobre la base de la justicia que debe haber para hacerle frente al cambio climático.
Para realizar un trabajo más coordinado, se anunció que se buscará darle una estructura de gobierno a la institución para que sus acuerdos tengan permanencia y eficacia.
Pero como era de esperar, Estados Unidos escogió a dos de los miembros para que lanzaran dardos que provocaran la desunión de los integrantes. En esta ocasión, días antes de la Cumbre, visitó Paraguay y Uruguay el archiderechista presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone quien fue impuesto en ese cargo por el expresidente Donald Trump.
En la visita realizada los días 13 y 14 de septiembre, según medios de prensa, Claver-Carone le dio instrucciones al presidente Mario Abdo para que expresara las posiciones que tiene la Casa Blanca hacia Cuba, Venezuela y Nicaragua.
A Paraguay, como fiel aliado de Washington, le ofreció créditos blandos y proyectos de inversión en diferentes sectores como en infraestructura.
Para el 15 de septiembre viajó a Uruguay con la misma agenda, ratificó las buenas relaciones del BID con el gobierno derechista de Pou y reafirmó que este año “habrá un récord de financiamiento y cofinanciamiento del sector privado”.
Con estos antecedentes, tanto Abdó como Pou se brindaron para ser los voceros estadounidenses en la Cumbre, objetivo que no lograron por las contundentes respuestas recibidas de los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro y de Cuba, Miguel Díaz Canel.
El mandatario cubano, en su derecho a réplica, significó: “El neoliberalismo, el monroísmo y la OEA es lo que acaba de defender el presidente uruguayo” y le aconsejó que escuchara a su pueblo que recogió más de 700 000 firmas contra la Ley Urgente “que usted impuso y que cambió las condiciones para ajustar precios de combustible, desalojo, disminuir el rol de las empresas públicas y modificar el proceso penal”.
Mario Abdo, en su presentación señaló que su régimen no reconocía al gobierno de Maduro ante lo cual el legítimo presidente venezolano respondió que pusiera “fecha, lugar y hora para un debate sobre la democracia en Paraguay, en Venezuela y América Latina”.
Las intervenciones de Cuba y Venezuela resultaron aplaudidas por la abrumadora mayoría de los presentes. También fue notorio que en la cita no se encontraban los dos principales aliados de Estados Unidos en la región, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien se retiró unilateralmente de la CELAC en 2020 y el desacreditado Iván Duque de Colombia, que ante tantos asesinatos cometidos en su país contra líderes sociales, ser el mayor productor de cocaína en la región y no haber cumplido con los acuerdos de paz entre la guerrilla y el gobierno, desistió presentarse en la cita.
Y así, contra viento y marea, la VI Cumbre concluyó en un gran éxito al poder reunir a la mayoría de sus miembros y trazar objetivos futuros con vistas a convertirse en el principal instrumento de cooperación e integración regional.