Entrevista a Willy Toledo: “En este país, ser un nazi está premiado, no penado”
Toledo estuvo hace unas semanas en Errenteria, presentando ‘El Rey’, una mirada crítica sobre Juan Carlos I, que ya se puede ver en Filmin.
A finales de enero, en una proyección organizada por el cineclub Ozzinema, Willy Toledo presentó en Errenteria El Rey,dirigida por Alberto San Juan y Valentín Álvarez, que adapta la obra de teatro del propio San Juan y que pivota sobre la figura de Juan Carlos de Borbón. Toledo, que estos días ha estado en Euskal Herria ofreciendo conferencias sobre la situación venezolana, interpreta a varios personajes en este filme, como Felipe González y Antonio Tejero.
‘El Rey’ ha pasado esta semana a ser parte del catálogo de Filmin.
–El Rey ya no está en las carteleras. Ahora está disponible para que quien quiera pueda organizar una presentación en su pueblo. No paro de viajar para estas presentaciones. Además va estar una temporada en Filmin y dentro de un tiempo, antes de que acabe este año, probablemente, la dejaremos en libre circulación y que cada uno haga con ella lo que quiera. No hemos tenido ningún tipo de subvención, ni ayuda económica, más allá de un crowdfounding y la cesión del Teatro del Barrio. Aparte, somos profesionales y ninguno de los tres actores -Luis Bermejo, Alberto San Juan y el propio Toledo- hemos cobrado;también queremos vivir de nuestro trabajo. Le estamos dando un año de recorrido comercial para ver si conseguimos recuperar algo del dinero.
-Se la presentamos a todo dios y a nadie le interesó. Al final optamos por asociarnos con una pequeña distribuidora catalana;ellos, haciendo un trabajo de hormiguita, han conseguido que estrenásemos en Bilbao, Iruñea, Madrid, Barcelona, Tarragona… Hemos estrenado en cines comerciales y en horarios comerciales en ocho o nueve ciudades. Estamos contentos porque pensábamos que la película nos la comíamos con patatas. Obviamente, no hemos conseguido lo que queríamos;ya sabíamos que no lo íbamos a conseguir, pero hemos estrenado en cines y ahora está rulando mucho.
No muchos han hincado el diente a la monarquía.
-Muy poquitos. Toda la investigación que hemos hecho para escribir el texto de lo que fue primero la obra y luego la película la hemos sacado de informaciones publicadas. Han sido pequeñas publicaciones muy atomizadas y dispersas a lo largo del tiempo. Poco a poco, si vas recopilando unas y otras, te das cuenta de que sí se han contado cosas. Lo que ocurre es que los medios masivos de comunicación llegaron a un acuerdo tácito no escrito por el que la monarquía se blindaba informativamente y solo iban a publicar cuestiones relacionadas con el corazón o inaugurando un pantano como Franco o con Franco… Ocurre al contrario que con la monarquía británica, a la que le han dado hostias por delante y por detrás. Allí se mantenía esa libertad de prensa para las informaciones sobre la Familia Real.
Siempre ha hecho teatro político.
-Sí, primero con Animalario y ahora con Teatro de Barrio. El Rey nace de la obsesión de intentar explicarnos y entender cómo es posible que hayamos llegado a la situación actual y para eso consideramos que era impepinable hablar de la transición. El personaje icónico de esa época es Juan Carlos de Borbón y Borbón. Es una película en la que la mayor parte de las escenas están basadas en situaciones reales que sucedieron, en las que sabemos qué sucedió;lo que hemos hecho ha sido dialogarlas.
¿Qué tipo de pasajes cuentan?
-Hay una escena, que ha sido contada por el propio Suárez, en la que Juan Carlos le cita en la Zarzuela y le reúne con un grupo de militares. Él ya estaba sufriendo el cerco para que dimitiera. En un momento dado, Juan Carlos se levanta y se va de la habitación y Suárez se queda con los militares, que intentan convencerle de que renuncie. A él, en cambio, no le convence ninguna de las razones que le dan y Suárez literalmente pregunta: ¿Alguna otra razón por la que yo deba abandonar mi puesto? Entonces, uno de los militares saca la pistola y la pone encima de la mesa y le responde: ¿Le parece a usted bien esta razón? El tiempo ha demostrado que la razón que le dieron fue suficiente y decidió dimitir.
¿No tenían miedo a la censura?
-A lo que tenemos pánico absoluto y radical es a la autocensura. Presentamos el texto a un abogado, lo miró y dijo que al final de la película convendría poner un cartel que dijera que es una película de ficción basada en hechos reales. Lo que no hemos hecho, en ningún caso, es quitar escenas, diálogos. La película es tal cual se hizo la obra. Estoy contento porque no hemos sucumbido a la autocensura, que para mí es lo más terrible y es el objetivo que buscan.
¿Cómo afronta la situación de veto a la que se le somete en el Estado?
-Se lleva. ¡Qué le vamos a hacer! Siempre he sido muy consciente de que esto iba a pasar, del país en el que vivo. Cuando toda esta avalancha mediática contra mí empezó hace unos ocho o nueve años, podías ser un progre, apoyar al Sáhara Occidental o a Palestina, pero había dos líneas rojas: Cuba y el País Vasco. Una vez que apoyas a la revolución cubana o dices, por ejemplo, que Otegi es un preso político, ahí se jodió tu carrera profesional. A partir de entonces empiezas a ser un apestado. Si me dices que soy un nazi, pues me jodo;pero, en este país, ser un nazi está premiado, no penado. Aquí lo que está penado es ser un demócrata y luchar por la justicia social, por la libertad, por la autodeterminación de los pueblos, etcétera.
¿Un actor puede vivir con ese veto?
-Hago lo que puedo. Con el teatro voy sobreviviendo. He estado trabajando mucho en Argentina, pero como ahora también ha caído en manos del fascismo de Macri, toda la política cultural que se había creado durante muchos años ya no existe. Con lo cual, ya no tengo la salida a Argentina.
¿El teatro le da para vivir?
-Lo que no van a conseguir es matarme de hambre. El teatro es algo que se escapa a su control. La Ley del Cine que sacó el Gobierno de Aznar, que a mucha gente le pareció muy bien, obligaba a que las televisiones privadas invirtiesen un porcentaje de sus beneficios para producción de cine. Entonces, desde el sindicato dijimos que eso era una barbaridad porque era poner toda la producción cinematográfica del Estado en manos de Antena 3, Tele 5 y TVE. Así ha sido. Si no tienes a estos canales, no hay nada que hacer. Ahora han aparecido nuevas plataformas que están ampliando el margen. Quizá algún día pueda volver a meter la cabeza. Aunque luego resulta que el director general de contenidos de Tele 5 es el director general de Netflix España. Con lo que el cabronazo que llevaba puteándome 20 años, sigue siendo el mismo cabronazo, pero en otra empresa. Son una banda de cabronazos. Vetar e impedir que una persona se pueda ganar la vida con su trabajo es repugnante.
¿Vivimos en la dictadura de lo políticamente correcto?
-¿Sabes qué ocurre? Que han conseguido darle la vuelta a la tortilla, como siempre. Y ahora resulta que lo políticamente incorrecto es ser un fascista. De hecho, Vox ha llegado a donde ha llegado diciendo que están hartos de la corrección política. Ahora lo incorrecto, lo antisistema, lo antiestatal, digámoslo así, es ser un nazi. Antes era ser comunista y ahora es ser un nazi. Por otro lado, más que en la dictadura de lo políticamente incorrecto, es que vivimos en la del miedo.
¿Tienen los actores miedo de opinar?
-Durante la Guerra de Irak, prácticamente, todos los actores, actrices, directores y productores salieron en aquella famosa gala de los Goya con la chapa de No a la guerra. ¿Quién ha salido contra la guerra en Siria, en Libia, en Yemen o, ahora, contra la guerra inminente en Venezuela? Están todos callados, todos metidos en su casa. Esto no es una crítica, porque yo lo entiendo. Las consecuencias son jodidas y lo digo por experiencia propia. Entiendo la situación de compañeros míos que, de repente, tienen tres hijos. Pero, al final, somos esclavos y nadie quiere alzar la voz por las consecuencias. Si al final todos tomamos ese camino, vamos a ir a trabajar con grilletes. No estoy dispuesto a ello.
¿Durante estos años ha sentido soledad de sus compañeros?
-Mucha. No necesito que ellos digan que están de acuerdo conmigo o con mis posturas políticas. Hace ya seis años que hice Los amantes pasajeros,de Pedro Almodóvar. Anteriormente llevaba tres años sin trabajar. Por lo que puedo decir que en los últimos ocho años he hecho dos películas remuneradas. La de Almodóvar y Black is Beltza, de Fermin Muguruza. Claro, a Almodóvar nadie le iba a decir que no contratase a Willy. En ese tiempo en el que yo he desaparecido y en el que todo el mundo sabe lo qué ha pasado, a mí sí me hubiese gustado que un día, un actor, en una gala de los Goya suba y diga Echo de menos a Willy. ¿Por qué no está Willy aquí? ¿Después de 20 años aquí, por qué de repente ya no está? ¿Qué fue de aquel de nuestro gremio que ha sido expulsado? No he recibido eso de nadie. Si me los cruzo por la calle me dicen que están conmigo y que le echo muchos huevos, les digo que con sus ánimos en privado me limpio el culo. A mí las hostias no me las dan en privado, me las dan en público en los medios de comunicación. Cuando salgan en un medio y me apoyen, entonces se lo agradeceré.
Sigue pendiente el juicio por “cagarse en dios”.
-Está pendiente de fecha. Iremos a juicio. Este país presenciará un juicio contra un ciudadano por un delito de blasfemia, que es de lo que se trata. Antes se llamaba así, delito de blasfemia, pero en la reforma del Código Penal del PSOE, en vez de abolir esos artículos, les cambiaron el nombre, que es lo que hizo el PSOE en la Transición, cambiarles el nombre a las estructuras fascistas. Ahora se llama Delito contra los Sentimientos Religiosos. Iremos a juicio, por primera vez, desde 1973.
Alberto San Juan opina que usted sufre un “linchamiento”.
-Claro que lo hay. Es una persecución personal. Por otro lado, estos abogados cristianos lo que quieren es publicidad. Para que se sepa, la Asociación Española de Abogados Cristianos junto con Vox y Hazte Oír pertenecen a una supra-asociación que se llama El Yunque, que es tan ultraderechista y tan fundamentalista católica, que ni siquiera el Vaticano la reconoce. Son muy peligrosos.
Los últimos papeles que ha hecho en ‘Black is Beltza’, ‘La Cifra Negra’ y en ‘El Rey’ han sido de Guardia Civil.
-Me encanta interpretar picoletos (ríe). En El Rey interpreto al teniente coronel Tejero. Me estoy especializando en esos papeles (ríe). Además, hice un cameo en la película de Fernando Trueba, La reina de España, y también hice de guardia civil.
¿Qué le atrae de esos papeles?
-Básicamente, es lo que me han ofrecido. No he tenido donde elegir (ríe).
En ‘El Rey’ interpreta a Felipe González.
-¡Qué vamos a hablar de Felipe González! Es un hombre de la CIA desde los años 70, captado por ellos para dar un golpe de estado dentro del PSOE en el famoso congreso de Suresnes, a donde sabemos que llegó escoltado por decenas de policías franquistas y regresó escoltado por los mismos policías. Siempre digo que Felipe González es nuestro Kissinger. Lleva toda la vida conspirando con la ultraderecha fascista internacional;es un lacayo de Carlos Slim, un multimillonario mexicano;también lacayo de la monarquía marroquí, primero de Hasan II y ahora de Mohamed VI;traicionó, por supuesto, al pueblo saharaui;organizó una organización terrorista estatal que se llama los GAL… La trayectoria de este señor es, cuanto menos, para sentarlo en el banquillo de los acusados por crímenes contra la humanidad y por terrorismo de Estado.
Usted está ofreciendo una serie de charlas sobre la situación venezolana;González, por su parte, se ha mostrado muy contrario al Gobierno de Maduro.
-González fue amigo íntimo de Carlos Andrés Pérez y Carlos Salinas de Gortari, de toda la chusma latinoamericana golpista, ultracapitalista y ladrona. Felipe González siempre ha sido lacayo de todos estos, el señor de los recados de los fascistas latinoamericanos y marroquíes. Entonces, es un honor interpretarlo (ríe).
¿Cómo ve que va a acabar la cuestión venezolana?
-Va más allá de Maduro, de la democracia y de los derechos humanos. Esto va de las reservas naturales que tiene Venezuela, que tiene de todo y en grandes cantidades. Es muy importante hablar de la situación que viven los Estados Unidos, que han pasado a la quiebra total y absoluta financiera y económica, que su país es un auténtico erial, donde el umbral de la pobreza no hace más que crecer y todo el mundo está armado;aquello puede saltar por los aires en cualquier momento y volverse en contra del sistema norteamericano. Como siempre, como la historia se repite, cuando una nación imperialista hegemónica entra en crisis, la mejor manera de desviar la atención y recuperarse económicamente es montar una guerra. También está en juego el prestigio de Trump y, como se dice en la calle, una vez que sacas la navaja es para utilizarla. Él la ha sacado y me temo muchísimo que no va a dar marcha atrás. Lo único que le queda es una huida hacia adelante. Para eso, sabemos que son capaces de arrasar con lo que sea. Están dispuestos a montarnos un Oriente Medio en Latinoamérica.
Se ha mostrado crítico con Podemos y a la derecha parece que se le han quitado los complejos. ¿Cómo ve el presente electoral en el Estado?
-La derecha actúa sin complejos, sin embargo, en la izquierda estamos hasta el cuello de complejos por todas partes. Nos da miedo hasta denunciar un ataque imperialista contra Venezuela como es el caso de Irene Montero, que exigía hace unos días elecciones libres, cuando acaban de suceder. Es verdad, la derecha no tiene complejos, los tenemos nosotros. Santiago Abascal ha sido del PP hasta hace tres telediarios y dejó de serlo cuando dejaron de pagarle;ahora se ha montado su chiriguito pero Vox, de alguna manera, es el PP, pero con menos complejos. Yo calculo que vamos a tener un Gobierno de PSOE y Ciudadanos. Veo un Ejecutivo puramente del IBEX35 con Pedro Sánchez de presidente y Albert Rivera de vicepresidente.
Si le pidiese que me dijese algo bueno sobre Vox, ¿podría hacerlo?
-(Ríe) ¿Algo bueno sobre Vox? Te voy a expresar un deseo sobre Vox: que desaparezcan de la faz de la tierra cuanto antes.