Catalunya en el barro: Cronograma imperfecto de una crisis territorial a una crisis de Estado
En el año 2005 el Parlament de Catalunya aprobó un nuevo Estatut d’Autonomia,
En el año 2006 el Estatut fue aprobado (y recortado) en el Congreso de los Diputados. Ese mismo año el Estatut se aprobó en referéndum por el pueblo de Catalunya.
Mientras sucedía todo esto el PP realizaba una campaña anti-catalana por toda España, dónde recogió 4 millones de firmas contra el Estatut y presentaron un recurso ante el Tribunal Constitucional. Además, pidieron boicotear los productos catalanes.
En el año 2010 el Tribunal Constitucional con una fuerte influencia del Partido Popular dictó sentencia contra el Estatut, declaró inconstitucionales varios artículos que aparecían sin ningún problema en los Estatutos de otras comunidades autónomas.
En el mismo año 2010 se iniciaron grandes manifestaciones en defensa del Estatut de autonomía, y la idea de la independencia no tardó en centrar el debate en Catalunya.
Des de distintos ámbitos se reclamó al Gobierno de España que lograra una salida política a las demandas para blindar competencias, un nuevo pacto fiscal y más autogobierno.
La crisis territorial y política fue en ascenso y el Parlamento de Cataluña mandó tres representantes en abril de 2014 al Congreso de los Diputados para lograr desencallar la situación. Esas demandas fueron desoídas contundentemente por la mayoría absoluta del PP.
Empieza la nebulosa con la consulta ciudadana del 9N de 2014.Sigue la convocatoria de elecciones para el Parlament de Catalunya del 27S de 2015.
Los partidos que ahora forman el Govern de la Generalitat dijeron en campaña que la celebración de un referéndum pactado con el Estado era “pantalla pasada”, y prefirieron dar carácter “plebiscitario” a las elecciones, así que en caso de ganarlas servirían para declarar la independencia. Perdieron esas elecciones en número de votos, pero ganaron en número de escaños.
En Catalunya el 80% de sus ciudadanos piensan que esta solución pasa por la celebración de un referéndum pactado con el Estado y con todas las garantías democráticas.
Los días 6 y 8 de septiembre el Parlament aprobó con una gran tensión interna las leyes del “referéndum” y de “desconexión”. Se aprobaron sin ningún voto en contra por el abandono del hemiciclo por una parte de la oposición.
Finalmente, el domingo 1 de octubre se celebró (a pesar que la votación fue tachada de ilegal por el Tribunal Constitucional) una votación en Catalunya bajo la pregunta “¿Quiere usted que Catalunya sea un estado independiente en forma de República?”.
El gobierno español mandó las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado a reprimir esa movilización, dejando a más de 1.000 ciudadanos heridos que tuvieron que ser atendidos por los servicios médicos.
Según los organizadores votaron más de dos millones de personas, y ganó el SÍ a la independencia con más del 90% de los votos. Aunque la consulta no tenía las garantías básicas para ser reconocida.
El día 3 de octubre se produjo una huelga general en Catalunya para mostrar el rechazo ante la violencia policial frente a manifestantes pacíficos.
Los días 7 y 8 de octubre se celebraron manifestaciones masivas de distinto signo, el sábado se pidió diálogo a los Gobiernos de Catalunya y de España, y el domingo una gran manifestación en contra de la independencia recorrió las calles de Barcelona. Esa semana 6 de las 7 grandes empresas catalanas trasladaron su sede social fuera de Catalunya por miedo a la proclamación de independencia.
El 10 de octubre el presidente de Catalunya Carles Puigdemont proclamó durante 8 segundo la independencia, y después dio marcha atrás. Quiso abrir una vía de diálogo debido a las presiones de mediadores internacionales, intentando trasladar la presión a Mariano Rajoy.
A partir de ese momento se inició el despliegue del artículo 155 de la Constitución con el fin de devolver a Catalunya a la “legalidad” mediante la retirada de competencias. Este episodio se adornó con el envío de misivas entre el Presidente Rajoy y el President Puigdemont.
Y en medio de lo que podría haber sido una tensa calma útil para negociar, se produjeron las detenciones y el envío a prisión de los “Jordis”, los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana y del presidente de Òmnium Cultural. En protesta se produjeron grandes muestras de rechazo a esa decisión judicial en todo el territorio.
Ahora esperamos por un lado si el 26 de octubre el Parlament proclamará de manera efectiva la independencia de manera unilateral, y por otro lado, si el viernes 27 de octubre el Senado aprobará avanzar hacia el artículo 155 y suprimir la autonomía catalana por un período de tiempo desconocido.
Lo que empezó con una incompresible sentencia del Tribunal Constitucional, derivó en una crisis territorial, que debido a una nefasta gestión se ha convertido en una crisis de Estado, y que parece que se puede convertir en una crisis que sacuda la composición de la Unión Europea.