Alex Anfruns •  Opinión •  27/09/2024

“Las decisiones de Goita, Tiani y Traoré se toman pensando en el pueblo”

Con ocasión del primer aniversario de la creación de la Alianza de Estados del Sahel (AES), la Universidad de Ginebra acogió el 24 de septiembre la Conferencia “Confederación de Estados del Sahel: ¿un renacimiento panafricano?” animada por el historiador franco-beninés Amzat Boukari-Yabara (presidente de la Liga Panafricana Umoja), y que contó con la participación de invitados de diferentes países que transmitieron un mensaje a los asistentes del acto organizado por el CETIM (Centro Tercer Mundo), conocido por su labor de defensa del derecho al desarrollo de los países del Sur. Tras las intervenciones de Aminata Traoré (ex ministra de cultura de Mali), de Inemesit Richardson (presidenta del Centro Thomas Sankara en Burkina Faso) y un portavoz de Vía Campesina-Níger, el autor Alex Anfruns expuso los argumentos que apoyan la tesis del libro “Níger: ¿Otro golpe de Estado o la Revolución panafricana?”.

“Las decisiones de Goita, Tiani y Traoré se toman pensando en el pueblo”

La historia de la “Françafrique” y los efectos del «neocolonialismo» en los territorios antiguamente colonizados por Francia no son percibidos actualmente por los pueblos del Sahel como asuntos de una época pasada, a la que se pueda dar fácilmente la vuelta a la página. Esa historia se ha concretado en una estructura y un auténtico sistema de dominación, cuyos actores políticos han sido identificados y denunciados abiertamente por los pueblos y Estados del Sahel en los últimos años.

El discurso soberanista o nacionalista, heredero de las luchas anticoloniales de ayer, hunde sus raíces en esta historia contemporánea. El «patriotismo» en el Sur tiene un fundamento diferente del de los países del Norte. De hecho, no tiene absolutamente nada que ver con él, desde el momento en que se utiliza para volver las armas contra el opresor. En palabras de Walter Rodney, el panafricanismo es una «ideología de liberación». Su objetivo es defender la soberanía y los intereses de amplios sectores de la sociedad africana frente a las potencias extranjeras y la complicidad local. Hoy, en la Confederación de Estados del Sahel, se traduce en nuevo contenido progresista y antiimperialista.

La historiografía dominante sólo conserva los fracasos de los primeros años del periodo posterior a la independencia. Así es como los principales acontecimientos relacionados con la injerencia extranjera -asesinatos, desestabilización, golpes de Estado, etc.- se han subestimado e incluso ocultado en gran medida. En ese contexto, se produjo una lucha ideológica promovida por representantes de clases sociales comprometidas con el neocolonialismo. Su objetivo era despojar a este concepto de su contenido radical y sustituirlo por otras concepciones idealistas, compatibles con el desarrollo de los intereses de las clases dominantes en los nuevos países independientes. Este fue también el contexto del «triunfo» de la globalización capitalista y de las recetas neoliberales impuestas a los países del Sur.

He descrito brevemente el contexto de opresión y la ideología que permitió a los pueblos africanos resistir. Si he titulado mi libro «¿Golpe de Estado o revolución panafricana?», es porque creo que cuando se produjo el golpe de Estado en Níger, el sistema que había prevalecido hasta entonces se hizo añicos. Lo hemos visto en la sucesión de acontecimientos espectaculares que tuvieron lugar en los meses siguientes, como la expulsión de las tropas militares extranjeras, el cierre de sus bases militares, etc. Y el elemento clave de esta Revolución fue y sigue siendo la participación popular. Para los presidentes de la Confederación de Estados del Sahel, Abdourahamane Tiani, Assimi Goita e Ibrahim Traoré, cualquier medida gubernamental debe decidirse pensando «primero en el pueblo». En Níger, la CNSP ha puesto en marcha medidas sociales como el acceso a la sanidad, la reducción del precio de los carburantes, la distribución gratuita y selectiva de alimentos y la venta de cereales a precios moderados.

Es preciso interrogarse sobre la idea de «renacimiento» panafricano, que puede referirse a una situación pasada idealizada, la del África precolonial. Tras el golpe de Estado reaccionario que le derrocó en 1966, poco antes de su muerte, Kwame Nkrumah advirtió de los riesgos de una visión esencialista o culturalista de los procesos de liberación contemporáneos. En efecto, las estructuras sociales y económicas de las sociedades sahelianas han sido transformadas por el capitalismo. Los problemas y retos de los países del Sahel son similares a los de otros países del Sur. Economistas como Samir Amin han explicado que las economías del Sur se han integrado en las necesidades del capitalismo internacional. En consecuencia, los defensores del capitalismo también tienen un proyecto panafricano (o «unidad africana») que no tiene en cuenta las necesidades de los pueblos. Por mi parte, subrayo la importancia de la idea que defienden hoy Níger, Malí y Burkina: los recursos del Sahel deben ponerse al servicio de un desarrollo autocentrado. El camino para lograrlo estará sembrado de escollos, porque este panafricanismo revolucionario es incompatible con los objetivos que las potencias imperialistas se han fijado para el Sahel. Por eso son tan importantes la toma de conciencia de lo que está realmente en juego, la movilización popular y la solidaridad internacional. 

Intervención de Alex Anfruns, en la conferencia de Ginebra bajo el título “La Confederación de Estados del Sahel: ¿un renacimiento panafricano?”, organizada por CETIM (Centre Tiers-Monde), en Ginebra 24 de septiembre del 2024. Alex Anfruns es profesor, investigador, periodista independiente, y autor del libro “Níger: ¿Otro golpe de Estado o la Revolución panafricana? publicado en español en España y Venezuela. Su libro será editado próximamente en Cuba, Estados Unidos (en inglés) y Níger (en francés).


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