Entrevista a Pablo Beltrán. Jefe de la delegación de diálogos de paz del ELN colombiano
La Habana | Octubre 2020.
2020 ha sido un año que será recordado en la historia. El Covid-19 ha venido a alterar agendas y transformar modos de vida. ¿Estamos ante un cambio de momento social y político? ¿Existe un reordenamiento del capitalismo a nivel mundial?
Es cierto que el mundo, y Colombia por tanto, viven un momento de cambio estructural. Las tres amenazas de extinción que hace el capitalismo contra el planeta y la humanidad, están recibiendo un rechazo que se llama rebelión contra la extinción, que ataca los efectos depredadores del capitalismo. Ahí tenemos el Covid19, los incendios, los huracanes y ciclones, todo eso es el desorden del clima. Pero a su vez, tenemos un crecimiento desmesurado de la desigualdad social mientras que el 1% concentra más riqueza. También tenemos una proliferación de las guerras imperialistas. Entonces, esos tres tentáculos que conspiran contra el planeta y la humanidad están teniendo una resistencia, una lucha, una rebelión. Y de esa lucha, tiene que salir algo nuevo, un postcapitalismo. Tiene que salir el sistema imperialista debilitado. Y también tendrá que salir, en algunas partes -uno se imagina- un retorno de ese capitalismo keynesiano, en otras partes, es muy seguro, lograremos tener unas sociedades más igualitarias, más soberanas, más amables con el planeta. En estos días, el teólogo brasileño Frei Betto decía que “es una ingenuidad creer que van a humanizar el capitalismo”, no, eso es un logro imposible. Quiere decir, que tiene que venir una sociedad postcapitalista más amable con el planeta y más humana.
¿Cómo ha afectado esta nueva realidad al ELN?
Para los revolucionarios y para nosotros como organización político militar alzada en armas es muy importante que el capitalismo y el imperialismo estén siendo confrontados por miles de millones de personas en el mundo. Porque quiere decir que estamos más acompañados. Y también significa que hay una globalización de las luchas. Hoy tenemos un movimiento contra el calentamiento global por salvar el planeta, tenemos un movimiento global contra la guerra imperialista, también tenemos una sensibilidad mayor contra los cuentos mágicos del capitalismo neoliberal, que decía que en la copa de la riqueza si la llenaban y el 1% tenía su copa llena entonces eso derramaba para el resto de la humanidad. Y eso es falso. Eso lo acaba de denunciar el Papa Francisco en su última encíclica.
Toda esa situación en contra del viejo orden capitalista e imperialista para nosotros los revolucionarios es una oportunidad. Y en Colombia, todas estas luchas por el medio ambiente, por la paz, por la humanidad también se están conectando, y para nosotros eso es muy importante y es una gran oportunidad de cambio y transformaciones estructurales.
- Durante la pandemia, la Organización de Naciones Unidas solicitó un alto al fuego inmediato de todos los conflictos armados del planeta. El ELN se sumó en abril a ese llamado con un alto al fuego unilateral. ¿Qué ocurrió en ese proceso y por qué se interrumpió?
Nosotros hicimos un cese unilateral en el mes de abril respondiendo al llamado de la Naciones Unidas y el Papa Francisco. También le propusimos al gobierno que hiciésemos un cese bilateral a continuación que pudiese extenderse, y que permitiera enfrentar el Covid19 como era la solicitud que se nos hacía. Pero el gobierno fue totalmente sordo a nuestra propuesta pero además no hizo ningún tipo de medida de desescalamiento militar. Antes por el contrario, trajo más tropas de EE.UU, se comprometió más en los ataques contra Venezuela, en Colombia se incrementaron los asesinatos de líderes sociales y masacres Y en la zona donde nosotros hicimos ese cese ellos aprovecharon para tomar ventaja militar, por eso no lo pudimos extender.
¿Cómo valoran la respuesta del Gobierno colombiano ante la crisis sanitaria y social?
El capitalismo en general, como todo lo convierte en negocio, esta pandemia la convirtió en un jugoso negocio para los bancos; porque los dineros públicos que se asignaron para atender a las víctimas de la pandemia, en vez de entregarlos directamente a la gente, lo entregaron a los bancos, y los bancos hicieron grandes dineros con eso. En Colombia hubo un caso gravísimo, que la principal empresa de aviación que nació en Colombia pero que ahora es de unos superricos de EEUU, el gobierno intentó hacerle un salvamento con dinero público de Colombia y el motivo que tuvieron es que una de la vicepresidenta de esa empresa es una hermana del presidente. Entonces estos hechos de corrupción y de mal manejo del heraldo (erario) a favor de unos poquitos mientras que las víctimas se morían ha sido muy denunciado en Colombia y ha sido la respuesta típica en todo el mundo. Porque si usted mira los datos durante todo el tiempo que ha durado la pandemia las ganancias de los bancos se han disparado.
Colombia ha aumentado la militarización del país, y durante la pandemia no han cesado los asesinatos a líderes y lideresas sociales, indígenas, afrodescendientes y excombatientes. Organizaciones humanitarias hablan de más de 220 personas asesinadas en lo que va de año. ¿Creen que ambos fenómenos tienen relación? ¿Podríamos hablar de genocidio en Colombia?
En Colombia se vive un despertar de la sociedad que protesta contra la desigualdad, contra la negación y desconocimiento del proceso de paz, dijéramos que quiere pasar la página de la guerra, que quiere sacar la violencia de la política. Ese es el pedido de la gente, en cambio el régimen encabezado por el gobierno actual quiere sofocar esa protesta y ese despertar ciudadano y esa movilización y ha acudido a incrementar la represión pero resulta que está ocurriendo un fenómeno histórico en Colombia, cuanto más terror y miedo meten la respuesta de la gente es no dejarse retroceder en su movilización y aparecen consignas muy bonitas como ‘nos van a quitar el miedo’, ‘no van a tener tanto terror para meternos miedo’. Han salido consignas muy bonitas contra la indolencia, por ejemplo ‘que los privilegios no nos hagan perder la empatía’. Es un fenómeno social que está pasando por encima del método tradicional de Uribe y sus seguidores que es mantener la cohesión social por medio del odio y del miedo.
Entonces todo eso sí configura un genocidio por las siguientes razones: Las víctimas son las mismas, que son líderes sociales, opositores, excombatientes. Los victimarios son los mismos, que son los grandes poderes económicos que contratan sicarios para matar. Los móviles del crimen son los mismos, que es desarticular el tejido social que se opone a los grandes proyectos económicos y extractivitas del régimen. Todo eso configura un patrón de actuación de exterminio sistemático y cuando hay un exterminio sistemático y planificado se dice que hay un genocidio.
Este 12 de octubre, el ELN dirige una carta abierta al Departamento de Estado, la Fiscalía General de los EEUU y al gobierno colombiano, donde propone “conformar una Comisión Internacional para que verifique sobre el terreno si el ELN tiene cultivos, laboratorios, infraestructuras o rutas para el narcotráfico, o si tiene negocios con precursores químicos usados en la producción de cocaína”. ¿Qué ha motivado esta carta?
Colombia es víctima de la guerra contra las drogas que decretó Nixon desde el año 1974. Es una guerra que lo que ha aumentado es el consumo en los países industrializados y el número de hectáreas cultivadas de coca en Colombia. Aparentemente es un fracaso, pero resulta que los grandes volúmenes de dinero que genera ese tráfico de narcóticos se queda en los bancos y en la narco burguesía colombiana, entonces lo que es un fracaso para el pueblo es un triunfo para ellos, para los banqueros de EEUU y la banca internacional, y para la narcoburguesía colombiana.
Ese fenómeno que es el real ellos lo encubren diciendo, “los narcos son los campesinos que cultivan la coca”, “los narcos son las guerrillas que están en esas zonas”, o sea una acción de distracción. Entonces, para contrastar la realidad con las cortinas de humo, la dirección nuestra estimo necesario hacer una carta abierta donde denuncie este fenómeno.
Finalizan esa misiva afirmando “nunca nuestro corazón ha sido ni será de traficantes, porque nos regimos por fundamentos éticos y de respeto a la humanidad”. ¿Qué nos pueden aportar al respecto?
En Colombia ha habido una maldición, que toda esa economía del narcotráfico ha infiltrado todos los niveles del Estado y la sociedad. Partidos, congresistas, gobiernos locales, departamentales y nacionales, hasta la iglesia ha tenido casos, y por tanto, las guerrillas también han tenido problemas con esto. Cuando nosotros decimos que tenemos un deslinde categórico con el narcotráfico fue en el año 89, cuando en un congreso nuestro se dijo “hay que hacer ese deslinde”, era la época terrorífica de Pablo Escobar.
Y para nosotros significa esto: no involucrarnos en esa cadena, dijéramos, para impedir que eso descomponga cada vez más las comunidades y que nos descomponga a nosotros. Por ejemplo para nosotros ha sido una renuncia de grandes moltos de dinero que no hemos querido meternos en eso, a cambio hemos sido una organización modesta de recursos precarios que no crece mucho porque si tuviéramos dinero podríamos incorporar miles de combatientes, comprar miles de fusiles, pero esa es la decisión que hemos tomado, es una decisión política y ética. Ese no es el nivel de crecimiento que quiere el ELN. En cambio nosotros qué hemos dicho, “vamos a cobrar impuestos”. Entonces en las zonas nuestras cobramos impuestos a todas las actividades económicas que haya. Cuando un tipo va de una gran ciudad colombiana a una región apartada a comprar base de coca a ese le cobramos impuestos pero al campesino no. Esa ha sido nuestra elección, ser una organización modesta, pequeña a cambio de no crecer a costa de estos dineros.
¿Qué medidas políticas contempla el ELN como solución a este problema del narcotráfico?
El narcotráfico es un gran negocio porque penaliza e ilegaliza el uso de drogas psicoactivas. La primera gran decisión que hay que hacer es legalizar el consumo de esas drogas. Si ustedes miran, en un gran número de estados de EEUU ha sido aprobado el uso recreativo, por ejemplo, de la marihuana. Pero mientras ellos tienen esa política, vienen a hacer la guerra a Colombia, a Perú, a Bolivia, a confrontar de manera militar y policial el fenómeno. Entonces hay que acabar con la ilegalidad porque la ilegalidad es la que da los altos márgenes de ganancia. Esa es la primera gran medida que hay que hacer. Eso implica considerar al adicto un enfermo y no un delincuente. Eso implica también una responsabilidad compartida entre países productores y países consumidores. Y también implica una persecución penal no solamente contra los carteles que trafican en los países productores sino con los carteles que la distribuyen en los países consumidores, y sobre todo con los grandes bancos internacionales que lavan esos moltos de dinero. Entonces significa una acción alternativa a la guerra contra las drogas, y a esa propuesta nosotros estamos dispuestos a empujar y ponerle el hombro.
Igualmente, hablan de nuevo de “pactar un Cese el Fuego Bilateral y Temporal con el Gobierno Nacional”. ¿Cuál es el objetivo de esta nueva propuesta y en qué condiciones debería darse?
En la última reunión del Consejo de Seguridad de mediados de octubre, volvieron a hacer un llamado para que sea haga un alto el fuego, en Colombia y otros países, nosotros hemos respondido de nuevo a ese llamado, proponiendo un cese bilateral con el gobierno que permita enfrentar el Covid y que permita también verificar si el ELN está involucrado en actividades de narcotráfico. Porque nosotros hemos propuesto que se conforme una comisión independiente que vaya a las zonas y que verifique, si eso es cierto, cuál es el nivel de involucramiento. Para el trabajo de esa comisión, por supuesto, se necesita que haya un cese. Por eso hemos colocado de nuevo sobre la mesa la propuesta de cese bilateral
¿Qué lectura hacen de los movimientos de EEUU y Colombia hacia Venezuela durante la pandemia? ¿Cómo se posiciona el ELN ante una posible intervención?
Nosotros hemos dicho que hay que respetar lo que decidan los venezolanos, es un principio de autodeterminación de los pueblos, que lo que la mayoría de los venezolanos decidan qué hacer con su país lo respetemos. Pero no, Estados Unidos quiere decidir qué hacer en Venezuela, y Colombia tiene la actitud de un país vasallo, de acolitar esa injerencia y el intervencionismo de Trump sobre todo. Nosotros rechazamos ese intervencionismo. Segundo, nos parece una estupidez de marca mayor embarcar a Colombia en una guerra con Venezuela. Porque la definición de estupidez es cuando usted toma una decisión, hace daño al otro y se hace daño a sí mismo. En una guerra entre dos pueblos hermanos perdemos los pueblos, ponemos los muertos y las potencias deciden lo que a ellas les importa. Ese camino de estúpidos nosotros lo rechazamos.
Mientras Cuba envía médicos y solidaridad al mundo, el gobierno de Trump recrudece el bloqueo. Desde sus circunstancias actuales en La Habana, ¿cómo han percibido ese bloqueo?
Trump para tener satisfechos a los votantes de extrema derecha en La Florida ha extremado el bloqueo contra Cuba y el ataque a Venezuela. Son propósitos meramente electorales y claro, el pueblo cubano, el pueblo venezolano, sufren mucho, en particular el pueblo cubano tiene muchas escaseces. Pero el gobierno y el partido de gobierno hacen un gran trabajo de explicar el bloqueo y mantienen una posición digna para no arrodillar a Cuba a los dictados de esa extrema derecha violenta que está gobernando. Ahora el 3 de noviembre se supone que va a ver unas elecciones en EEUU y si quitan a este señor de peluquín amarillo y la corbata roja es posible que ese bloqueo amaine.
Nosotros hemos recibido toda la solidaridad del gobierno y el pueblo cubano para seguir insistiendo en que se reabra la mesa de conversaciones, y estamos muy agradecidos con el papel de garantes de Cuba, de Noruega y de los otros países que han acompañado este proceso de conversaciones.
La crisis actual vislumbra un escenario desalentador. Sin embargo, ¿podrían abrirse oportunidades para el avance popular? ¿Cuál es el horizonte de lucha en Colombia y el mundo?
Está tan en ruina el capitalismo que una asociación de millonarios ha dicho que es necesario que les cobren más impuestos tanto a ellos como personas como a las empresas más rentables ¿cómo estarán de podridos? Se dieron cuenta que ya han amasado tanto que hay que hacerle algo de cosmética al sistema, pero los pueblos no van a resistir solo cosméticas. Las luchas van a estar cada vez más altas en todos los países, tanto en los países industrializados como en los países que se llaman del tercer mundo. Y a esto el gran ímpetu que han tomado las luchas por el planeta contra la depredación capitalista, exige que surja una sociedad postcapitalista que va a tener un enraizamiento agrario. Ya nos vamos a tener que despedir de esas megaurbes que todo lo dañan. En esa lucha por la paz mundial, contra la guerra imperialista, contra las desigualdades, contra la extinción del planeta y sus especies, entre ellos nosotros, eso es una gran oportunidad de cambio que va a traer algo mejor para el planeta y para la gente. Llegó un punto en que la gente ha dicho “¡basta!”. Se vienen luchas que le van a cambiar la base a este mundo, y en eso nosotros los revolucionarios estamos empeñados y llamamos a que esa lucha por la paz, por la vida, por la igualdad, por la humanidad es lo que va a abrir otro campo al mundo. Y en eso estamos comprometidos y a eso invitamos a todos.
La Habana | Octubre 2020
Vocesenlucha. Comunicación popular. Pueblos América Latina, el Caribe y Estado español