Ecologistas en Acción •  Opinión •  27/11/2019

No se puede liderar la lucha contra la emergencia climática mientras se declara la guerra contra un pueblo

La COP25, que comienza en Madrid el 2 de diciembre, estaba originalmente planificada en Chile, ya que el país andino fue designado para ejercer la presidencia de la Cumbre del Clima. Pese al desplazamiento de la sede, Sebastián Piñera, presidente de Chile, conservó la presidencia. Piñera renunció a acoger la cumbre debido a la fuerte represión militar a las movilizaciones del pueblo chileno, que se han saldado con más de una veintena de muertes de manifestantes, centenares de heridos de armas de fuego y miles de detenciones en las que se han documentado torturas y violaciones a mujeres por parte del Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile, la Comisión Chilena de Derechos Humanos, el Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y Amnistía Internacional. 
 
La presidencia de la COP es una figura de negociación diplomática que debe liderar el proceso de debate en los plenarios para alcanzar los acuerdos necesarios para la puesta en marcha del Acuerdo de París. En ese sentido, parece difícil dar credibilidad negociadora a quien ha respondido a través de la represión las demandas ciudadanas y es éticamente reprobable que la comunidad internacional siga aceptando esta presidencia tras los sucesos de las últimas semanas. Además traer nuevamente la cumbre a Madrid corre el riesgo de que se convierta en una cumbre eurocéntrica, invisibilizando con ello los enormes problemas que está atravesando toda la región sur y centro americana.
 
Por ello, Ecologistas en Acción, atendiendo al llamado de la Asamblea de Unidad Social de Chile, rechaza la presidencia de Piñera por “atentar contra el pueblo chileno desatando una sistemática represión y violación a los derechos individuales y colectivos del pueblo en respuesta a las legítimas movilizaciones sociales que se iniciaron en octubre producto de la profunda crisis social e institucional que atraviesa el país”. 
 
Las movilizaciones son consecuencia del modelo extractivista, que como describe Raúl Zibechi, analista político uruguayo, “está basado en el despojo de los territorios, en la transformación de la naturaleza en mercancías, para lo cual es necesario desplazar poblaciones, contaminar y llevar a cabo un modelo extractivo de acumulación por despojo (soja, minería a cielo abierto, grandes obras de infraestructura, especulación inmobiliaria urbana)”. Esto ha llevado no solo a Chile sino a varios países de América Latina a la crisis socioambiental en la que se encuentran, que ha sido respondida con fuertes movilizaciones sociales, con la población indígena como principal protagonista, y que también han sido fuertemente reprimidas, como también ha ocurrido en Colombia, Ecuador o Bolivia. En este último caso Ecologistas en Acción condena de manera contundente el injustificable golpe de estado militar que se ha producido.
 
En este contexto, Ecologistas en Acción pide también el cese de la represión en Chile y en el resto de países latinoamericanos, la restauración del gobierno de Bolivia y el reconocimiento de las demandas de la población y especialmente de los pueblos originarios, cuya forma de entender y respetar la naturaleza, es un ejemplo a seguir.

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