EEUU un vaquero al margen de la legalidad internacional contra Cuba
La legalidad internacional es un chiste para EEUU e Israel, como lo son los derechos humanos.
Cuba acaba de ser sacada de la lista de países promotores del terrorismo de EEUU, para inmediatamente volver a ingresar en la lista estadounidense de ‘países promotores del terrorismo’ por decisión ejecutiva del presidente Trump.
Ha pasado solo una semana de haber firmado el ex presidente norteamericano, Joe Biden, la salida de Cuba de la lista de «países patrocinadores del terrorismo», el ahora encargado de la Casa Blanca, el republicano Donald Trump, ha emitido una orden ejecutiva que revierte lo anunciado por su antecesor en la presidencia de EEUU.
Todos sabemos que los mayores promotores del terrorismo en el mundo son los EEUU e Israel, que son quienes mantienen con su voto el Bloqueo ilegal a Cuba, las sanciones a Venezuela o el genocidio en Palestina entre otras muchas barbaridades y abusos.
La salida de Cuba de una lista donde nunca debió entrar, porque Cuba exporta médicos, ayuda humanitaria, vacunas, cultura, mientras que aquellos que mantienen a Cuba en la lista de países promotores del terrorismo o mantienen bloqueos y sanciones a Cuba o Venezuela, exportan guerras, venden armas, practican el terrorismo de Estado, llevan a los países a guerras civiles, promueven golpes de Estado, son los verdaderos terroristas.
Los que promueven estas ilegales medidas contra el pueblo cubano son los representantes en el Congreso de EEUU de origen cubano residentes en la nación norteña, furibundos anticomunistas y contrarios a lo que conocimos como ‘revolución cubana’, emitieron una declaración aseverando que tan pronto el nuevo presidente tomara posesión de su cargo, dicha medida que habría aliviado en parte las sanciones sobre Cuba serían revocadas.
La acción adoptada por Trump nos demuestra una vez más la política del pim pom (te quito y te pongo) de Estados Unidos contra Cuba, una moneda de cambio que utiliza, de uno u otro lado, a los propios opositores internos dentro de la isla para lograr sus propósitos políticos. La hipocresía de los EEUU no conoce límites y su injerencia en otros Estados hace del mundo un lugar mucho peor.
Una vez más Cuba debería recurrir a Fidel Castro y su ideario, en palabras de Fidel: «desarrollarnos por nosotros mismos», o en su lugar, insiste, una vez más, en culpar al ‘bloqueo’ de la profundización de la crisis económica que ha destruido exponencialmente la infraestructura del país y sumido a la población en la precariedad y la pobreza.
Los BRICS son una parte de esa oportunidad, pero para que las conquistas de la revolución se recuperen y avancen es necesario más socialismo, más revolución, y acabar con la nueva burguesía que se ha ido instalando en Cuba, recuperar el impulso revolucionario y aprovechar el nuevo espacio económico donde comerciar al margen de los EEUU porque nunca serán confiables.