Adalberto Santana •  Opinión •  28/05/2017

Rusia hoy

En estos momentos la situación de Rusia en el escenario nacional e internacional cada vez es más relevante. En buena medida esa situación se explica por el desarrollo interno que ha alcanzado  su economía, la vida política y cultural del nuevo modelo de desarrollo. En los momentos actuales dicho modelo que  sigue esta potencia muestra que las empresas del Estado aportan más del 80 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Lo cual evidentemente explica también la estabilidad del país y su importancia en el escenario internacional.

Vladimir Putin señaló en varias ocasiones que intentó colaborar con Estados Unidos en cuanto a la ciberseguridad, pero fue rechazado por el país americano.

Al respecto me gustaría comentar que el relato de viajeros ha sido un destacado elemento para visualizar un escenario político, social y cultural. Eso es precisamente lo que haré en la presente colaboración que realizo desde Moscú. Ciudad que en estos días vive un gran dinamismo, al estar reconstruyendo y embelleciendo todavía más las diversas arterias que comunican a la ciudad más destacada e importante del país. Moscú es el centro de cultural, político, económico y científico de la Federación Rusa.  Particularmente en un año en que  se conmemora el centenario de la Revolución de Octubre. El acontecimiento más importante de la historia del siglo XX en este país y que generó en su momento una de las grandes transformaciones sociales del mundo cuando Lenin dirigió el rumbo de la economía a la construcción del socialismo. A cien años de aquel trascendental acontecimiento la Rusia de nuestros días muestra otro desarrollo social, pero también con grandes conquistas alcanzadas y valoradas por su población. 

Hoy el escenario social de Moscú muestra una gran extensión de la clases medias. En mi primer viaje realizado en 1979, cuando Rusia era la principal nación de  la ex URSS. Se vivía en pleno desarrollo del socialismo real, era un  periodo conocido como de coexistencia pacífica. En otro viaje realizado en 2001, se vivía el desplome del modelo socialista. Era un momento de una fuerte crisis en un periodo de transición que mostraba una serie de contradicciones  sociales y políticas difícil de valorar por la dimensión que alcanzaban los cambios y la inercia que podía alcanzar esa sociedad.

Hoy a poco tiempo de que llegue el verano ruso, donde aparece la luz solar al filo de las tres de la mañana en el mes de mayo el clima  mejora mucho. La gente vive con mayor agrado una temperatura en la que se pueden dejar los abrigos. Los restaurantes y cafeterías son más concurridos a toda hora, la vida social es muy intensa y muestra en términos generales un mayor nivel de vida.   Las tiendas (grandes y pequeñas) ofrecen una gran cantidad de productos y variaciones de precios. Eso es una de las características del modelo de consumo que las clases medias en ascenso pretenden seguir desarrollando.

El metro de la capital moscovita que tiene fama de ser uno de los más hermosos del mundo, muestra a las seis de la tarde una dinámica muy intensa, pero a su vez  resaltan las grandes mareas humanas acostumbradas al trabajo, la disciplina y el respeto en sus medios de comunicación. El uso del celular en los pasajeros del subterráneo  es una contante por el servicio gratuito que se alcanza en toda la red de los vagones.  Asimismo destacan la conservación del patrimonio cultural en el metro con  las imágenes, murales y relieves de la gran transformación socialista que quedó plasmada en esa destacada red  masiva de comunicación urbana. En las calles, avenidas y grandes viaductos destinados para los automóviles el parque vehicular es más que abrumador en un espacio saturado por los automovilistas.

Proliferan los automóviles modernos de marcas extranjeras: alemanas, japonesas, coreanas y estadounidenses, cediendo el paso a los tradicionales Lada de fabricación rusa. El culto por el automóvil como en toda sociedad de consumo muestra como apuntaba el filosofo y sociólogo francés, Pierre Bourdieu (1930-2002) en su obra La distinción, el valor de la diversidad cultural y simbólica de los bienes de consumo. La clase trabajadora rusa  por su peso en la economía y en los servicios, sigue presente. Su peso es real y también le impregna de un nuevo dinamismo a la nueva sociedad de consumo rusa. Sus expectativas del cambio se puede pensar van asociadas a un mejor bienestar colectivo pero también individual del sujeto. Esto explica en buena medida como la actual dirigencia gubernamental ha alcanzado una  madurez política que ha fortalecido la unidad nacional frente a un escenario nacional cambiante e internacional conflictivo. El tema de Crimea y la presencia rusa en Siria, permea una unidad nacional dentro de la diversidad cultural en una capital como Moscú que incluye a todos los sujetos de la sociedad rusa, el territorio más grande del mundo que abarca desde Europa Oriental hasta el Pacífico. Sus manifestaciones religiosas siguen presentes cuando las reliquias de San Nicolás presentes en la Basílica de Cristo Salvador  en el mes de mayo y junio de 2017, llevan a grandes masas ortodoxas a un  culto que sigue mostrando a la rusa profunda.  

Los medios de comunicación son mucho más amplios y  variados. La diversidad informativa y el tiempo libre del ciudadano presenta una gran variedad en un mercado mucho más abierto. Se reconoce la pluralidad política y cultural. En este contexto informativo el canal de noticias RT (https://actualidad.rt.com) en español, en el escenario internacional, así como Telesurtv.net, ofrecen a  los pueblos latinoamericanos otras opciones mucho más creíbles y alternativas para la información cotidiana y contribuyen a diluir el poder de los monopolios occidentales de la comunicación. 

En este escenario, la visión política de Vladimir Putin se ha consolidado y le ha dado a la nueva rusa un sentido de una gran potencia  que no reniega de su pasado, lo reconoce  y asimila para fortalecer su actual proyecto frente a un escenario cambiante con líderes mundiales sin experiencia y de temperamentos peligrosos como Ronald Trump. Sin duda, Rusia será y seguirá siendo una de las economías, sociedades y civilizaciones que impactarán positivamente junto con China en el rumbo político y económico del siglo XXI. Centuria   que  apenas comienza y depara nuevos horizontes signados por esas dos grandes potencias del orbe que brindan una gran estabilidad y equilibrio al mundo en tiempos de fuertes y graves crisis que padece el capitalismo occidental.


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