Extorsiones, terrorismo y agresiones contra Rusia
Son muchas las acciones agresivas que Estados Unidos y sus aliados occidentales han lanzado contra Rusia desde que este país inició el 24 de febrero de 2022 la operación militar especial para desnazificar a Ucrania, país que cometió numerosos desmanes contra las poblaciones ruso-parlantes de Donetsk y Lugansk.
Ucrania se convirtió desde el golpe de Estado contra el presidente Víctor Yanukovich en mayo de 2014 en un aliado especial de Estados Unidos (Washington coordinó y ayudó a fraguar el golpe). Además Occidente amenazaba con expandir las fronteras de la OTAN hacia Rusia y a la par crearon varios laboratorios de armas biológicas en ese territorio ucraniano lo que también representaba una peligrosa amenaza para Moscú.
Cada día son más y más las tenazas que Occidente impone al gigante euroasiático para tratar de destruirlo pero lejos de lograrlo, Rusia las ha evadido.
Analicemos rápidamente algunas de las más connotadas agresiones lanzadas contra Rusia en estos últimos años.
En total se le han impuesto más de 20 000 extorsiones, (llamadas eufemísticamente “sanciones”) económicas, financieras y políticas.
El 26 de septiembre de 2022, tres de las cuatro líneas de los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2 fueron blancos de un sabotaje con cargas explosivas en el fondo del mar Báltico, cerca de una isla danesa y frente a las costas suecas, en zonas bajo control de la OTAN.
Tras una investigación, el ganador del premio Pulitzer, Seymour Hersh denunció que fueron buzos militares de Estados Unidos quienes colocaron cargas explosivas bajo los gasoductos durante los ejercicios Baltops de la OTAN, a mediados de 2022, que luego fueron activadas por los noruegos.
Ese acto terrorista internacional no ha podido ser investigado debido a la oposición de Estados Unidos, Alemania, Dinamarca y Suecia, lo que como es lógico todo señala hacia esa dirección, máxime cuando el 22 de febrero de 2022 el presidente Joe Biden, al anunciar un grupo de medidas coercitivas contra Moscú, afirmó que había que parar “a toda costa la entrada en vigor del Nord Stream 2”.
En una entrevista con el periodista estadounidense, Tucker Carlson, el presidente Vladimir Putin señaló la implicación de Washington en la explosión: «No voy a entrar en detalles, pero en estos casos siempre se dice: busca al que esté interesado… y también a alguien que pueda hacerlo”.
Durante estos dos años se han sucedido ataques ucranianos con artillería y drones contra la central nuclear ucraniana de Zaporizhia que han podido ser detenidos, en su mayoría, por las fuerzas antiaéreas rusas. De todas formas persiste un grave peligro de que ante tamaña acción pueda provocarse un gran desastre nuclear que afectaría varios países europeos.
Un violento atentado terrorista fue llevado a cabo el 22 de marzo de este año por varios hombres en la sala de conciertos Crocus City Hall con saldo de 141 personas muertas y más de 120 heridos.
Varios terroristas con ropa de camuflaje y armados con fusiles irrumpieron en la sala de conciertos, abrieron fuego contra los presentes y utilizaron un líquido inflamable para incendiar el reciento. Los implicados detenidos informaron que los habían contactados los organismos de inteligencia ucranianos.
Ataques contra poblaciones civiles en las provincias rusas de Belgorov, Kursk, Biansk y Moscú han dejado decenas de heridos y muertos en los últimos meses y recientemente Ucrania lanzó una invasión con numerosas tropas y equipos militares contra la provincia de Kursk que amenaza con elevar las tensiones del conflicto.
El canciller Serguei Lavrov indicó que Ucrania no se hubiera atrevido a ordenar la incursión en la región de Kursk sin el visto bueno de Estados Unidos.
Ante las constantes y cada vez más agresivas acciones de Ucrania y sus aliados occidentales, cabría preguntarse, ¿se acabará la paciencia de Rusia? Hay un viejo adagio que señala: Tanto va el cántaro a la fuente hasta que al final se rompe.