Las pitones son víctimas de un comercio éticamente condenable
Tras la aparición de una serpiente pitón en los alrededores de Vitoria‑Gasteiz, ATEA (Asociación para un Trato Ético con los Animales) desea recordar a la opinión pública que estos animales ―como muchos otros etiquetados de ‘exóticos’― son víctimas de un comercio perfectamente regulado y legal, pero al mismo tiempo indecente desde una perspectiva ética, pues apenas son considerados ‘mercancía’ durante todo el proceso comercial. Sin embargo, conviene recordar que las serpientes tienen similar interés por su propio bienestar como podamos tenerlo nosotros, los humanos. No en vano, tratan de evitar cualquier situación lesiva para ellas (como no podría ser de otra forma). Pero juega en su contra el hecho de que no son capaces de transmitirnos las mismas emociones que otros animales (en realidad, se trata de una incapacidad empática nuestra), lo que las condena a un status moral inferior. Pero ello solo demuestra que discriminamos al resto de los animales ―también nosotros lo somos― mediante mecanismos sentimentales absurdos, y no que ellos carezcan de intereses propios.
Cada animal ‘exótico’ que sobrevive en la sociedad industrializada ha dejado un reguero de compañeros muertos y de sufrimiento gratuito. Porque, lejos de necesitarlos a nuestro lado, su compra supone el último eslabón de un comercio cruel y sin escrúpulos, para el que solo importa que la operación final cuadre. Estamos, por tanto, ante un auténtico comercio de ‘esclavos’, por muy legal que resulte. En efecto, tampoco aquí van de la mano conceptos como ‘legal’ y ‘legítimo’.
Como quiera que tratar de resolver los casos particulares como el de la pitón de Salburua se queda en simple ‘parche administrativo’, creemos que la verdadera solución global viene ―una vez más― de la mano de la sociedad, que no debería participar en tan lucrativo como deshonesto negocio. Es por ello que desde ATEA hacemos un llamamiento a la sociedad vasca para que evite la compra de cualquier animal en general, y de cualquier especie exótica en particular, contribuyendo así a construir una comunidad política de verdad progresista y solidaria.