Los españoles rechazan el cambio político
La resistencia de Mariano Rajoy se ha mostrado una vez más la estrategia acertada. El PP es el partido que más crece en las elecciones generales celebradas este domingo, al pasar de 123 a 137 escaños y superar la barrera del 33% de apoyo electoral, según los datos con el 100% escrutado. La ventaja sobre la segunda fuerza, que hace seis meses era de 33 diputados, ha crecido ahora hasta los 52.
Un pacto de PP con Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria lograría 175 diputados, a uno de la mayoría absoluta.
El PSOE ganó a las encuestas, pero por tercera vez consecutiva obtuvo su peor resultado en unas generales. A pesar de perder cinco escaños, ha logrado imponerse a los malos augurios de la mayoría de los sondeos, que pronosticaban el sorpasso de Unidos Podemos. No se ha producido ni en votos ni en diputados. Pedro Sánchez baja hasta 85 asientos en el Congreso, pero mejora su porcentaje de voto en algo más de medio punto (del 22,0 al 22,6%). El líder del PSOE aprovechó para reivindicar que su partido es el «hegemónico» en la izquierda.
Por tanto, tras el batacazo sufrido en las elecciones de hace seis meses, el bipartidismo recupera fuelle: entonces sumó el 50,7% de las papeletas, ahora sube cinco puntos hasta el 55,7%.
Los nuevos partidos se encuentran entre los perdedores de la noche electoral. La coalición entre Podemos e Izquierda Unida obtiene en número de escaños idéntico al 20-D: 71. Pero ni siquiera logra superar al PSOE en votos, algo que sí había ocurrido hace seis meses si se sumaban las papeletas logradas por ambas fuerzas por separado. Y las encuestas habían disparado unas expectativas en la formación de Pablo Iglesias que no se han visto cumplidas en las urnas. En una primera valoración, Iñigo Errejón admitió la decepción: «No son unos buenos resultados, no son los que esperábamos en Podemos». Iglesias reaccionó en la misma línea al decir que tenían «unas expectativas diferentes».
Uno de los grandes derrotados de la noche fue Albert Rivera. Ciudadanos pasa de 40 a 32 escaños, un retroceso importante en representación en el Congreso, pese a que en porcentaje de apoyo electoral apenas ha perdido un punto (del 13,9 al 13,0%). Unos datos que le sirvieron para culpar a la ley electoral y anunciar que peleará para cambiarla.
Las pérdidas y ganancias de voto de los cuatro grandes partidos también demuestran que Rajoy fue el gran vencedor del 26-J, ya que su formación es la única que sumó más sufragios ahora que hace seis meses. El PP cosechó casi 670.000 votos más (subió de 7,23 a 7,90 millones); el PSOE perdió 120.000 papeletas (bajó de 5,54 a 5,42 millones); Unidos Podemos se dejó por el camino más de un millón de apoyos (descendió de 6,13 a 5,04 millones), y Ciudadanos retrocedió en 390.000 sufragios (bajó de 3,51 a 3,12 millones).
Falta por escrutar el voto de los emigrantes, que se contará el miércoles. Aunque en una docena de circunscripciones el último escaño se decidió por menos de 3.000 votos, parece improbable que haya cambios en el reparto de diputados.
En el Senado, el PP también se impuso con rotundidad, al obtener 130 de los 208 asientos que se elegían este domingo. Hace seis meses, había obtenido 124. Los conservadores tienen una cómoda mayoría absoluta en la Cámara Alta.
La derecha roza la mayoría absoluta
La formación de gobierno no será una tarea sencilla, aunque parece más factible que tras el 20-D. La suma de PP y Ciudadanos alcanza 169 escaños, mientras que PSOE y Unidos Podemos se quedan en 156 diputados. El partido de Rajoy alcanzaría 175 apoyos para una hipotética investidura si lograse el respaldo de los cinco diputados de PNV y de la única parlamentaria de Coalición Canaria. Sólo uno menos de la mayoría absoluta.
La lógica diría que Mariano Rajoy debería ser el primero en buscar la investidura, pero ya anunció durante la campaña que no se presentará si no tiene suficientes apoyos para salir elegido presidente. En sus primeras palabras tras la victoria, reclamó su derecho a gobernar y afirmó que a partir de este lunes hablará «con todo el mundo» para buscar una mayoría suficiente que se lo permita.
Los socialistas se encuentran, de nuevo, ante una encrucijada complicada: el bloque de izquierdas suma cinco escaños menos que el 20-D (156 ahora, 161 entonces) y el PP ha ampliado su ventaja respecto al segundo partido hasta los 52 diputados. Así que un Gobierno progresista parece descartado. Pero, por otro lado, los dirigentes del PSOE han dicho que bajo ningún concepto permitirán que Mariano Rajoy sea presidente con su abstención.
Alguna de las fuerzas tendrá que cambiar de opinión, si los partidos quieren evitar las terceras elecciones consecutivas en un año. Algo que todos los líderes descartaron en campaña.
El mapa territorial vuelve a ser azul
El PP se impuso en votos en 15 comunidades autónomas, todas menos Cataluña y País Vasco, donde venció Unidos Podemos. Ello supone que Rajoy le arrebata a los socialistas los dos únicos feudos que habían mantenido el 20-D: Andalucía y Extremadura.
En seis comunidades, el partido de Rajoy logró superar además el 40% de las papeletas: en Murcia (46,7%) –donde una vez más logró el mejor resultado de toda España–, Castilla y León (44,3%), Castilla-La Mancha (42,7%), La Rioja (42,6%), Cantabria (41,5%) y Galicia (41,4%).
También contundentes fueron los triunfos en Madrid, donde el PP mejoró casi cinco porcentuales desde el 20-D hasta situarse en el 38,2%, y en la Comunidad Valenciana, en la que fue primera fueza con una ventaja de diez puntos sobre Podemos-Compromís-EUPV.
Sin embargo, los dos triunfos más simbólicos para los conservadores son Andalucía y Extremadura. En la primera, Susana Díaz pierde por primera vez unas elecciones: el PP consigue el 33,5% de los votos, frente al 31,2% de los socialistas. Es cierto que las listas del PSOE prácticamente mantienen el apoyo porcentual (hace seis meses consiguieron el 31,5%), pero la fuerte subida de los conservadores les deja en el segundo puesto.
Todo apunta a que Susana Díaz deberá aplazar de nuevo sus aspiraciones a la Secretaría General del PSOE. No obstante, en su primera valoración de los resultados, la presidenta andaluza destacó que las tres únicas provincias de toda España donde los socialistas ganaron fueron Sevilla, Huelva y Jaén. El PP se impuso en 40 circunscripciones, Podemos en cinco (las tres vascas, Cataluña y Tarragona) y ERC en dos (Lleida y Girona).
Los nacionalistas se mantienen
El Congreso se completa con otras cinco fuerzas nacionalistas, que se reparten 25 escaños, uno menos que el 20-D.
En Cataluña, ERC se confirmó como primera fuerza nacionalista, lugar que ya había arrebatado el 20-D a Convergéncia Democrática (que entonces se presentó bajo las siglas de Democràcia i Llibertad). ERC logró esta noche nueve escaños, los mismos que hace seis meses, mientras que CDC obtuvo ocho, también idéntico resultado. Eso sí, en número de votos la diferencia se agranda en favor de los republicanos: ahora ERC aventaja en más de 147.000 a los convergentes, mientras que en las anteriores elecciones la diferencia no había llegado a las 35.000 papeletas.
En el nacionalismo vasco también se confirmó el cambio en el reparto interno de poder que se produjo el 20-D: el PNV ha vuelto a quedar claramente por delante de EH Bildu, al imponerse por 5 a 2. Eso sí, el partido del lehendakari Iñigo Urkullu es el único nacionalista que pierde un diputado en relación con las anteriores generales.
Por último, Coalición Canaria mantiene el escaño que tenía en la Cámara baja.
Se quedan fuera del Congreso, igual que el 20-D, el Bloque Nacionalista Galego y Geroa Bai.
La formación que más votos ha obtenido sin lograr representación es el Pacma, que sumó más de 284.000 papeletas. Se trata de un importante ascenso respecto a hace seis meses, cuando logró 220.000 votos.
Manuel Rico es periodista gallego. Director de infoLibre.
Fuente: InfoLibre