Abel Ros •  Opinión •  30/06/2016

Tercera vuelta

Hoy, tras conocerse el resultado electoral, muchos periodistas han criticado la ineficacia de las encuestas. Algunos tertulianos han dicho, entre otras cosas, que «los sondeos demoscópicos fallan más que una escopeta de feria». Y otros, por su parte, han tildado a los sociólogos de «Rappeles sin futuro». El frenazo del «sorpasso» – y aquí es donde entra mi análisis político – no ha sido mérito del partido socialista. No lo ha sido, queridísimos lectores, porque las filas de Sánchez han perdido cinco escaños con respecto al 20D. Tanto es así que el PSOE ha obtenido el peor resultado de su historia. Una debacle en toda regla que pone en jaque el liderazgo de Pedro; aunque las circunstancias postelectorales le otorguen la llave de La Moncloa y algunos aplaudan su derrota.

¿Por qué ha ganado el PP las elecciones? El mérito de Rajoy lo tienen Pedro Sánchez y Albert Rivera. Lo tienen ellos porque – tal y como denuncié en los pergaminos de este blog – el acuerdo entre Ciudadanos y PSOE fue la crónica de una muerte anunciada. Así las cosas, los escaños perdidos por sendos partidos han emigrado al Partido Popular. La «nueva derecha» ha abandonado la copia en búsqueda del original. La ha abandonado, como les digo, tras el desencanto con su líder por su pacto con los socialistas. Por su parte, la izquierda de Rajoy – aquellos millones de votantes centristas que castigaron a ZP – han regresado a Génova, tras «el pacto a ninguna parte» de su líder con Rivera. Así las cosas, gracias al voto útil; y gracias a «un acuerdo sin sentido», el PP – un partido manchado por la corrupción y el desgaste del gobierno – ha ganado la liga. La ha ganado, vuelvo a repetir, por los goles que en su día se metieron rojos y naranjas en su misma portería.

Unidos Podemos no ganan ni pierden escaños con respecto al 20D. Pierden, eso sí,1.142.000 votos y el desengaño con respecto a las encuestas. Unas encuestas que no tuvieron en cuenta el efecto Brexit y que, probablemente, sea el principal indicador que explique el sesgo demoscópico. La caída histórica del Ibex 35 y la incertidumbre española sobre el sino de los británicos fueron, sin duda alguna, argumentos de peso que jugaron en contra de la oferta populista. El miedo a un referéndum en Cataluña con consecuencias similares al Reino Unido hizo que, probablemente, miles de votantes, afines a la izquierda, optasen por la playa. No olvidemos que la abstención del 26J ha sido la más alta en la historia de la democracia. Una abstención como signo de protesta ante la incapacidad de los elegidos en formar un gobierno estable.

Escaño arriba, escaño abajo estamos en el kilómetro cero de hace seis meses. Estamos, como digo, con las mismas líneas rojas; líderes y programas. Un panorama desolador tras las primeras manifestaciones emitidas por quienes tienen la llave de La Moncloa. Como saben, elPSOE ha dicho que votará en contra de Rajoy y que no se abstendrá ante una hipotética sesión de investidura. Ciudadanos, por su parte, han manifestado que no apoyarán ningún gobierno presidido por Mariano Rajoy. Y Unidos Podemos descarta cualquier pacto con Rivera. El partido socialista, aparte de seguir en el «no es no, señor Rajoy», no está por la labor de pactar con Iglesias. Así las cosas, aunque el PP haya sacado tajada del «pacto idiota» entre socialistas y Ciudadanos, lo cierto y verdad, es que la aritmética electoral es la misma que hace seis meses. Un escenario similar que probablemente desemboque en nuevas elecciones. Ojalá me equivoque.

Fuente: http://elrincondelacritica.com/2016/06/27/tercera-vuelta/


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