Con el COVID-19 hay que cumplir.
No se trata de no vivir, se trata justo de lo contrario de que podamos sobrevivir todas y todos.
No debe hacer falta mano dura para cuidar de la salud de los tuyos. Es de degenerados y de no tener empatía, ni humanidad, el cambiar fiesta por vidas.
Vamos a tener sentido comun, que así vamos mal con la Pandemia del COVID-19.
Lo dicen unas personas que tienen titulación y tratan epidemias. Lo dicen las autoridades sanitarias. Lo dicen los sanitarios. Lo dicen los medios de comunicación, hasta mis hijos lo tienen claro. Yo la verdad prefiero hacerles caso a ellos que llorar en el entierro de mí madre o de mí abuela.
Parece ser según los expertos que en Septiembre habrá un rebrote de la ostia gracias a los degenerados con los que nos vemos obligados a compartir sociedad, que la cuarentena será aún más dura pero sin ERTES , ni posibilidad de quedarse en casa para evitar contagios. Pues muchas gracias a todos y todas panda de sinvergüenzas.
Con todos los posibles puntos de mejora debemos seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias.
En ocasiones sorprenden cosas.
Como ejemplo cuando tuve que ir por urgencias con vómitos y diarrea. Bien es verdad que no tenía fiebre, ni dificultad respiratoria y no soy médico. Pero digo yo, así a lo loco, ya que Feijóo presume tanto de su gestión del COVID-19 y de las PCR que hace el SERGAS. Ya que estaba en el centro de salud, de madrugada y como único paciente, ¿no podían haber aprovechado para hacerme el test?.
Despues el experpento de la ultraderecha española.
Como Casado que es un ridículo, primero el PP votó en contra del Estado de Alarma y ahora pide un mando único. Su objetivo parece ser solo llevar la contraria.
O el Presidente de la Liga de Fútbol, el ultraderechistaTebas, que aún no ha dimitido, será que para dimitir hay que saber que no es un nombre ruso y sobre todo tener vergüenza.
También sería el mejor momento en plena crisis Pandemica y económica que todas y todos seamos solidarios. También la Banca que aún nos tiene que devolver el dinero que nos debe del rescate. O los grandes empresarios que ganan aún más dinero en tiempos de desgracia general.