León Moraria •  Opinión •  30/08/2016

Colombia, paradojas de la paz

 Resulta inaudito todo comentario en contra de la paz. Y más aún, la campaña de los medios televisivos colombianos y CÑÑ que rebuscan en los artículos del Acuerdo firmado en La Habana, argumentos para rechazarlo. Y como no los encuentran, los inventan o tergiversan. Si el deseo fundamental es la paz, la labor mediática debería exaltar y divulgar lo positivo. En atención a esta incongruencia, surgen las paradojas. Veamos:
 
Paradoja Nº 1.- El derecho a la rebelión ante la violación de los derechos humanos por parte del Estado, está contemplado en la Constitución Nacional, en el Acuerdo de Ginebra y en Resoluciones de las Naciones Unidas. Las guerrillas en Colombia bajo cualquier denominación (Guerrillas liberales, FARC, ELN, EPL y otros) han hecho uso de ese derecho. Los gobiernos habidos en los últimos 60 años, al firmar acuerdos o intentar conversaciones de paz, de manera automática han reconocido el derecho a la rebelión y la beligerancia de los frentes guerrilleros.
 
Paradoja Nº 2- El lenguaje del presidente Santos y en general de los voceros del gobierno, se refiere al delito de rebelión. Si la rebelión es un derecho constitucional y además reconocido por acuerdos internacionales ¿Debe ser tipificado: como delito o como derecho?
 
Paradoja Nº3.- Los voceros del gobierno, el Alto Mando Militar, los medios de comunicación colombianos, al referirse a la guerrilla utilizan lenguaje denigrante, envilecedor: “bandidos”, “bandoleros”, “criminales”, “asesinos”, “narcotraficantes”. De ser lo que se dice ¿Por qué el Gobierno, el Congreso, los países garantes, la ONU, el gobierno de Estados Unidos, el Parlamento europeo, se sientan a conversar de paz, de reforma agraria, de derechos humanos, de democracia, de desarrollo económico y social, con “bandidos y delincuentes”? Durante 50 años las derrotas infringidas a las campañas militares de exterminio, demuestran la gran capacidad militar de los comandantes guerrilleros. La organización social y gobierno de las zonas guerrilleras, demuestran capacidad administrativa. Y las conversaciones de paz con los gobiernos habidos, de manera especial los “Diálogos de La Habana”, han demostrado capacidad intelectual. Al ser la guerrilla el interlocutor en tan importante y trascendental dialogo, merece el mismo trato respetuoso que le brindan al Gobierno y demás interlocutores.
 
Paradoja Nº 4.– El campesino que hace 60 años vivía tranquilo en regiones rurales de Colombia (Chaparral, Marquetalia, Rio Chiquito, El Pato), participaba en paz de las luchas agraristas propiciadas por gobiernos liberales. Con el retorno del conservadurismo/católico al gobierno (1946), comienza la acción policial contra las zonas campesinas. Para salvar la vida, el campesino se ve obligado a empuñar la vieja escopeta de pistón que cuelga en la pared del rancho. En la medida que el gobierno aumentaba la represión, crecía la defensa campesina. Así comenzó la guerra que ya cumple 60 años. A ese campesino pacífico que empuñó la escopeta, se le unieron otros, se constituyeron en fuerza guerrillera armada y aprendieron el arte militar de la guerrilla. Todo guerrillero es víctima de la guerra infame impuesta por el Estado. Para salvarse de las masacres dirigidas por el ejército, la policía y bandas criminales (chulavitas o paramilitares), tuvo que abandonar el cultivo del predio rústico, el rancho, la familia y toda querencia. ¡Se convirtieron en víctimas! No son los campesinos los que comienzan las guerras, es el Estado al desconocer los derechos humanos de las mayorías nacionales. El guerrillero no es victimario ¡es víctima! La defensa de la vida no es delito, es elemental derecho natural. La violencia la genera el Estado y no quien se defiende de esa violencia. La obligación constitucional del Estado es la paz.
 
Paradoja Nº 5. Los guerreristas y enemigos del Acuerdo de Paz, nunca denigraron de los cientos de miles de dólares destinados a la guerra por el Estado, con las terribles secuelas de campañas militares, bombardeos, toma de zonas campesinas, masacres, desaparecidos, desplazados. Miles de millones de dólares, durante 60 años han sido destinados a la guerra. De haber sido destinados a la solución de los graves problemas sociales: pobreza, desnutrición, educación, fuentes de trabajo, desarrollo de las zonas rurales donde habitan los campesinos víctimas de la violencia del Estado, hubieran servido para poner fin a la guerra sin necesidad –según sus detractores – del controversial Acuerdo de Paz.
 
Paradoja Nº 6. Inaudito que la paz tenga oposición. Todo tránsito hacia la paz debe ser bien recibido. Son las vidas que se salvan de la guerra lo que debe privar y no la Constitución y sus leyes. ¿Qué defensa de la Constitución pueden alegar quienes han violado una de sus normas fundamentales: el derecho a la vida? Hay quienes proclaman – “¡Qué siga la guerra con tal y no se viole la Constitución y el Derecho Internacional!” ¡Farsantes! ¿Acaso la guerra no es la más flagrante violación del pacto social establecido en la Constitución y el Derecho Internacional?
 
Paradoja Nº 7 Durante los cuatro años de conversaciones en La Habana, el gobierno no tuvo el más mínimo gesto hacia la paz. Todas las luchas sociales habidas en esos años (campesinas, población indígena y negra, transportistas, sindicales, estudiantiles, etc.) fueron reprimidas con inusitada violencia por el gobierno de Santos. Cabe destacar la terrible represión militar y policial en el Catatumbo. Frente a esas luchas sociales el gobierno de Santos tuvo la oportunidad de demostrar que su discurso de paz, ¡Es veraz! ¡No es falso! ¿Por qué? Porque en esas luchas sociales están presentes las causas de la guerra. Mientras no haya respuesta efectiva a esas demandas sociales, la paz es un eufemismo para conservar privilegios de la oligarquía, la jerarquía católica, los latifundistas y el imperialismo.
 
Paradoja Nº 8. ¿Qué garantía de cumplimiento del Acuerdo de Paz pueden brindar las Naciones Unidas? ¿Quién puede pensar que en Colombia su gestión va a ser diferente a la demostrada durante años en el incumplimiento de la formación del Estado Palestino y delimitación de la frontera de Israel a la existente para 1949? ¿Qué actitud han tenido las Naciones Unidas ante las masacres de Gaza, la invasión y destrucción de Yugoslavia, la invasión y destrucción de Afganistán, Irak, Libia, Siria, Somalia, Líbano, y países africanos víctimas de las transnacionales que saquen sus recursos naturales? ¿Qué ha ocurrido en Haití por la presencia de la ONU y sus cascos azules? ¿Y qué decir del colonialismo inglés en las Malvinas? ¿Con esta trayectoria de fracasos, la ONU está en capacidad para asumir el compromiso de cumplimiento del Acuerdo de Paz por parte del Estado colombiano?
 
Paradoja Nº 9. Toda guerra se libra entre dos bandos. Parece que en Colombia según el enfoque mediático, sólo hay el bando “criminal” de las FARC. En un informe elaborado por la ONU se determina que el Estado colombiano es el protagonista del 80% de la violencia, la cual es  ejecutada por el ejército, policía y paramilitares. El territorio colombiano está sembrado de fosas comunes: las más grandes del mundo. Sólo en los aledaños de la base militar, La Macarena, detectaron 2.400 cadáveres S/N. ¿Y qué decir de los “falsos positivos”? El poderío militar lo tiene el Estado, su ejército y las 9 bases militares gringas. Si la ONU le atribuye a la guerrilla el 20% de la violencia – inevitable en toda guerra – ¿Quiénes son las víctimas y quienes los victimarios del pueblo colombiano?
 
Paradoja Nº 10.- Se dice que las FARC están formadas por 20 mil guerrilleros entre combatientes y milicias. Se dice que el 40% de los guerrilleros son mujeres. También se dice que en la guerrilla hay 11 mil menores de edad que participan de la guerra. ¿Se puede deducir que durante años, el ejército de 500 mil hombres y 9 bases militares gringas han sido derrotados por mujeres guerrilleras y jóvenes menores de edad? ¿Ese enfrentamiento qué le deja a los militares? ¡Gloria o vergüenza!
 
Paradoja Nº 11. Se habla hasta el cansancio de la milmillonaria riqueza de las FARC, sus inmensos latifundios, rebaños de ganado, explotación de minerales. El presiente Santos declara que durante años, en toda la banca internacional y en toda Colombia se han buscado esos dineros y no se ha encontrado ni un dólar de la guerrilla.
 
Paradoja Nº 12. Se dice que la guerrilla es un cuerpo armado desconectado de la población campesina y de las mayorías nacionales que habitan en las ciudades. Principio elemental de una guerrilla: tener base social, sin la cual es imposible subsistir. Si como dicen los mandos militares y el gobierno, la guerrilla no tiene respaldo ¿Cómo ha podido sobrevivir durante 60 años? ¿Quién las provee de los insumos (víveres, medicinas, uniformes, armas, municiones)? ¿Quién realiza el transporta cotidiano de tal volumen de insumos para atender a por lo menos 10 mil combatientes, que están en eso ¡combatiendo! Si en las zonas campesinas la guerrilla no tiene base social ¿Por qué las masacres perpetradas por el ejército, policías y paramilitares para amedrentar a la población campesina y provocar su desplazamiento interno o hacia países vecinos? En Venezuela hay 5 millones de desplazados.
 
Paradoja Nº 13. La pregunta en el ambiente ¿Van a cumplir las FARC los acuerdos de paz? La pregunta debe ser ¿Va a cumplir el gobierno los acuerdos de paz? En este sentido el Estado colombiano tiene larga historia. Desde siempre ha demostrado no tener vocación para el diálogo ni mucho menos para cumplir lo pactado. Esa herencia le viene de la Rebelión Comunera del Socorro; el asesinato de Sucre y destierro de Bolívar; el asesinato de Rafael Uribe Uribe, Gaitán, Guadalupe y comandantes de las guerrillas liberales; activistas de la Unión Patriótica; para nombrar algunos de los muchos acuerdos violados por el Estado colombiano. Más recientes: los acuerdos por los paros agrarios, reivindicaciones laborales, mingas indígenas, luchas estudiantiles, paro de transporte. ¡Es un Estado falaz!
 
Paradoja Nº 14. ¿Puede hablar de paz el Estado que permite en el territorio colombiano la presencia ilegal de 9 bases militares? Ilegal por cuanto no cuenta con la aprobación del Congreso y porque así lo sentenció la Corte Suprema de Justicia. ¿De cuál soberanía y democracia puede hablar el Alto Mando Militar si participan de la colonización de Colombia al permitir la presencia de un ejército extranjero en su territorio? ¿Cómo y cuándo el pueblo colombiano se va a liberar de ese colonialismo? ¿Vendrá la guerra por la liberación nacional? Ante el avasallante poder militar del imperialismo, el único camino que han encontrado los pueblos es el terrorismo. El terrorismo es la expresión de odio de los pueblos contra sus opresores, contra la servidumbre moderna, contra la pobreza. No apoyamos el terrorismo, denunciamos su causa. Durante 1000 años se han realizado Las Cruzadas de Occidente contra el Medio Oriente. Son mil años de odio acumulado, contra el Papado
y contra el colonialismo, guerras de conquista, opresión y explotación de la vieja Europa.
 
Paradoja Nº 15. Se hacen encuestas mediáticas (TV, radio, prensa escrita), en Bogotá, Cali, Medellín. El resultado de esas encuestas telefónicas da 80% en contra del Acuerdo de Paz y 20% a favor. ¿Qué saben de la guerra los habitantes de las ciudades? Durante décadas han vivido indiferentes ante el conflicto armado. Los ejércitos de ambos bandos están formados por campesinos, no por citadinos que buscan mil formas para eludir el servicio militar. Además, la guerra se libra en las zonas rurales ¿Han padecido acaso los habitantes de las ciudades las terribles secuelas de la guerra? No sólo no las han padecido, han vivido de la guerra. Los miles de millones de dólares que la financian, circulan en las ciudades.
 
Paradoja Nº 16.- No es la verdad ni el perdón ni la impunidad – como se quiere hacer ver – lo que va a consolidar la paz estable y definitiva. Atraer la atención sobre estos subjetivismos, es pretender ocultar el verdadero objetivo de la paz, sólo posible, si se eliminan las causas de la guerra: tierra para los campesinos, derechos humanos para las mayorías nacionales, salud, educación, trabajo estable, participación cívica (democracia), en una palabra: justicia social.
 

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