Entrevista con el Comandante Pablo Beltrán, del ELN: “Vamos a negociar con cualquiera que sea el próximo gobierno” (primera parte)
El segundo comandante de la principal guerrilla del país habla con Colombia+20 desde La Habana, donde se encuentra en cabeza de la delegación de diálogos. Asegura que a pesar de los incumplimientos del gobierno, la paz es el camino.
Pablo Beltrán lleva más de 40 años en el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Ingresó cuando era líder estudiantil en la Universidad Industrial de Santander durante la década del setenta. Ahora es miembro de la dirección nacional y el Comando Central de ese grupo armado.
Beltrán es considerado el vocero político más importante de esa organización y ha encabezado varios intentos de diálogos de paz con varios gobiernos, el último de ellos durante el segundo mandato de Juan Manuel Santos. Justamente el expresidente anunció hoy en el acto de conmemoración de los cinco años del Acuerdo de Paz en la Jurisdicción Especial para la Paz que el gobierno de Iván Duque estaría explorando la reanudación de las conversaciones de paz con la guerrilla del Eln. Sobre este y otros temas conversamos con Beltrán.
¿Están muertos los acercamientos con el gobierno saliente? ¿Hay algún tipo de comunicación?
El gobierno no ha dado el paso de nombrar una delegación, pero se mantiene una comunicación intermediada -como lo comentó el anterior comisionado Miguel Ceballos- que se hace por intermedio de la Misión de la ONU en Colombia y la Iglesia. Me refiero a la Santa Sede y la Conferencia Episcopal, ellos hacen lo que nosotros llamamos ‘buenos oficios’, que es mantener un hilo de comunicación entre las partes para motivar una reanudación de las conversaciones. También hacen buenos oficios en el sentido humanitario.
¿Descartaron ya definitivamente una conversación con este Gobierno?
En Colombia la política da muchos giros. Pienso que un posible giro que puede dar es que el Gobierno se incline por acciones al menos más decididas hacia el proceso de paz. Todo gobierno aspira a dejar un legado en este campo, no creo que este vaya a ser la excepción.
¿Lo dice porque tienen algo hablado o es un mensaje que manda entre líneas?
Uno ve que se pueden alinear los astros. No quiere decir que ya se hayan alineado, pero puede haber una tendencia. Le menciono algo: pese a todas las distancias que tenemos con el Gobierno nunca se ha perdido la comunicación por el mecanismo intermediado con la Iglesia y la ONU. Entonces eso puede dar para más cosas. Te puede interesar
En una eventual negociación que llegara a buen término, ¿ustedes entrarían al escenario político con un partido? ¿Cómo lo harían?
De eso no hemos hablado. No aspiramos a decir que esta será la versión legal del Eln, nos interesa más la participación, la organización social, que haya libre expresión, que a la gente se le escuche. En el Eln no nos mueve la aguja la democracia representativa, no se nos van los ojos por pedir curules. Nos interesa más que la gente participe y se respete esa participación. Si hay algo muy arruinado es esa democracia representativa.
El Eln dice desde 2006 que tiene “voluntad sincera” para encontrar una solución política, pero en la práctica no se ve. ¿Podemos creer en esa “voluntad sincera” con el próximo Gobierno?
Desde el año 1989 un congreso nacional del Eln mandató buscar la solución política. Se han hecho intentos con Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe, Santos, menos con Duque. El que se retiró no fue el Eln. Hay que preguntarle a Duque por qué no nombra la delegación. Yo creo que más que de voluntad sincera hay es que hablar de voluntad política. Hemos tenido la voluntad para acudir y sentarnos. Con Santos hicimos dos años de diálogos confidenciales y el 31 de marzo de 2016 firmamos una agenda y en abril unos protocolos de funcionamiento, desplazamiento y seguridad. Cuando vino el Papa Francisco le dijimos “cese bilateral” y por eso Juan Camilo Restrepo (negociador en jefe por el Gobierno en ese entonces) nos acusó, nos dijo: “Ustedes me hicieron una encerrona mediática y no me quedaba otra que aceptar el cese porque venía el Papa”.
Pablo Beltrán: «Vamos como país hacia la paz y el Eln va dentro de ese torrente»
Lo emboscaron de una manera distinta
Sí hubo presión mediática. Ese cese duró 101 días y tocó sudarlo, hay cantidades de protocolos con letra grande y menuda que discutimos con generales del Ejército y la Policía, pero el cese funcionó.
Funcionó pero con muchos incidentes violatorios de parte y parte…
Claro, en cualquier fenómeno social como este hay que ver qué prima, si el avance o los problemas. Mi balance es que priman los avances: logramos seguir las conversaciones en medio de un cese. Hay que decir las cosas con exactitud. Al Gobierno lo empujamos al cese por medio de la visita del Papa. ¿Qué más pactamos con Santos? Una cantidad de protocolos humanitarios. Cuando Santos terminaba intentamos dejar instalado un nuevo cese bilateral, pero los protocolos fueron negados por la delegación del Gobierno, la misma que los había aprobado en 2017. Cuando ganó Duque toda la delegación de diálogos de Santos se volvió Duquista. Santos dijo que se había sentido traicionado por su delegación.
¿Es un rumor o de verdad lo dijo?
Lo dijo en una reunión privada y acá nos llegó la noticia. Cuando llegó Duque le dijimos: viene una agenda, vienen unos protocolos, los firmó Santos pero es el Estado, construyamos sobre lo construido. Si quiere hacerle adiciones u objeciones, llévelas a la mesa y las miramos. Nunca quisimos imponer lo que se había hablado con Santos.
Duque abandona los diálogos tras el atentado a la Escuela General Santander, ¿no considera que, además de una barbaridad, ese atentado fue un error?
Eso hay que mirarlo en contexto. Santos y Uribe coinciden en que este tipo de negociaciones se realizan haciendo sangrar al otro para debilitarlo y ahí sí sentarlo a la mesa. Esa es la lógica con la que ellos actúan. Yo recuerdo la arrogancia con que el general Mora decía hace unos años “acuérdense que a las Farc nosotros los doblegamos y por eso los tenemos sentados aquí”. Su estrategia es esa, la misma que aplican con nosotros. Cuando dijimos cese bilateral era buscando algún alivio humanitario en las regiones, en últimas si uno se mete a guerrero pues vive en su ley y muere en su ley, no estamos pidiendo clemencia. Pero las regiones sufren por lo intrincado del conflicto y un cese bilateral ayuda a neutralizar muchas cosas. Entonces desde que nos sentamos con Santos y luego con Duque fue “plomo es lo que hay”. Ellos lo hacen todos los días, pero cuando el Eln ataca una posición de una policía que es militarizada, ahí si hay un daño a la paz, pero la estrategia de tierra arrasada, de debilitar al contrario para sentarlo exánime a la mesa, eso sí está bien. No hay que interrogar sólo lo que hace el Eln, hay que interrogar la lógica con que se hacen estas negociaciones.
Me habla como guerrero y yo esperaba la respuesta de un político. No le pregunté si era o no un acierto militar. Por eso insisto, ante los ojos de un país cansado de la guerra, ¿colocar esa bomba no fue un error tremendo?
Donde pudo haber un impacto negativo es en esto: en Colombia durante 2018 venía caldeándose una protesta en las calles. Una acción militar de esa envergadura incide negativamente en la protesta social y si hay algo que nosotros buscamos es que sea la misma gente la que haga sus reclamos y plantee la construcción de los cambios. Ese efecto colateral es obvio que no fue bueno, en eso usted tiene razón. Ya en el campo militar, nosotros cierta vez prohibimos hacer un ataque en Bogotá a un acto con los generales del Ejército porque estaban con sus familias. En eso Bolívar era muy claro: uno tiene la superioridad intelectual y moral, de lo contrario no va a vencer. En los ochenta comenzaron las masacres, ellos querían que respondiéramos con masacres y lo prohibimos. El código de guerra nuestro está hecho sobre la base del Derecho Internacional Humanitario, a mí personalmente me correspondió entregarlo en la sede del CICR en Ginebra. Volviendo al caso de la acción militar, para nosotros tiene una legitimidad y tuvo el daño colateral que afectó el momento de protesta social.
Otro punto son los secuestros que ustedes llaman “retenciones”. Acaba de morir secuestrado por el Eln el exalcalde del Alto Baudó Tulio Mosquera en Chocó. Acabar esta práctica ha sido un clamor de la sociedad colombiana que no la considera válida ni legítima ¿Por qué no hacerle esa concesión, no al gobierno, sino a los colombianos?
Con eso tenemos una experiencia cuando se pactó el cese bilateral de 2017. Nos preguntaron si el cese cubría las retenciones y dijimos que sí. ¿Cuáles no cubría? Si encontrábamos miembros de las Fuerzas Armadas o civiles haciendo labores de inteligencia pues los íbamos a detener, es algo defensivo.
Pero Tulio Mosquera no le hacía inteligencia a nadie, ese fue un secuestro puramente económico…
Lo que quiero explicarle es que no podemos englobar todo en una sola categoría. Si uno detiene a un espía, por leyes de la guerra -que son muy crueles- eso da fusilamiento. Nosotros llamamos una comisión de CICR y la Iglesia para entregarlo. Ese proceso de humanización ha sido una bandera nuestra. En el caso del señor Mosquera, él desfalcó el dinero del departamento más pobre del país y se le dijo que tenía que devolver eso, una parte a las comunidades y otra parte al Eln. Para nosotros expropiar a los corruptos va a seguir teniendo vigencia.
Le recuerdo que esa fue también una barrera para conversar con Santos: el secuestro del excongresista Odín Sánchez, otra vez en Chocó, que bloqueó las conversaciones
Bueno, pero le encontramos solución. Para eso son estas mesas, para transar, ceder, buscar términos medios, un ejemplo de ello fue el cese. Todo tiene soluciones.
El gobierno Biden muestra compromiso con el Acuerdo de paz y ha hecho llamados al gobierno colombiano a proteger los líderes sociales, ¿no piensa que hay un momento diferente que incluso se verá en las próximas elecciones?
A toda la gente que ha venido a La Habana le hemos dicho que tenemos la plena consciencia y toda la voluntad para desarrollar el camino de la paz con cualquier Presidente que quede. Cualquiera. Es más, nadie que gane va a excluir de su programa ese punto, no hay que ser adivino. Esa es la voluntad nuestra. Lo segundo, que Estados Unidos está cambiando la política… Le voy a decir como decía una tía mía: Dios lo oiga. Toca como Santo Tomás, hasta no ver no creer. Muy bien las declaraciones pero que se vean hechos. Comparto que la transición que va a vivir Colombia el próximo año es hacia escuchar los reclamos de la gente y retomar la vía de la solución política, que es lo mismo. ¿Por qué se negaron a reunirse con el comité de paro? Escuchen a la gente, la solución política no es solamente para los que estamos en armas: hay un conflicto social y armado que requiere soluciones. Eso es lo que va a ganar, uno espera que Estados Unidos apoye eso, porque si no lo apoyan mire cómo va Brasil, Argentina, México, Chile, ellos se pueden quedar a un lado.
Fuente: El Espectador