Flora Tristàn: el combate feminista viene de lejos
La historia en ciertos temas vitales que implican poder, opresiones y culturas centenarias y milenarias se mueve con demasiada lentitud.
Pasa con el capitalismo.
Pasa con el patriarcado.
Pasa con el adulto-centrismo.
Pasa con el racismo.
Pasa con el dogmatismo religioso y todas sus consecuencias sobre estas variantes de la opresión en sociedades colonizadas bajo la impronta de ideologías forjadas con el patrón del capital, del poder masculino, de la “raza” blanca y del hombre adulto como centro autoritario de la familia y la humanidad.
Parecería ficción que todavía en nuestro país y en muchos países las iglesias determinen el veto minoritario a tres causas cruciales reclamadas para proceder al aborto terapéutico voluntario.
Resulta insólito que se le niegue el derecho a la mujer sobre su cuerpo en esas tres circunstancias: cuando peligra su vida durante el embarazo, cuando el embrión es producto de una violación o cuando es biológicamente inviable.
Mueve a sospecha que consecutivamente dos presidentes de esta “república bananera” digan apoyar las tres causales (cuando ya el movimiento feminista ha convertido su demanda en opinión abrumadoramente mayoritaria), mientras los partidos que ellos dirigen y controlan las bloquean a nivel legislativo, abrazados en simulacro sus congresistas al dogma religioso. Mueve a sospecha y huele a maniobra de marketing,
El capitalismo actual no es solo neoliberal, sino que también es tremendamente patriarcal y sobre él gravita -y a su vez coopta- la religiosidad dogmática propia del medioevo.
El capitalismo mercantiliza la política y en su ejercicio fomenta la doble moral.
El capitalismo neoliberal ha feminizado de manera espectacular la pobreza, convertido la mujer en mercancía y potenciado todos los anti-valores en relación con su opresión y su subordinación: violencia machista, discriminación, manipulación sexual, precarización extrema de la fuerza laboral femenina, negación de sus derechos vitales…
El capitalismo dejó de ser liberal y laico para “ensotanarse”, encubrir con “rezos” sus perversidades y desplegando en grado alto la hipocresía de lugar.
La sociedad pos-neoliberal y post-capitalista, camino al nuevo socialismo, no habrá de ser expresión de todas las rebeldías y de todas las liberaciones: de clase, de género, de juventud, de razas, naciones y etnias subordinadas, si se excluye cualquier modalidad de explotación, exclusión o discriminación de los seres humanos.
Se quedará trunca sino respeta todos los derechos de la mujer y sobre todo el derecho a defender su dignidad y su propia vida.
La liberación de clase incluye a más del 80% de la humanidad y la de género a más del 50%, que es población femenina.
Con el avance de la teoría de género desde el conocimiento profundo de esa realidad, es impensable en pleno Siglo XXI un socialismo liberador sin contemplar la superación progresiva y acelerada de esa vieja forma de opresión.
Lo extraordinario -y digno de destacar en estos tiempos de recreación del pensamiento socialista- es que en la primera mitad del Siglo IXX, un ser humano, por demás mujer, abordara con tanta profundidad y tanta pasión el tema de la liberación de la humanidad desde la óptica del feminismo socialista.
Flora Celestine Therese Tristán (1803-1844), parisina de nacimiento, tomó entonces conciencia de su condición de “paria” y asumió la insurgencia socialista inseparablemente vinculada a la emancipación de la mujer.
Pensamiento socialista de inspiración feminista, apropiado para el Siglo XXI y gestado al inicio del Siglo IX.
Algo que merece hoy uno de los mayores reconocimientos.
Algo que ella sintetizó magistralmente en un ensayo, que he citado otras veces y que la sociedad dominicana y muchas otras deberían leer y estudiar
Me refiero al que Flora Tristán hace casi dos siglos tituló:
“La Emancipación de la Mujer”
“¿Qué será preciso hacer para conmover a esta sociedad corrompida?”
“¿Hasta dónde ha de ser necesario hundir el hierro para encontrar las carnes vivas en esta gangrena que se suma en putrefacción?”
“En nombre de aquellos que sufren, en nombre de aquellos que se venden por un pedazo de pan maculado de lodo, en nombre de aquellos que en paralelo con los más inmundos animales, se ven forzados a disputarse un pasto vil en lo sumideros del crimen.”
“En nombre de las pobres mujeres a quienes se tarifa como carne de libertinaje en la conciencia de la prostitución, y a las que se da el nombre de “mujeres de placer”, porque al igual que en los réprobos del Dante, las lágrimas se han congelado en sus ojos y la rabia de su propio dolor les hace a veces reír lamentablemente.”
“En nombre de esas víctimas inocentes, con las que trafican la inmoralidad de matrimonio mercantilistas, y que vestidas de blanco y engalanadas de flores como las antiguas vírgenes, son conducidas al altar con el objeto de que un célibe por fuerza otorgue una irónica bendición sobre su suplicio, pues un honorable padre y una madre titulada virtuosa, la han condenado, por un puñado de oro, a la tortura que inventó Mecencio: soportar lo besos de un cadáver.”
“En nombre de los padres y madres cuyos hijos devora el Moloch social, en nombre de las mujeres cuyos corazones son devorados y que no se atreven a proferir su queja, en nombre de los niños a los cuales se tritura y cuyos cráneos son aplastados a fin de que carezcan de pensamiento y corazón.”
“¡Yo he vociferado, he llorado, y vosotros habéis reído! ¡Me he impuesto silencio, me he arrastrado a vuestros pies, y vosotros habéis pisoteado mi cabeza! ¿Qué es lo que soy? ¿Qué importa lo que me acontezca? ¿No he ofrendado mi vida por esa gente? ¿Y qué importa eso? Pero, agobiadme, encarceladme, calumniadme, llevad más lejos el ultraje, arrojadme cual, a un perro, un mendrugo de pan por debajo de la mesa. Lo aceptaré todo, menos vuestro pan. Que se me haga todo, a mí. Pero ¿Y el pueblo, que vais a hacer por el pueblo?
¡Ah!, hace mucho tiempo que lo adivine, el pueblo no debe esperar nada de vosotros. ¡La prosperidad os embriaga, la familiaridad con voluptuosidades y remordimientos os hace temer el tedioso contacto con las ideas serias, el pueblo os repugna y no le perdonáis el ser desgraciado y tener hambre!
¿No es verdad mis rechonchas financistas de arreboladas y redondas mejillas, de labios siempre relucientes por los vinos deliciosos recién bebidos, no es verdad que ese pueblo con sus ojos hundidos, su tez pálida, os resulta feo? ¿No es verdad, señoras prostituidas honradas, es decir ricas, puesto que, como es sabidos, estas dos palabras son sinónimas desde hace mucho tiempo, no es cierto bellas sirenas satinadas, doradas y ambarinas, que el pueblo huele mal y que produce náuseas con sus harapos?”
“¿Qué reclama él pues, y por qué se le permite entrar? Para él nada hay aquí. ¿Qué piden pan? Respondedle que no lo hay. Pero., lacayos, ¡Arrojad de aquí a esa gentuza y dad un terrón de azúcar a mi pobre lebrel enronquecido por ladrar contra ellos! ¿No es cierto, vosotros todos, los elegidos de la glotonería, de las bebidas, del lacayaje, vientres siempre repletos y siempre ávidos, henchidos de orgullo y rebosantes de infamia, no es verdad que ese pueblo es muy goloso y que semejantes bribones son demasiado audaces al pretender que tienen derecho a comer?”
“¿Acaso la tierra y todo lo que ella produce no nos pertenece?”
“¿Acaso no sois vosotros sus legítimos propietarios? ¿Acaso no sois absolutamente dueños de despilfarrar lo que os sobra cuando os encontráis ya hartos y de compartir vuestro lujo con vuestros perros antes que proveer a las necesidades de los pobres? ¡Que los pobres acudan a las sociedades de caridad! ¡Que acudan a lo hospicios de mendicantes, los mendigos! ¡Que se vayan al diablo, por último, si así les place! ¡En cuanto a nosotros, comamos, bebamos y prostituyámonos! Para eso tenemos dinero. ¡Sí, bebed, es la sangre del pueblo! ¡Sí, comed, es la carne del pueblo!… ¡Sí, prostituíos, con las entrañas del pueblo! Y cuando extenuados y hartos o durmáis repletos, será él, ese pueblo, el que despierte, hambriento y terrible.”
“¡Y cuando vosotros hayáis terminado, el empezará!”
“¡Sí, bebed! ¡Más tened cuidado! ¡También vosotros tenéis sangre en las venas!!¡Comed, pero tened temor! ¡Pues vuestra carne se está cebando cual conviene a la de las reses!!¡Prostituid, mas estremeceos de espanto! ¡Pues mujeres e hijos tenéis!”
“Yo he sido mujer, he sido madre, y la sociedad me ha destrozado el corazón. ¡Fui asesinada, porque protesté contra la infamia, y la sociedad me ha vejado al condenar penosamente cuyo a mi asesino!”
“En el presente no soy una mujer, no soy una madre ¡Soy tan solo la paria! !Pues bien, hermanos y hermanas! Cuando haya sucumbido en la guerra contra vuestros opresores, os legaré este libro, espantoso, para ellos, portador de esperanza y de consejos para vosotros… y ellos no se atreverán a condenarlo. Porque yo no os predico la rebelión. La rebelión, la sedición, es crimen de un puñado de revoltosos. Un pueblo no se rebela jamás, él se levanta cuando llega su hora, y no precisa que se lo digan.”
“Yo no ataco a la propiedad, como dicen. ¿Acaso podría, por ventura, alentar a los ladrones, yo, que los perseguiría hasta bajo el mato de los jueces? Yo no ataco a la moral; compruebo que nuestros pretendidos moralistas son los más inmorales de los hombres. Yo no ataco la religión; pues es en nombre suyo por lo que levanto la voz para denunciar el egoísmo y la mendacidad de sus ministros.”
“¡Yo escribo para que sepáis, para que comprendáis; grito para que me oigáis; mando adelante para mostraros el camino! Leedme pues, hermanas y hermanos; y si creéis en la abnegación de una hermana, seguidme.”
“Un hombre llevó su abnegación hasta la muerte, y el testamento que legara constituye el Evangelio.”
“Pues bien; yo quiero llevar a cabo lo que soñara sin duda la pecadora Magdalena, el pie de la cruz. Y quiero amar como Él amó. Y morir como Él murió, a fin de poder fecundar la viudez de Evangelio y transmitir una herencia para confundirla con la suya. ¡También yo preciso de un Calvario para proclamar desde allí, al morir, la emancipación de la mujer!”. (Flora Tristán, tomado del libro Introducción al Pensamiento Socialista de Néstor Kohan, pags. 151, 152. y 153, Editora Ocean Sur).
Lean a Flora, relean a Flora, estudien a Flora…para no dejarse engañar.
Flora Tristán sufrió su calvario para que hoy no se olvide lo que ya desde aquellos tiempos han hecho los mega-ricos con la mujer, cómo la curia conservadora ha convertido el cristianismo en un instrumento del patriarcado, cómo operaban y operan sus pastores mercantilizados, cómo pisotean su cuerpo y còmo han jugado y juegan los politiqueros con su vida y sus derechos esenciales.
Flora se sacrificó para la izquierda anticapitalista jamás olvide que socialismo sin emancipación de la mujer puede ser cualquier, incluso no pocas cosas buenas; pero de ninguna manera podría ser socialismo pleno, socialismo verdadero. (29-12-2020, Santo Domingo, RD).