Libardo García Gallego •  Opinión •  31/01/2018

Puntos programáticos de un candidato de izquierda al congreso de colombia (III)

Desde la izquierda vemos la sociedad del futuro organizada en una democracia total, igualitaria, pacífica, donde reina el bienestar general y la armonía entre clases amigas, solidarias, no antagónicas; es decir, una sociedad comunista: sin armas, sólo herramientas de trabajo, sin homicidios intencionales, sin corruptos, sin ladrones, donde las riquezas no están en poder de unos pocos individuos sino en poder de la sociedad y manejadas por la entidad que ésta determine, donde se garantiza racionalmente el disfrute de todos los derechos humanos. Somos utópicos imitadores de Tomás Moro, de los ideólogos de la Ilustración, de los socialistas utópicos, de Rousseau, Marx, Lenin, Mao, Ho Chi Ming, Fidel, el Che, Mandela, Mujica, entre muchos otros.

Confiamos en que si logramos que triunfe la fraternidad solidaria e incluyente sobre el egoísmo excluyente nuestra utopía podrá hacerse realidad. Claro que el proceso es largo, complicado y exigente, que es preciso cambiar la actual filosofía de la vida y generalizar una educación científica para poder conquistar este sueño sin armas, sin lucha física, sólo con el raciocinio inteligente. De modo que no se va a destruir la familia, no le van a entregar los hijos al Estado, no habrá esclavitud sino libertades, no se va a crear pobreza sino empleos y vida digna mediante la redistribución equitativa de los medios fundamentales de producción. Estas son algunas de las tergiversaciones que propaga la minoría ultraderechista, egoísta, explotadora y acaparadora de las riquezas pertenecientes a toda la sociedad.

En las entregas precedentes han sido enumerados los puntos más indispensables en Colombia en materia de trabajo y educación.

Veamos sobre salud y otros tópicos. La salud será de la mejor calidad para toda la población, por ahora gratuita para los sectores pobres y medianos y accesible para los demás. Precisamos de uno o varios laboratorios donde se fabriquen los medicamentos requeridos para atender la demanda nacional, no podemos seguir comprándolos a las multinacionales farmacéuticas, a altísimos costos y bajo el chantaje de las patentes y el acatamiento a los Tratados de libre comercio. Aquí hay científicos capacitados a quienes encomendarles esta misión, con la seguridad que la cumplirán en forma óptima.

En materia carcelaria, las actuales cárceles o escuelas de delincuencia sean sustituidas por centros de rehabilitación productiva, colonias penales donde los condenados paguen por sus delitos con trabajos forzados de diversa índole.

La moneda debe estar respaldada en el conjunto de la riqueza material del país y no en los lingotes de oro existentes en el Banco Emisor. Para ello ha de calcularse la magnitud de los yacimientos minerales (metales preciosos, coltán, hidrocarburos, etc), la biodiversidad faunística y florística, la calidad y extensión de la jungla y los bosques, la extensión y calidad de las áreas agrícolas y ganaderas, la cantidad y calidad de las aguas dulces y saladas, el potencial energético alternativo (solar, mareomotriz, eólico, geotérmico).

De inmediato se deben reducir las áreas agrícolas y ganaderas a las estrictamente necesarias, destinando el resto a forestación, recreación y otras actividades. Han de extenderse los pastizales de corte para disminuir las áreas de ramoneo del ganado.

Una vez estudiadas a fondo la edafología, la geología y la sísmica del territorio, fijar las áreas donde pueden establecerse urbanizaciones, ganaderías o cultivos específicos, donde puede permitirse minería no contaminante ni destructiva del medio ambiente sano. La planeación del uso del suelo es obligatoria y no meramente indicativa.

¡No al desarrollismo improvisado e irresponsable, sí al desarrollo sostenible y sustentable! Lo absurdo de esta consigna es que es imposible de aplicar en el marco de un estado capitalista, donde a una minoría de ambiciosos explotadores se le autoriza para acaparar riquezas ilimitadamente, sin importarles la vida de sus congéneres y mucho menos la conservación de la naturaleza.

Armenia, 29 de enero de 2018

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