Venezuela: No hay quien pueda con el pueblo de Hugo Chávez
Escribo esta nota desde las entrañas y con toda la parcialidad que el momento que vive el continente exige. Conmovido hasta el límite por la nueva demostración de sabiduría, valentía y entusiasmo que brindó al continente el pueblo bolivariano.
¿Qué no han hecho en estos últimos meses los enemigos de la paz para que este día venturoso no llegara nunca? ¿Qué no ha generado la maquinaria de muerte y terror de una oposición que hoy ha quedado aplastada por toneladas de votos para que usted doña y usted don, se quedara paralizado en su vivienda y no saliera a cumplir con el mandato histórico de derrotarlos?.
Apelaron a todo: a querer matar de hambre con el desabastecimiento, a que niños y ancianos padecieran la falta de medicamentos elementales, solo por poner al chavismo de rodillas. Mientras en los barrios y parroquias humildes de cada gran ciudad surgían colas (a veces de desespero) para conseguir leche, harina pan o papel de baño, ellos, los opulentos de siempre se jactaban que en sus barrios del Este todo les sobraba. ¡Criminales!
Cuando esa maldita guerra económica ya no les alcanzaba movilizaron todo ese dinero que les llega por millones desde Miami o los centros de poder occidental adversos a esa Revolución que quisieran ver enterrada, y generaron otro tipo de guarimbas, más letales, más destructivas, más inimaginables para cualquier persona con sentido común.
Quemaron vivos a sus propios vecinos, lincharon con horcas que rememoraban al Klan estadounidense, o a golpes de bate de béisbol. Asesinaron por doquier, y se “enorgullecieron” de hacerlo porque para ello tenían y tienen a los medios hegemónicos de su lado. ¡Criminales!
Hoy mismo, desesperados porque el pueblo no les responde destruyeron máquinas de votación y atentaron con explosivos, allí en pleno centro de esa plaza de Altamira que utilizan como santuario, a guardias nacionales bolivarianos. Su propuesta siempre es el terror y se sentían impunes hasta hace muy poco, cuando las Fuerzas Armadas Bolivarianas (a las que intentaron vanamente quebrar) ganó las calles para defender al pueblo.
A nivel de presión internacional, estos que hoy no saben como explicarles a sus amos qué es lo que ha ocurrido, también tuvieron un acompañamiento descomunal. No faltó nadie en el tren de la injerencia y la desestabilización. Desde Trump con sus sanciones económicas y nueva forma de bloqueo hasta las maniobras de Almagro, la OEA, Macri, Temer, Bachelet, Kuzinsky, Cartes, Rajoy, Felipe González y la madre que los parió. Todos y todas ellos se anotaron en la lista de los posibles “reconstructores” de la Venezuela destruida por los cachorros locales del ISIS. Se imaginaban Libia e Iraq, pero no se dieron cuenta que Venezuela se parece más a la victoriosa Siria de Bachar y el pueblo hecho ejército.
Por fin, arribaron a esta última semana, de bomba en bomba, de incendio en incendio, de amenaza internacional a discurso provocador. Pusieron todo lo que tenían y más, para que Caracas ardiera por los cuatro costados y que algunos Estados se fragmentaran en islotes “balcánicos” frente al gobierno “tiránico” de Maduro. La CNN bramaba de mentiras, “El País” españolazo convocaba, junto a Felipe González, a un golpe militar. ¡Patéticos!
Todo este derroche para que un pueblo no votara. Parece broma, cuando los que tanto se llenan de la palabra “democracia” se oponen ahora a que el soberano emita un sufragio. Lo que no harían (ya lo sabemos, por experiencia) si este pueblo harto de provocaciones decidieran tomar otros caminos de autodefensa!
Sin embargo, el famoso “Día D” de la MUD se fue postergando hora a hora, el paro general quedó chamuscado por falta de apoyo, las barricadas del miedo se redujeron a su barrios y tanto destruyeron que hasta sus propios alentadores (los vecinos que antes les abrían sus puertas para que cargaran gasolina en sus molotov) empezaron a regañarlos y a apartarse. Un fiasco esta “resistencia” que jamás debería haber osado apoderarse de esa sacrosanta palabra de nuestros pueblos de la Patria Grande.
Hasta que llegamos a este domingo de júbilo para la democracia participativa. La gente salió a votar desde las primeras horas, desbordó algunos centros como el Poliedro de Caracas, cruzó ríos y caminó por montes (como en Táchira) para evitar a los violentos, se fueron ayudando unos a otros, mano con mano, haciendo de la fraternidad un símbolo tal que los mercenarios del MUD jamás habrán de conocer. Esa sublime dignidad que no se forja en el poder del dinero, sino en lo que el Comandante Eterno Hugo Chávez tanto repetía: “amor con amor se paga”.
El voto se hizo masa, y la masa arrasó con toda la carroña que intentó insuflar el imperio y sus discípulos locales. Este domingo es de gloria. Solo basta ver la impotencia en los rostros de los “comunicadores” del sistema. Queda reafirmada la Revolución, el liderazgo de los de abajo, los poderes comunales, la fuerza indestructible de la unidad pueblo y ejército, el mandato de Nicolás Maduro y por sobre todo el legado de Hugo Chávez Frías. Todos estos elementos se combinaron para que las mujeres y hombres de Venezuela se sintieran más bolivarianos que nunca y se echaran la mochila al hombro para salir a votar. Vencedores, alegres y rebeldes, auténticos resistentes para imponer la paz, le guste a quien le guste.
A partir de mañana, comienza una nueva etapa, el enemigo planeará nuevas maldades pero está herido del ala, y los que hoy se jugaron el cuerpo para decirle presente a la Revolución, exigirán profundizarla, corregir los errores, eliminar las barreras burocráticas, eliminar a los corruptos. Querrán más socialismo. ¿Con todo lo hecho este domingo, quien se animará a decirles que esperen, que aún no es tiempo?