Paco Campos •  Opinión •  31/12/2018

Convicciones innecesarias

Deberíamos replantearnos con atino la necesidad de organizar nuestras creencias y deseos para liberarnos de convicciones que viven con nosotros desde tiempo inmemorial y que muchas veces nos llevan a ser dependientes de ellas hasta el punto de no tener argumentos para desdecirlas o cuestionarlas mínimamente. Preocupación ésta que advertí leyendo a Rorty en los Escritos Filosóficos 4, concretamente en un artículo de 2004 sobre la perspectiva pragmatista. Allí se dice que tenemos la convicción realista de la existencia necesaria de una autoridad no humana en la que los humanos centran su atención; al menos en occidente esto es de sentido común.

        ¿Es ese sentir de occidente necesario? Posiblemente no hemos necesitado pensar en la última palabra de algo, no hemos sentido curiosidad sobre si hay un límite en la capacidad de nuestras vidas, si, por ejemplo, vendría bien de vez en cuando liberarnos de esos demonios familiares que nos acucian desde la política, la moral o la religión; si tenemos que obedecer, incluso en nuestro fuero interno,  lo que consideramos deberes prima facie, algo tan impreciso que tiene la fuerza de la persuasión para hacernos dudar, también censurar, lo posiblemente, a todas luces, innecesario. Se trata de plantearnos la existencia de tal manera que no tengamos que recurrir a ningún tipo de catarsis. 


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