El entreguismo de Pedro Sánchez a Marruecos: traición al pueblo saharaui y a los valores democráticos
El respaldo del presidente legitima la ocupación y actuación marroquí.
Cuando el pragmatismo se impone a los Derechos Humanos.
Pedro Sánchez vuelve a mostrar su sumisión al régimen de Marruecos, como queda patente en sus recientes declaraciones, durante la Internacional Socialista celebrada en Rabat este mismo mes, elogiando a Mohamed VI y ofreciéndose a actuar como defensor de los intereses marroquíes en la Unión Europea. Estas palabras no solo son un insulto al pueblo saharaui, sino también a la historia de compromiso de España con los derechos humanos y el derecho internacional.
El giro político que inició Sánchez en marzo de 2022, respaldando la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, ha culminado ahora en una postura vergonzosa que lo coloca como un lobbista de Rabat en Bruselas. Todo esto ocurre tras el revés judicial del Tribunal General de la Unión Europea, que anuló acuerdos entre la UE y Marruecos por incluir recursos del Sáhara Occidental sin el consentimiento de su pueblo. En lugar de alinearse con esta sentencia y defender la legalidad internacional, el Gobierno español se dedica a socavarla en beneficio de un régimen que reprime la libertad de expresión y los derechos fundamentales. Una traición histórica al pueblo saharaui.
El Sáhara Occidental sigue siendo un territorio pendiente de descolonización, según Naciones Unidas. España, como antigua potencia colonizadora, tiene una responsabilidad histórica y moral con el pueblo saharaui. Sin embargo, la postura de Sánchez equivale a un abandono de estas obligaciones. Su respaldo a Marruecos no solo ignora las resoluciones internacionales, sino que también legitima la ocupación militar y las violaciones sistemáticas de derechos humanos contra los saharauis.
Mientras Sánchez elogia a Mohamed VI, miles de saharauis sobreviven en campamentos de refugiados en Argelia, soportando condiciones extremas y sin vislumbrar una solución justa a su lucha por la autodeterminación. El Gobierno español, lejos de liderar una respuesta solidaria, prefiere inclinarse ante los intereses económicos y geopolíticos de Marruecos.
Los cálculos políticos por encima de los principios
Es evidente que este entreguismo responde a cálculos políticos y económicos. Las relaciones comerciales con Marruecos, el control migratorio y los acuerdos en materia de energía son prioritarios para un Gobierno que ha decidido sacrificar los valores democráticos en aras del pragmatismo. Sin embargo, este enfoque no solo es inmoral, sino también miope. La historia ha demostrado que la paz y la estabilidad no pueden construirse sobre la base de la injusticia y la opresión.
El papel de España en la UE debería ser el de abanderar una política exterior basada en el respeto a los derechos humanos y el derecho internacional, no el de actuar como portavoz de un régimen que utiliza el chantaje migratorio y la represión como herramientas de poder.
Desde la izquierda, no podemos permanecer en silencio ante esta traición. Es necesario exigir un cambio radical en la política exterior española, que pase por el apoyo incondicional al derecho del pueblo saharaui a decidir su futuro. La defensa de la autodeterminación no es solo una cuestión de justicia, sino también de coherencia con los valores democráticos que España dice representar.
Hoy más que nunca, debemos alzar la voz en solidaridad con el pueblo saharaui y denunciar el papel de Pedro Sánchez como cómplice de la ocupación marroquí. España no puede seguir siendo cómplice de la opresión. Es hora de que nuestro país recupere la dignidad en su política exterior y se posicione del lado correcto de la historia.