FAO pondera patrimonio agrícola mundial en sistemas agroalimentarios
La importancia de valorar los métodos agrícolas probados y fiables, como los empleados en los Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (Sipam) para transformar los sistemas alimentarios, fue ponderada hoy por la FAO.
Un artículo publicado por ese organismo de ONU para la Alimentación y la Agricultura aborda la urgencia de cambios en el actual modo de producción agroalimentaria, hacia otro protector del medio ambiente, que potencie la seguridad alimentaria y la nutrición y eleve los ingresos de los agricultores y de otros actores en la cadena de valor.
La FAO muestra cómo en un decenio, desde el establecimiento del Sipam, dirigido a “designa agroecosistemas en los que las comunidades viven en íntima relación con sus territorios” estos sistemas agrícolas cambiantes “son resilientes y se basan en los conocimientos tradicionales y en valores culturales que no se pueden perder”.
Argumenta, asimismo, que la agrobiodiversidad y los paisajes de estos sitios son gestionados de forma sostenible por agricultores, pastores, pescadores y personas que dependen de los bosques, de modo que contribuyen también a sus medios de vida y a la seguridad alimentaria.
El organismo especializado de ONU detalló las ventajas del Sipam en los sistemas agroalimentarios de Ifugao, Filipinas; Península de Noto, Japón; Aohan, China; Cordillera de los Andes, Perú y Souf, Argelia.
Por ejemplo, el corredor Cusco-Puno, de 350 kilómetros de longitud en la cordillera andina del Perú, acoge a miles de agricultores indígenas quechuas y aymaras, quienes laboran la tierra con prácticas agrícolas tradicionales, conocimientos y ritos transmitidos por sus antepasados.
Las familias de la zona establecieron y mantienen terrazas, sistemas de riego locales y modos de producción agrícola adaptados a diferentes altitudes, señala el artículo de FAO.
El Sipam favoreció las “zonas de agrobiodiversidad” en todo el país para poner en valor la biodiversidad agrícola y reconocer a las comunidades campesinas e indígenas que conservan especies nativas y parientes silvestres del maíz, la papa, la quinua y los frijoles, entre otros cultivos.
Actualmente, con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el ente de ONU promueve en la nación sudamericana, como seguimiento al reconocimiento del Sipam, un proyecto de ayudar a las comunidades para preservar la agrobiodiversidad a través de la gestión sostenible, las oportunidades de comercialización y la conservación.
mem/smp