Carlos Aznárez •  Opinión •  25/09/2017

Venezuela Bolivariana abrazada por el mundo

No, Venezuela no está sola frente a todos los ataques que recibe de un conglomerado nacional e internacional de enemigos. La prueba de ello es el notorio éxito del Encuentro Mundial de Solidaridad que este pasado fin de semana congregó más de 200 delegados y delegadas de 60 países de casi todos los continentes. Avidos de información de primera mano sobre el destino del proceso revolucionario, quienes llegaron de lejos pudieron escuchar en la voz de la presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, Delcy Rodríguez, del canciller Jorge Arreaza y de Adán Chávez, expresiones de puro agradecimiento por la infinidad de acciones llevadas a cabo en el exterior en apoyo de lo que varios oradores caracterizaron como «punto fundamental de dignidad y resistencia». De esas adhesiones y de la necesidad de reforzar lo que ya existe as que surge la lógica consigna de que «Todos y todas somos Venezuela».
 
Después de un serie de intensos debates donde se caracterizó primero la etapa que vive el continente, en que el imperio y la derecha regional buscan quedarse con todo y para ello no se andan con sutilezas, la discusión se centró en buscar aumentar la solidaridad con Venezuela. A partir de esa definición es que se lanzaron decenas de propuestas para que de aquí en más las respuestas a las amenazas del presidente norteamericano Donald Trump sean respondidas desde diversos ángulos de ataque. Entre ellas, se definió como muy importante la necesidad de unir en un solo puño a todas las iniciativas llevadas a cabo hasta ahora en muchos países. En ese marco, toma fuerza la idea explicitada por el presidente Nicolás Maduro de ir delineando una gran marcha mundial por la paz y contra la violencia imperialista.
 
El plato fuerte del encuentro fue el conversatorio entre Maduro y Evo Morales, uno de los más leales y consecuentes timoneles de la solidaridad con el gobierno y pueblo venezolano. Para ello se utilizó el espacio televisivo que Maduro tiene todos los domingos para conectarse con su pueblo. 
En realidad, se trató de una charla entre amigos que comparten un mismo sueño y una práctica revolucionaria atravesada por la fuerza de la creatividad para enfrentar idénticos enemigos. Si a esto se le suman las intervenciones de varios de los invitados al Encuentro, aportando imágenes y contenidos del sostén militante al chavismo en otros países latinoamericanos, europeos, africanos y asiáticos, se puede tener una idea de la cantidad de elementos para levantar la propia autoestima que se llevarán de regreso los visitantes.
El mandatario venezolano, a diferencia de la ola derechista y retrógrada que invade el continente, reivindicó el legado de Chávez y Fidel, alentó la lucha por el socialismo, y no dudó en posar junto a Evo con una foto de Santiago Maldonado, desaparecido en manos de la Gendarmería argentina.
 
No pasó desapercibida las importantes delegaciones enviadas por Cuba y Bolivia al Encuentro. La primera encabezada por uno de «los cinco héroes», Fernando González, titular del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), y la boliviana, representada por campesinos, obreros, estudiantes e intelectuales, que en un número superior a 70 personas se constituyó en la más numerosa y bulliciosa.
 
Evo, en lengua sencilla y desbordante de sabiduría compartió recuerdos de cariño y admiración hacia el Comandante Hugo Chávez y reiteró sus advertencias a Trump y sus cómplices para que no siga con las amenazas a los pueblos del continente. Maduro por su parte, relató todo el camino recorrido en estos últimos meses en la idea de encontrar una salida dialogante a los planteos violentos y desaforados de la oposición. Una y otra vez insistió a sus adversarios que «no le mientan más al pueblo» y acepten que están manteniendo conversaciones en la República Dominicana. Completó esa ofensiva mostrando imágenes donde se pueden ver a los principales referentes de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), como Julio Borges, con aspecto sonriente y relajado, en charlas con la ex canciller Delcy Rodríguez y con su hermano Jorge, quien fuera designado por el Gobierno para llevar adelante una serie de acercamientos y discusiones con los líderes de la MUD.
 
También, el presidente venezolano dedicó una parte de su intervención en criticar a esa izquierda boba, mezquina y desubicada que minoritariamente le ha dado la espalda a la Revolución sin entender por donde pasa hoy la línea del frente contra el imperialismo y las oligarquías.
Este lunes, los visitantes podrán escuchar información de primera mano sobre la Defensa integral frente a los planes de la oposición interna y externa, en la voz del ministro de esa área, Padrino López, pero también mantendrán reuniones con la presidenta de la ANC, Delcy Rodríguez y visitarán los barrios donde el chavismo ha desarrollado sus mejores experiencias de poder popular. Allí palparán las lealtades incondicionales de los y las de abajo. De quienes, como diría el Che Guevara (quien será muy pronto homenajeado en Bolivia) son «destacamentos de vanguardia» en la guerra integral que aún queda por librar.
 
Esta reunión multitudinaria que ha convertido de hecho a Caracas como la capital de la solidaridad, además sirvió para que muchos de quienes llegaran desde los confines del planeta pudieran evidenciar en las calles de la capital venezolana que la paz ganada a pulso en aquellos turbulentos días de fin de julio se ha convertido en una satisfactoria realidad. Ni guarimbas, ni gritos histéricos y destemplados, ni rastros de las barbaridades provocadas por el fascismo opositor que llegó a asesinar a más de 120 ciudadanos y ciudadanas. Todo lo contrario, niños jugando en las plazas, familias paseando relajadas y por todos lados la sensación de victoria que significaron esos más de 8 millones de votos para apuntalar a una Asamblea Nacional Constituyente que sin dudas se ha convertido en un elemento estratégico para avanzar y profundizar la revolución.

 


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