Vecinos y ecologistas contra el proyecto de una planta de biometano en Albelda (Huesca)

El emplazamiento elegido está a 200 metros de varias casas habitadas, un lugar cercano a las redes de Gas Natural en las que se inyectaría el biometano producido, mientras que las granjas de cerdos del municipio de Tamarite (donde se generan los residuos ganaderos, entre otros procedentes de lodos de depuradoras, urbanos, fosas sépticas y mataderos, según el proyecto) llegarían en 7.000 camiones de gran tonelaje por vías pecuarias. Se trata de una zona de especial interés cultural, junto al Camino de Santiago, con presupuesto para su promoción por la Diputación Provincial de Huesca para el desarrollo del turismo familiar. Es, además, de una zona especialmente calurosa y seca en verano, con riesgos de explosión e incendio.

Se ha despertado una fuerte oposición al proyecto, con 400 personas firmando una alegación conjunta presentada al Ayuntamiento de Albelda y la constitución de la Plataforma de afectados por la planta industrial de biometano, que cuenta con el apoyo de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago y de Ecologistas en Acción Aragón.

La organización ecologista ha presentado sus alegaciones al INAGA, en la que inciden en una valoración singular, proyecto a proyecto, de las plantas de biometano que se proyectan en territorio aragonés con financiación de los fondos Next Generation dentro del Plan RePowerUE, así como “el efecto acumulativo de esta nueva forma de generación de energía en unas zonas que ya de por si están sometidas a la presión de la ganadería industrial”.

Ecologistas en Acción de Aragón deja claro que “apoya el tratamiento de residuos orgánicos provenientes de la agroganadería y la industria cárnica, tanto por su capacidad de mitigar la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), como la contaminación del suelo y de las masas de agua” y que “el biogás puede ser una alternativa para determinados usos agrícolas o industriales que requieran fuentes de alto contenido calórico o para uso doméstico”. Pero incide en que “la producción y consumo de biogás debiera contemplarse antes como interés social en la proximidad de las zonas de producción que como una actividad empresarial de alto rendimiento” y que “es aconsejable el uso preferente de la materia orgánica para compostaje y abono agrícola en tanto se trata de un proceso de escaso gasto energético y de economía circular”.

“Es preciso considerar que la metanización de restos orgánicos es un proceso complejo, costoso en tiempo y consumo energético que conlleva cierto riesgo de contaminación ambiental de aire, suelos y masas de agua. Por tanto, el control del proceso completo debiera ser exhaustivo y siempre bajo la tutela de las administraciones públicas”, inciden la organización ecologista en sus alegaciones. “Las instalaciones de gasificación deben adecuar su tamaño a la recepción de residuos de su entorno más próximo, ya que el problema de contaminación que se pretende resolver se vería agravado por el tráfico masivo de camiones y otras maquinarias” y reivindica que “las instalaciones de gasificación debieran producir beneficio en el entorno en el que se asientan, especialmente en el reparto de los beneficios económicos, aunque nunca lleguen a compensar los perjuicios como ruidos, olores o riesgo de explosión. Y de ninguna manera pueden actuar como impulsoras de nuevas instalaciones agroganaderas, ni siquiera en la zona en la que se puedan ubicar”.